el verano en que amé. (Conrad Fisher y tú)

Capitulo 18.

—¡T/N DESPIERTA!

Mire a mi madre con confusión y ella entró a mi habitación, se sorprendió de verme vestida y arreglada, casi ni había dormido desde la conversación con Conrad, se repitió en mi mente como un eco.

—¿Por qué gritas tan temprano madre? ¿Dormiste del lado incorrecto de la cama?

—Pensé que estabas dormida, lo siento mucho hija.

—¿Me necesitas para algo en particular?

—Sí, necesito que vayas al club y le traigas la diadema a belly, se le quedó en el salón donde estaban ensayando el baile, y ahora está entrando en pánico porque el baile es mañana y aún no está lista. Laurel tuvo que ir a comprarle una de repuesto pero no la quiere, Susannah intentó calmarla pero no pudo y yo no puedo irme porque en cualquier momento una de ellas se desmaya.

—Muchas palabras mamá, pero aún así te entendí, iré al club a buscar la diadema.

—Eres la salvadora de la cabeza de Belly... Gracias.

—Al menos espero un cheescake de oreo en recompensa—me burle.

—Te haré dos si vuelves pronto.

Extendí mi mano—Dame las llaves, voy a volar.

Mi madre me las entregó y corrí al auto, rezaba no toparme con las debutantes porque sería un problema.

Al llegar salude a Cameron, y él me indicó dónde estaban las cosas perdidas, para mi suerte encontré la bendita diadema de Belly, ahora estaría todo bien para su baile.

—Salvada por mi.

Le envié una foto de la diadema a mi madre para que supiera que la había encontrado y me agradeció, di una vuelta al club y vi a Jeremiah en su trabajo de salvavidas pero no vi al Conklin mayor.

—Seguramente está en la sala de póquer.

Volví a la entrada del lugar y me fui a la casa, entregué la bendita diadema y volví a salir porque me estaban estresando todas esas mujeres de un lado hacia el otro, me vine al parque de diversiones, mi cuerpo se movió solo al stand donde Conrad había ganado a la señora Ross para mi.

Compré un ticket e intente ganar un oso con lentes para regalárselo, sería algo justo ya que él me dio uno a mi.

—Demonios.

Gaste cuarenta dólares intentando ganar el maldito peluche pero lo conseguí.

—Se nota que querías ganar ese premio—dijo la chica del stand.

—Oh, sí es que hace años mi amigo me regaló un peluche y quería devolverle el favor, ya sabes, para estar iguales, además que después de este verano ya no nos veremos por la universidad.

—Es un buen gesto, espero que tú "amigo" lo aprecie.

No me perdí el hecho de que hizo las comillas en amigos pero lo ignoré.

—Muchas gracias, eres muy amable.

Dejé el parque de diversiones y volví a casa, camine a paso rápido a mi habitación y guarde el peluche en un pequeño bolso.

—Aquí voy.

Salí de mi habitación y entré a la de Conrad, no estaba segura de si estaba en casa pero al menos dejaría el peluche en su cama, golpee la puerta y como no obtuve respuesta entre de todos modos.

—Es muy limpio.

Dejé el bolso en la cama y le pegue una nota.

Me parecía justo que tuvieras uno así como yo, considéralo un gesto de un nuevo inicio, adiós :)