ℂ𝕒𝕝𝕝𝕖𝕛ó𝕟 𝔻𝕚𝕒𝕘𝕠𝕟

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~𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐇𝐞𝐚𝐯𝐞𝐧~

Me desperté temprano aquella mañana.

Aunque sabía que ya era de día, mantenía los ojos muy cerrados.

Ha sido un sueño. Soñé que un gigante llamado Hagrid vino a decirnos a mis hermanos y a mí que vamos a ir a un colegio de magia. Cuando abra los ojos estaré en casa, en mi alacena.

Se produjo un súbito golpeteo.

Y esa es tía Petunia llamando a la puerta

Sentía mi corazón abrumado.

Pero todavía no abría los ojos.

Había sido un sueño tan bonito...

TOC. TOC. TOC.

—Esta bien. Ya me levanto.—resongué.

Escuché a Hannah y a Harry balbucear varias cosas a las que sólo entendí «voy».

Nos incorporamos y se nos cayó un pesado abrigo negro.

La cabaña estaba iluminada por el sol, la tormenta había pasado, Hagrid estaba dormido en el sofá y había una lechuza golpeando con su pata en la ventana, con un periódico en el pico.

Me puse de pie, tan feliz como si un gran globo se expandiera en mi interior.

Fui directamente a la ventana y la abrí.

La lechuza bajó en picado y dejó el periódico sobre Hagrid, que no se despertó.

Entonces la lechuza se posó en el suelo y comenzó a atacar el abrigo de Hagrid.

—No hagas eso.—

Traté de apartar a la lechuza, pero ésta cerró el pico amenazadoramente y continuó atacando el abrigo.

—Tú no sabes tratar con los animales, Lyra, dejá que yo me haga cargo de tan bonita críatu... ¡AY!—Apartó su mano rápidamente, sobándose el dedo medio, mirando a la lechuza con rencor.

La lechuza acababa de morder a Hannah cuando ella intentó agarrarla.

—¡Hagrid! —dijo Harry en voz alta—. Aquí hay una lechuza…—

—Pagalé —gruñó Hagrid desde el sofá.

—¿Qué?—

—Quiere que le paguen por traer el periódico. Busquen en los bolsillos.—

El abrigo de Hagrid parecía hecho de bolsillos, con contenidos de todo tipo: manojos de llaves, proyectiles de metal, bombones de menta, saquitos de té…

Finalmente saqué un puñado de monedas de aspecto extraño.

—Dale cinco knuts —dijo
soñoliento Hagrid.

—¿Knuts?—Le pregunté, inspeccionando las monedas.

—Esas pequeñas de bronce.—

Conté las cinco monedas y la lechuza extendió la pata, para que pudiera meter las monedas en una bolsita de cuero que llevaba atada.

Y salió volando por la ventana abierta.

Hagrid bostezó con fuerza, se sentó y se desperezó.

—Es mejor que nos demos prisa, chicos. Tenemos muchas cosas que hacer hoy. Debemos ir a Londres a comprar todas las cosas del colegio.—

Estaba dando la vuelta a las monedas mágicas y observándolas.

Acababa de pensar en algo que
me hizo sentir que el globo de felicidad en mi interior acababa de pincharse.

𝓗𝓮𝓪𝓿𝓮𝓷 𝓟𝓸𝓽𝓽𝓮𝓻 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora