30 de mayo

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Hoy no voy a alardear sobre cuán profundo es el amor que profeso.

No hablaré de tantas cosas que guardo aquí cerquita, donde nadie ha podido verlas, excepto tú.

No voy a hablar, no quiero.

No deseo que te ahogues en muchas palabras inventadas cuando la única protagonista de esta historia es tu sonrisa y esa timidez infinita que me hace amar a profundidad tu ser.

Y ahora soy yo el que se ahoga y se pierde en su magia.

Eres hermosa mi niña, tan hermosa que la gente debería sentirse impotente al contemplarte, solo por no conservar tu alma.

No creo en vidas pasadas, pero imagino que salvé unas cuantas para poder coincidir en esta contigo.

Y con una viendo esa sonrisa a diario no necesito ir al cielo cuando muera.

Negociaría mis buenos momentos por especular de tu seguridad algún día, porque te creas tan solo la mitad de lo que eres, porque lleves mi amor y el tuyo como un amuleto a la guerra, porque seas consciente del poder que tienes en la gente.

Mi roca y mi debilidad eres.

Mi luz y mi oscuridad.

Mi musa.

Mi piedra preciosa.

Un diamante rojo.

Porque tu amor vale cada minuto de todas mis vidas.

Anatomía de un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora