26 de julio

0 1 0
                                    

Hoy el payaso ha vestido el verde.

Le han hecho pensar que el color le sentaba bien solo para hacer reír a la gente.

La pantomima ha sido perfecta.

En el circo rozar el borde de la ridiculez elegantemente es una maniobra que merece respeto.

El público observa, ya no en silencio.

Si hacen demasiado alboroto los hombres de fuerza se encargan de mandarlos al banquillo.

De allí muy pocos regresan.

El espectáculo debe continuar sin contratiempos.

El verde cada día gusta un poco menos y el payaso sale a hacer su función con la sonrisa fingida, porque el miedo lo lleva en el alma.

El miedo de que un día muera entre aplausos y carcajadas.

El payaso no es más que un títere de otro títere, sucesivamente manejado por el dueño del circo, que hace crecer los estómagos jactanciosos de sus anfitriones.

El payaso sabe que ya tiene sustituto, que su función está cuidadosamente manipulada para que uno, con carácter más fuerte la replique y logre hipnotizar a los espectadores.

El cartel del frente lo han destrozado esta vez, ya el circo no es un lugar de igualdades.

Casi de forma obligatoria han sacado una bandera de colores por todo lo alto, pero no para celebrar la libertad sino para mantener entretenido al público, mientras una bandera de miseria se arraiga fuertemente a las raíces de la carpa.

Algunos piensan que el viejo circo debe marcharse, otros, que sus trucos están caducos.

Pero el circo nació para divertir a todos (o para entretener a la gente pobre mientras no notan sus carencias)

Nadie sabe cómo funciona un circo, nadie sabe en qué bolsillo termina la risa de un niño.

Todo está perfectamente coordinado para que con actos de magia desaparezcan las culpas.

Y, en un descuido de las eufóricas masas reaparece la horrible figura verde de un payaso, que, a oscuras y cumpliendo órdenes, arrebata sueños, los guarda en un baúl y los vende en el mercado negro al mejor de los circos, el del Norte.

El verde no le gusta a la gente, pero ahora entiendes su significado.

Amigo, tener un circo, es el mejor negocio de todos.

Anatomía de un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora