capitulo 13.

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Ibamos en carretera de vuelta a dejar a Belly en casa, Conrad despertó hace unos veinte minutos e iba jugando con el anillo en mi dedo, admito que cuando lo dejamos estaba dolida y me lo saqué, casi lo bote a la basura, aunque cambié de opinión al instante, de algún modo me hacía sentirlo cerca incluso cuando no nos hablábamos, el era mi infinito, incluso cuando no estaba ahí.

—Nunca te lo sacaste—susurró—. Lo conservaste después de todo.

—¿Por qué me lo quitaría? Me lo regalaste tú y cuando no te tuve a ti solo miraba el anillo en mi dedo.

—Pensé que lo tirarías al basurero ese día.

—Lo hice—admití—. Pero me arrepentí al instante y me sentí tan culpable que nunca más lo saque de mi dedo.

—No te hubiera culpado si no querías tenerlo nunca más.

—Conrad, nunca me hubiese deshecho de el anillo, es lo último real que me quedaba de ti cuando te fuiste, ahora tengo ambas cosas.

—Y ahora que ambos van a Stanford es mas difícil que se separen—dijo Belly levantando la vista de su libro.

—Belly, no deberías seguir leyendo, te vas a marear—advertí.

—Ella esta bien—respondió el Fisher menor.

—No sé si conoces mucho a tu novia pero hermanito, Belly se marea cuando lee libros en el auto, aún recuerdo el vómito en el auto de t/n del verano antepasado.

—Ni me lo recuerdes, perdón Bells pero fue asqueroso.

—¡Hey no sean malos! Fue un accidente, ya baje el libro para que no sigamos hablando de esto.

Conrad y yo reímos en la parte trasera aunque Belly estaba avergonzada.

—Joder, agregó una hora más de viaje—se quejó Jeremiah.

—Dios, ¿de verdad?—se quejó belly.

—¿Si salimos y buscamos otra salida secundaria?

—Estará peor, cuando la tormenta pase se despejará la carretera—respondió Conrad.

—Además, la estamos pasando genial, aunque no lo sé por ustedes—me burlé.

—¿Qué quieres hacer, belly?—preguntó su novio.

—Sí, ¿Qué quieres hacer Bells?—seguí.

—Tengo hambre, me estoy meando y no quiero ahogarme en este coche.

Woah, si que estaba de mal humor.

—Cambio mi voto, una Belly hambrienta es peor que una tormenta.

Me reí ante la estupidez de Conrad y apenas pudo, Jeremiah paro en un negocio abierto las 24 horas, belly y yo fuimos al baño en tanto los chicos compraban algo.

—Van a cerrar la autopista—dijo Jeremiah apenas nos subimos al auto.

—¿Qué haremos?—me voltee a Conrad—. No podremos llegar a mi casa a tiempo.

—El de la tienda nos ha dicho que hay un motel cerca de aquí donde podíamos quedarnos.

Me voltee a ver a Jeremiah.

—¿Un motel? ¿acaso tienen edad para ir a uno?—me burlé.

Llegamos al bendito motel y Conrad nos registró, el problema es que había una sola cama y éramos cuatro personas.

—Me niego a dormir de cucharita con alguien mas que Conrad—avisé.

—¡No seas mensa!—dijo Belly riendo.

el verano en que amé. (Conrad Fisher y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora