Sentimientos confusos
El príncipe heredero se hizo camino entre la multitud que había en su boda, para llegar hasta la bonita pareja que estaba bailando o cortejándose digamos. Él no había tardado en escuchar los rumores de una futura alianza entre ellos dos. La princesa Rhaenyra Targaryen y Ser Laenor Velaryon, hijo de la Serpiente Marina y futuro Señor de las Mareas. Se llevaban bien y a menudo pasaban tiempo juntos cuando se veían de vez en cuando, aunque existían rumores de que Ser Laenor tenía tendencias de estar con ambos géneros y que le gustaba las doncellas y jóvenes caballeros por igual.
—Discúlpame, ¿podría prestarme a la princesa Rhaenyra un momento?—dijo Daemon. Haciendo que el joven Velaryon se despidiese algo rápido de la rincesa y se fuera a otro lugar a bailar.—¿Ahora Laenor Velaryon es tu tipo?—preguntó en Alto Valyrio.
—Tal vez.—respondió la princesa mientras miraba a su tío.—No creo que eso sea asunto tuyo, tío Daemon, después de todo Laenor es un buen hombre.
—Seguramente, no creo que sea tan hombre como yo cuando tenemos nuestros viajes a Rocadragón. Me dijeron que le gusta de todo.—refiriéndose a su atracción a ambos géneros.
—No lo dudo, ¿por qué no estás con la que será tu esposa? Ella será la madre de hijos tuyos y reina consorte.—comentó Rhaenyra, aún siguiendo hablando en Alto Valyrio.
—Tú podrías tomar su lugar perfectamente, podría llevarte ahora mismo a Rocadragón y convertirte en mi esposa como una vez hicieron los Conquistadores.—se acercó a Rhaenyra, Daemon estaba ya bastante intoxicado pero no se le notaba tanto. Miraba a Rhaenyra, su dulce y adorada sobrina, era preciosa la niña.—¿Tú lo querrías, no?
La ingenua Rhaenyra quien había sido recipiente de toda la atención y amor del príncipe Daemon Targaryen, ella veía eso como amor y atracción, pero Daemon solo lo veía como una oportunidad para molestar al hombre que más odiaba y a su primogénita. Él ya estaba lo suficientemente borracho como para cometer tal deshonor a su casa y familia, estaba siendo consumido por el odio que sentía y este sentimiento extraño que aparecía en él cada que veía a Alana hablar con otro hombre que no fuera él mismo. De un momento a otro desaparecieron de la Sala Principal y no fueron vistos el resto de la noche, hasta la mañana siguiente.
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—Puedo creer que será una gran felicidad para ti que tu sueño de la infancia se haya cumplido, Ser Jaime.—comentó Alana, parada al lado de él. En una de las columnas de la Sala.
—Pues claro, es un honor que el rey haya llamado a mis servicios. Y esperemos que un día al tuyo, la futura reina consorte. No suena nada mal, Alana.—dijo él, haciendo algo de énfasis en lo de reina consorte.—Eres la opción perfecta para ello.
—Gracias, Jaime.
Daño al último trago de su copa, mientras la dejaba en la mesa cercana. Todos los invitados estaban bailando, comiendo, cantando y pasándosela tan bien. Además de disfrutar del evento social e intentar levantar el estatus de su Casa, los que hablaban de negocios estaban más alejados de la pista de baile y luego estaban los que bailaban despreocupadamente. Viviendo en el momento y ya está. Como quisiera Alana poder ser uno de ellos, porque de ahora en adelante nada en su vida sería tan fácil.
Desde que decidió ir en contra de su padre, casarse con Daemon y eso, no estar del lado de Otto Hightower. Había tenido suficiente de su actitud que tanto le asqueaba, ya que se dio cuenta de la horrible persona que realmente era por dentro y fuera. Al principio era un buen padre, que le enseñaba sobre cosas y la consentía como todo padre debería de hacer. Alana no notaba el comportamiento tan diferente que tenía entre ella y el resto de sus hermanos hasta que Alicent nació. Siempre decía "No tiene los ojos tan bonitos como los de Alana." "Hasta Alana lo sabe, y se supone que eres mi primer hijo". Estos comentarios, que ella no le daba importancia pero ahora se daba cuenta de cómo realmente afectaba ese favoritismo a su entorno.
