𝕃𝕒 𝕃𝕠𝕔𝕦𝕣𝕒 𝔻𝕖𝕝 𝕊𝕖ñ𝕠𝕣 ℂ𝕣𝕠𝕦𝕔𝕙

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~𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐇𝐞𝐚𝐯𝐞𝐧~

El domingo después de desayunar, los cinco fuimos a la lechucería para enviar una carta a Percy, preguntándole, como Sirius nos había sugerido, si había visto a Crouch recientemente.

Utilizamos a Hedwig, porque hacia tiempo que Harry no le encomendaba ninguna misión.

Después de observarla perderse de vista desde las ventanas de la lechucería, bajamos a las cocinas para entregar a Dobby sus calcetines nuevos.

Los elfos domésticos nos dispensaron una cálida acogida, haciendo reverencias y apresurándose a prepararnos un té.

Dobby se emocionó con el regalo.

—¡Harry y Hannah  Potter son demasiado buenos con Dobby! —chilló, secándose las lágrimas de sus enormes ojos.

—Nos salvaste la vida con esas plantas, Dobby, de verdad —dijo Hannah.

—¿No hay más pastelitos de nata y chocolate? —preguntó Ronald, paseando la vista por los elfos domésticos, que no paraban de sonreír ni de hacer reverencias.

—¿Ó alguna tarde de zarzamora o de mora azul...?—dije yo, mirándolos con una sonrisa.

—¡Acaban de desayunar!—dijo Hermione enfadada, pero entre seis elfos ya nos habían llevado dos enorme bandejas de plata llena de pastelitos y tartitas de zarzamora y mora azul.

—Deberíamos pedir algo de comida para mandarle a Hocicos —murmuró Harry.

—Buena idea —dijo Ronald—. Hay que darle a Pig un poco de trabajo.—

—¿No podrían proporcionarnos algo de comida?—pregunte a los elfos que había alrededor, y ellos se inclinaron encantados y se apresuraron a llevarnos más.

—¿Dónde está Winky, Dobby?—quiso saber Hermione, que había estado buscándola con la mirada.

—Winky está junto al fuego, señorita—repuso Dobby en voz baja, abatiendo un poco las orejas.

—¡Dios mío!—

También mire hacia la chimenea.

Winky estaba sentada en el mismo taburete que la última vez, pero se hallaba tan sucia que se confundía con los ladrillos ennegrecidos por el humo que tenía detrás.

La ropa que llevaba puesta estaba andrajosa y sin lavar.

Sostenía en las manos una botella de cerveza de mantequilla y se balanceaba ligeramente sobre el taburete, contemplando el fuego.

Mientras la mirabamos, hipó muy fuerte.

—Winky se toma ahora seis botellas al día —nos susurró Dobby.

—Bueno, no es una bebida muy fuerte.—comentó Harry.

Pero Dobby negó con la cabeza.

—Para una elfina doméstica sí que lo es, señor —repuso.

Ella volvió a hipar.

Los elfos que les habían llevado los pastelitos le dirigieron miradas reprobatorias mientras volvían al trabajo.

—Winky está triste, Harry y Hannah Potter —dijo Dobby apenado—. Quiere volver a su casa. Piensa que el señor Crouch sigue siendo su amo, señor, y nada de lo que Dobby le diga conseguirá persuadirla de que ahora su amo es Dumbledore.—

Me encontraría igual que ella si Dumbledore fuera mi amo

Tuve una idea brillante.

—Eh, Winky—La llamé, yendo hacía ella e inclinandome para hablarle—, ¿tienes alguna idea de lo que le pasa al señor Crouch? Porque ha dejado de asistir al Torneo de los tres magos.—

𝓗𝓮𝓪𝓿𝓮𝓷 𝓟𝓸𝓽𝓽𝓮𝓻 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora