el verano en que amé. (Conrad Fisher y tú)

capitulo 11.

A la mañana siguiente el padre de los Fisher volvió a Boston para arreglar los temas con respecto a la casa de verano, los chicos estaban conversando con el, mi madre y yo estábamos en mi habitación, le diría sobre transferirme a Stanford, ya había dado el examen para trasladar mi progreso académico.

—Mamá, ahora que prometí ser honesta contigo hay algo que debo decirte.

Se volteó a mirarme.—¿Qué sería eso?

—Quiero cambiarme de universidad—respondí rápidamente.

—¿Qué has dicho? No te he entendido ni una palabra.

Respire profundamente antes de hablar.

—Mamá, quiero cambiarme a la universidad de Stanford en california.

—¿Por qué quieres hacer eso?—preguntó confundida—. Creí que te gustaba Princeton y Steven esta ahí, no estas sola.

—Mamá, el único motivo por el cual me quede en Princeton fue para poder estar mas cerca de ti y de todos después de que Susannah murió, quería cuidarte a ti y ayudar a Conrad, tu sabes que mi sueño siempre fue estudiar allá.

—¿Te quedaste por mi?

—Mamá, eres la persona mas importante que tengo en la vida, es obvio que iba querer apoyarte y estar contigo después de que Susannah murió.

—¿Sacrificaste tu sueño por mi? No debiste hacerlo.

—Mamá, no iba a dejarte sola y largarme lejos, quizás no lo notaste pero me necesitabas, y como tu hija que te ama decidí hacer esto, no por obligación, simplemente quise hacerlo, y no me arrepiento, pero ahora... Es diferente, antes del final de semestre solo por curiosidad y ver si lograba entrar di el examen de admisión para que se transfiriera mi récord académico y lo pase, logre entrar a Stanford.

Se quedó callada varios minutos y en mi mente pasaron millones de respuestas, en su mayoría negativas.

—¿Entonces que estás esperando? No necesitas mi aprobación para hacerlo, se que te cuidarás bien sola e iré a verte, no te librarás de mi tan fácil.

—¿Hablas en serio? ¿Puedo transferirme?—pregunté sorprendida.

—Claro que hablo en serio, me has demostrado que eres capaz de sacrificar tu vida por otros, ahora es el momento de que dejes de hacerlo, busca tu propio camino.

—¡Gracias mamá!—la abracé—. Y para que lo sepas, me han dado una beca, no tendré que pagar nada más que la residencia.

—Eso es genial.

—Iré a darles la noticia a los chicos

—Yo iré a ver a Laurel.

Asentí y baje a la cocina en donde estaban Jeremiah y Conrad.

—Oh, perdón. si están conversando vuelvo luego.

—No, quédate—me dijo Jeremiah—. Convence a este idiota que vaya a dar el examen final en Brown para que pueda transferirse a Stanford.

—¿Quieres transferirte a Stanford?—pregunté sonriendo.

—Es imposible que apruebe—respondió—. Esos exámenes son casi imposibles llevando todo bien, imagina darlos ahora.

—Hay esperanza—respondió su hermano.

—Pasaremos la noche estudiando, te ayudaremos a repasar—le dije.

—No pasa nada, puedes hacerlo—apoyo su hermano.

—No me miren así.

—¿Así como?—preguntamos Jere y yo.