19 de junio

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Desde abajo te admiro y la esperanza de que vuelvas se esfuma con la rapidez de tu despedida.

¿Despedida?

No

Te fuiste sin decir adiós.

Y no lo entiendo ni lo entenderé nunca.

Porque ya no me cabe en el pecho este amor, ni en la mente tus recuerdos.

Porque la farsa de que no te extraño se me cayó de tanto esperar.

Te dieron un par de alas, sé que luces hermoso con ellas.

Sé que tu corazón y todo lo puro que hay en él lucirá aún más hermoso que tus vestiduras.

Y volaste, volaste alto, donde yo no alcanzo, donde no te veo.

El cielo es tu casa, ¡qué casa tan enorme!

Ahí podríamos jugar como lo hacíamos antes.

¿No me extrañas?

Seguro te aburres, aunque dice Mamá que bajas cada mañana a darme el beso de la suerte.

Eso lo explica todo.

Te prometo que te abrazaré de nuevo, mi esperanza nació para ese día.

Mis alas me llevarán tras tu rastro, aunque el cansancio me agote y ya ni siquiera me reconozcas.

Te prometo que iré, porque no puedo traerte de vuelta, porque los ángeles como tú merecen un lugar inalcanzable y eterno.

Anatomía de un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora