capitulo 16

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Aterrizamos en Londres la noche anterior, mi padre nos fue a buscar al aeropuerto y nos hospedabamos en su casa, había sido un lío total convencer a mi madre de que nos dejará venir, ella sabía que no tenía ganas de hacerlo pero aún así insistí porque mas que mal el hombre era mi padre y quería visitar la casa del señor Darcy en Derbyshire, la propiedad conocida como Mansión Chatsworth, eran casi tres horas de viaje entre Londres y el pueblito, y Conrad acepto la idea.

—Así que...—interrumpió mi padre—. Tu eres el novio de mi hija.

Estábamos almorzando, por ende toda su familia estaba aquí.

—Lo soy—respondió Conrad.

—¿Hace cuanto se conocen?—preguntó la esposa de mi padre, me voltee a mirarla con recelo.

—Me sorprende que mi padre no haya mencionado que Conrad es hijo de la mejor amiga de mi mamá, conozco a Conrad de toda la vida, y es literal, ¿no es así, papá? Tu debes recordar a Susannah, de cuando estabas con mi mamá.

—Supongo que olvidé mencionarlo, ¿Cómo llevas el duelo de tu madre?

—Ha sido difícil pero he tenido una buena red de apoyo y ahora que la casa es nuestra todo ha mejorado.

—Me alegro oírlo, aunque fue muy poco profesional de parte de tu tía cancelar la venta a último minuto—refutó.

—No había un contrato de compraventa ni mucho menos uno de promesa, la señora Julia tenía el derecho a cambiar de opinión, creo que lo sabes—defendí.

—Aún así, fue verbal.

—Ambos sabemos que si es tema de un documento solemne es necesario su escrituración ante un ente competente para obligar el cumplimiento de ambas partes, no hubo contrato por lo que tu no perdiste tu dinero y ella la vendió a otro que sí la usaría correctamente.

—Oye t/n, ¿como es Stanford?—cambió el tema mi hermano Theo.

Mis medios hermanos, Theo y Theresa, gemelos y cuatro años menores que yo, manteníamos el contacto por teléfono, y a ellos si los quería, a la que no soportaba era a su mamá, que siempre dejo en claro que aquí yo era la que sobraba, cuando era niña me excluía de todas las actividades que hacía con mis hermanos y mi papá, yo me quedaba con Teodora que renunció hace unos años porque le dio artrosis y no podía seguir siendo la niñera de mis hermanos, .

—Es genial—respondí sonriendo—. Es una universidad gigante, el campus es verde con muchos lugares para descansar y la residencia es increíble, mi compañera de cuarto es muy agradable también y pues, es divertido.

—¿Es muy pesada tu carga curricular?—siguió mi hermana.

—Mmm—pensé la respuesta, quería ser sincera—. En realidad no es tan diferente al resto de las carreras, creo que no me puedo quejar pero si leo bastante y las leyes son un poco complicadas, depende de que materia estén hablando.

—Y el—miraron a Conrad.—¿Qué estudia? ¿es algo igual de genial?

—Medicina—respondió.

—Y es igual de genial que derecho y Conrad el mejor—sonreí orgullosa—. Es inteligente y además ayuda a sus amigos a estudiar, ya quisiera yo tener su cerebro.

—Su hermana no se queda atrás—dijo de la misma manera—. Es una chica muy aplicada, y sus compañeros la adoran porque los ayuda en lo que puede.

—¿Oyeron eso gemelos?—habló la madre—. Tendremos un médico en la familia, podrá atendernos con descuento familiar algún día.

—Ellos lo harán—respondí—. El novio de su hermana es su cuñado y de mi padre es el yerno pero tuyo no es nada porque no eres nada mío, tu lo estableciste el primer momento que me conociste, y no habrán descuentos para nadie, yo se que tu no trabajas porque estás acostumbrada a hacer nada pero nadie regala su trabajo sea quien sea.

—T/n—advirtió mi padre.—No empieces.

—Hey t/n—llamó Conrad—. Recuerda que debemos llamar a jere y Belly, para avisarles que llegamos bien, además tu madre pidió que la llamarás apenas aterrizáramos, y no lo hicimos.

—Lo olvide, vamos a llamarlos y a comprar los dulces que quería Jeremiah.

—Es un hambriento, quizás podríamos ir a turistear un poco y comprarle las cosas, recuerdo que querías ver el Big Ben.

—¿Podemos ir con ustedes?—preguntó mi hermano—. Prometemos portarnos bien.

—Si tu madre acepta entonces creo que esta bien—le respondió Conrad.

—Pueden ir.

Mi padre asintió y nos dejó retirarnos de la casa, nos prestó el auto que no utilizaba, decidimos ir al museo británico, a Conrad le gustaba la historia y pues, soy una novia complaciente.

—Lady Jane Grey—dijo Theresa—. La reina que solo fue reina por nueve días.

—¿acaso mi hermanita es una amante de la historia?—pregunté riendo—. Me parece genial.

—A mi no—protestó su gemelo—. Ella me hace ver como el hermano tonto, ama la historia y yo la odio.

—Todos somos buenos en distintas cosas, Theo, si tu no eres bueno en historia debes ser bueno en otra cosa.

—Deportes y matemáticas.

—Ahí tienes, Theo.

—Nos estamos perdiendo el tour—dijo Theresa—. Vamos a quedarnos atras.

Conrad estaba un poco mas adelante tomando atención a lo que la guía decía, además que nos daban folletos ambientados con la época de el lugar que estuviéramos viendo, era genial y sé que Conrad los guardaría.

—No se alejen de mi lado gemelos.

Los puse delante mío y me aseguré de que no se alejarán demasiado, lo único bueno de venir a Londres es verlos a ellos, aunque debo admitir que antes les tenía recelo por crecer con un padre decente, y el que yo tengo no vale la pena, ellos son lo mejor que me dio y pues, ya no lo veo como un padre.

Le envié un mensaje a mi madre para preguntarle como estaba y al rato terminó el tour guiado, nos comimos un helado en una plaza cerca de la casa y pasado unas horas volvimos porque mi padre quería que cenáramos como una familia, me quise reír en su cara pero Conrad me contuvo, la idea que el tenía sobre la familia es retorcida, una hija a la que no veía ni tenía fotos de y una esposa que solo se fija en las apariencias.

—La cena mas incómoda de mi vida, Alexa quería tirarme el plato por la cabeza.

—Ella no te soporta y no intenta ocultarlo.

—Connie baby, ella sabe que este es su territorio, no mío, soy una extraña.

—Solo son dos semanas, ¿Qué más podría pasar?

—Muchas cosas Conrad.

el verano en que amé. (Conrad Fisher y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora