La niña nacerá en el minuto
en que las constelaciones de Draco y Lyra en el cielo estarán, pero junto a ellos la marca tenebrosa aparecerá, a la niña dos destinos la esperarán.
Uno junto al dragón que la cuidara, su eterno amor y su lealtad le dará...
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El tercer año concluyó, fue un año con algunas sorpresas, la primera Heaven, Hanna y Harry no estaban solos tenían un padrino Sirius Black el mejor amigo de sus difuntos padres.
La segunda Heaven era una banshee, gracias a una maldición heredada.
Ni la emoción de un mundial de quidditch tan febril de entusiasmo, ni un torneo que se realizará en Howgarts donde dos escuelas de Europa también participaran, no son suficiente para hacer sentir bien a Heaven, el tormento que sentía era mayor.
Heaven ya había manifestado una y la peor de las habilidades de una banshee, había comunicado la muerte.
La culpa y la intranquilidad no la dejaban tranquila y estos sentimientos aumentaron cuando regreso a Howgarts.
Una reportera entrometida, un profesor que para Heaven era sospechoso, un torneo peligroso en Howgarts, un platinado que aún no lograba entender.
Heaven quería seguir haciéndose la ciega sobre sus sentimientos, confundir sus emociones y sentimientos por otros, fingir que ninguno de los dos besos sucedió y Draco...
El dragón tenía más que claro lo que sentía por ella y si en tercer año le hecho ganas sin aún tener en claro lo que sentía por ella, ahora, en su cuarto año, no la iba dejar escapar.
Pero ni las insinuaciones y coqueteos de Draco fueron suficientes para mejorar el ánimo de Heaven.
La pelirroja tenía que hacerse responsable de las acciones que había tomado, tenía que lidiar con ser la Dalia negra que liberó a Pettigrew y tenía que lidiar con el caos que se avecinaba.