Él nunca hubiera aprobado de lo que ella y Jaime tenían, nunca y hubiera hecho todo lo posible por separarlos lo máximo. Tenía otros planes para ella, casarla con alguno de la Casa Targaryen y así obtener más poder. Eso era su único deseo.
Y Jaime podría interrumpir eso.—¿Podréis seguir juntos?—preguntó Alana mirando a donde fuera excepto a Jaime.
—Yo quiero, sabes que siempre la amare hasta el fin de mis días y será lo que ella decida pero yo estarse aquí con los brazos abiertos.—contestó Jaime Lannister.
—Creo que ella continuará y también te amará.
Como querría abrazarlo, mirarlo durante horas y estar junto a él pero ahora ya sería difícil. Los dos tenían tareas asignadas y el deber que le tenían a cada cosa en su vida. Alana debía estar con Daemon y Jaime debía dedicar su vida a la Guardia Real. No tenían sitio para el otro, aunque sus corazones llamasen al nombre del otro.
—Ella te ama, tenlo por seguro.—dijo Alana a Jaime, mientras se alejaba a otro lugar. Dándose la vuelta para apreciar su rostro ensoñador.
Y sonreírle.|•••|
Era medianoche y el evento había acabado. Todos se fueron a sus dormitorio para descansar para el día de la verdadera boda, en la que habría ceremonia y banquete de bodas. Alana estaba en el balcón de los aposentos del Príncipe Heredero y su Princesa Consorte, eran preciosos. Y la vista parcial al mar y la otra a la ciudad de noche era otro punto a favor. Esto sería su vida de ahora en adelante, debía colaborar con Daemon para destruir a su padre y todos los traidores de paso.
Su pensamientos fueron interrumpidos en cuanto las puertas se abrieron y un Daemon borracho se hizo aparecer y caer al suelo casi inconsciente.
—¿Dónde en los Siete Infiernos estabas, Daemon? Todo el mundo preguntaba por ti y nadie te encontraba, tuve que hacer alguna de excusa de que no te encontrabas bien y fuiste a descansar antes.—dijo Alana, sosteniéndolo en su regazo. Estaba ardiendo, tal vez tenía fiebre o algo.
—Alana, ¿porqué me haces sentir estas cosas tan extrañas?
—¿De qué estás hablando Daemon?—inquirió ella, mientras Daemon soltaba palabras incoherentes y sin sentido.
Cuando Alana se iba a levantar tras observarlo durante unos minutos para llamar al Gran Maestre para que le preparara algo que bajara su fiebre, Daemon tomó con fuerza su mano, no queriendo dejarla ir y aún murmurando algo que no lograba escuchar. Aunque sí salió un
"No te vayas de mi lado, por favor"Lo ayudó a acostarse en su lado de la cama y se sentó a su lado, acariciando su pelo hasta que cayera profundamente dormido. No se atrevía a interrumpir la paz que veía en el dragón caótico que rara vez se encontraba así.
En un estado vulnerable."Daemon quería a Alana, aunque aún no lo sabía por confundirlo con compasión y su historial de odio. Él la amaría como a ninguna otra mujer en los Siete Reinos."
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𝐇𝐀𝐓𝐄𝐑𝐒-daemon targaryen fanfiction
Fanfiction𝐀𝐋𝐀𝐍𝐀 𝐇𝐈𝐆𝐇𝐓𝐎𝐖𝐄𝐑 ||| ʜᴏᴛᴅ ғᴀɴғɪᴄ ❝ La vida de Lady Alana Hightower y el Príncipe Daemon Targaryen cambió completamente cuando fueron obligados a casarse por órdenes del rey.❞ 𝐝𝐚𝐞𝐦𝐨𝐧 𝐭𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧 𝐱 𝐨𝐜 ᴇɴᴇᴍɪᴇs ᴛᴏ ʟᴏᴠᴇʀs ᴛʀᴏ...