16 de diciembre

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Él terminó una guerra con el corazón destrozado.

La paz, su mayor anhelo, parecía casi soñada.

Ella era más tormenta que paz, hecha de ese material inquebrantable con el que se destruyen las almas.

Él tan ciego, hecho para caer en mil batallas, tan de porcelana, tan desafortunado.

Cayó en la tormenta, la intranquilidad.

No era lo que estaba buscando pero lo difícil le resultaba tan seductor como el más oscuro de los misterios.

Ella tan inalcanzable, tan suya, parecía un ojo de huracán previsor de los desastres, pero tal vez no quería morir sin probar un trozo de calma.

Y él, tan entregado, eligió aprender a besar bajo la lluvia.

Anatomía de un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora