𝔼𝕝 𝕥𝕣𝕒𝕥𝕠 𝕔𝕠𝕟 𝕝𝕠𝕤 𝕘𝕖𝕞𝕖𝕝𝕠𝕤 𝕎𝕖𝕒𝕤𝕝𝕖𝕪

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~𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐇𝐞𝐚𝐯𝐞𝐧~

En la torre de Griffindor nadie pudo dormir aquella noche.

Sabíamos que el castillo estaba volviendo a ser rastreado y todo el colegio permanecimos despiertos en la sala común.

La profesora McGonagall volvió al amanecer para decir que se había vuelto a escapar.

Por cualquier sitio por el que pasará al día siguiente encontraba mediadas de seguridad más rigurosas.

El profesor Flitwick instruía a las puertas principales para que reconocieran una foto de Sirius Black.

Flich iba por los pasillos, tapándolo todo con tablas, desde las pequeñas grietas de las paredes hasta las ratoneras.

Sir Cadogan fue despedido.

Lo devolvieron al solitario descansillo del piso séptimo y lo remplazó la señora gorda.

Había sido restaurada magistralmente, pero continuaba muy nerviosa y accedió a regresar a su trabajo sólo si contaba con protección.

Contrataron un grupo de hoscos troles de seguridad para protegerla.

Recorrían el pasillo formando un grupo amenazador, hablando entre gruñidos y comprobando el tamaño de sus porras.

Ronald se convirtió de repente en una celebridad, al igual que Parvati.

Por primera vez, la gente le prestaba más atención a Ronald que a Hanna y a Harry, y era evidente que a él le complacía.

Aunque seguía asustado por lo de aquella noche, le encantaba
contarle a todo el mundo los pormenores de lo ocurrido.

-Estaba dormido y oí rasgar las cortinas, pero creí que ocurría en un sueño. Entonces sentí una corriente... Me desperté y vi que una de las cortinas de mi cama estaba caída... Me di la vuelta y lo vi ante mí, como un esqueleto, con toneladas de pelo muy sucio... empuñando un cuchillo largo y tremendo, debía de medir treinta
centímetros, me miraba, lo miré, entonces grité y salió huyendo.-Contaba en voz muy alta, como si quiera que lo escúchase y le preguntara sobre el tema.

Ya había oído tantas veces esa versión y la de Parvati que incluso ya me lo sabía de memoria.

No comprendía por que Black se había ido.

Black había demostrado doce años antes que no le importaba matar a personas inocentes, y en aquella ocasión se enfrentaba a seis chicas indefensas, cuatro de las tales estaban dormidas.

No le hubiera costado nada habernos matado, tampoco le hubiera costado matar a Harry y al resto de sus compañeros de cuarto, pero decidió huir.

Suponía que se debía a que quizás Black se dio cuenta que con el gritó de Ronald y que si Parvati gritaba nos despertarían a los demás y le iba a costar salir del castillo.

Habría tenido que matar a todo el colegio para salir a través del retrato y entonces se habría encontrado con los profesores.

No le había vuelto a dirigir la palabra a mis hermano, Ronald y a Hermione, hasta que un día esta última se acercó a mí cuando me encontraba haciendo los deberes.

-Heaven...-dijo la chica con lágrimas en los ojos.

-¿Te encuentras bien?-Le pregunté mirándola con preocupación.

-Sí...-Asintió con la cabeza.-No, no. Yo lo siento tanto, no teníamos ningún derecho para ocultarte algo como aquello, tenias derecho a saberlo. Pero como Harry dijo que era mejor no contarte y Hanna se mostró a favor, supuse que era lo que debía hacer, pero ahora se que estuvo mal, debí decirte.-Contó con voz débil.-Y me siento muy culpable porque tú fuiste la única que creyó que Crookshanks no se comió a Scabber y cuando pasó lo de sus regalos de navidad no me dejaste de hablar por mucho tiempo a diferencia de los demás. Lo siento tanto, Heaven...-

𝓗𝓮𝓪𝓿𝓮𝓷 𝓟𝓸𝓽𝓽𝓮𝓻 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora