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La tormenta que se avecina

notas:
Para estos capítulos que se vienen antes de escribir la boda actual entre Alerie y Aegon, quería profundizar entre los hijos de Daemon y Alana(los cuales no son pocos) y como a pesar de llevarse mejor con alguno, nunca dudarían de defenderse entre sí cuando eran amenazados.

everyone's perspective

La joven princesa Alerie Targaryen se encontraba bordando en los jardines, en un banco cerca de la fuente y rodeada de flores. Uno de los pocos lugares que encontraba paz y tranquilidad estos días tan ajetreados y estresantes. Aunque ella ya supiera que en algún momento se tendría que casar con ese príncipe, no lo hizo mucho más fácil. Especialmente cuando varios rumores llegaban a sus oídos y lo hacía despreciarlo aún más. Sin embargo, ella aprendió a aceptar que no tenía voz ni opinión en el asunto. Era una orden directa del rey y la palabra del rey no se cuestionaba, ya que ni su padre lo pudo hacer cambiar de posición frente al compromiso y ahora casamiento. Contaba con sus dedos los pocos días de libertad que poseería, los pocos días en los que aún estaría permitida ser una niña, un princesa que soñaba con su príncipe azul. Ya que en cuanto recitase los votos matrimoniales en Pozo Dragón, ella era suya y él suyo. Ni uno se querían pero serían forzados a ello.

Llevaba un vestido rojo hoy, uno de sus favoritos, conjuntado con varias joyas de perlas y una diadema en su cabeza.

Este pañuelo se lo iba a dar a su madre, la princesa consorte Alana Hightower. Veía que en sus ojos siempre estaba mezclada entre la tristeza y culpabilidad. Si ella tan solo supiera que no la culpaba en ninguna manera, sino que la quería más que nunca. Alerie siempre fue una niña de mamá, le encantaba pasar tiempo con ella y odiaba que estuviera triste por su situación.

De la nada vio a Ser James Lannister venir en su dirección, venía solo y sin si madre. Por lo que la extraño, no había lugar que no fuera sin su madre. Era su espada juramentada y mejores amigos de la infancia le dijo su madre.

—Ser Jaime, me sorprende verlo aquí sin mi madre.—confiesa la princesa, sonriéndole.

—Bueno, aunque no lo crea, tengo tiempo libre y su madre está con el príncipe Daemon. Están en una reunión del Consejo y no requerían mi presencia.—explica el guardia.—Pero eso no explica porque está aquí usted sola cuando hay personas buscándola como loca por la Fortaleza Roja.

—¿Más preparativos de la boda? Si acabo de terminar con el vestido.—murmura agotada, siendo eso visto por el guardia.

—Será nuestro secreto, no le diré a nadie que se encuentra aquí, su alteza.

—Se lo agradeceré Ser James.—puso a lado su bordado, el cual iba a consistir en una rosa, la flor favorita de su madre y ella misma.

—Ese es un bordado muy bonito.

—Es para mi madre, últimamente la veo triste por mi culpa y quiero hacerla feliz.—confiesa la princesa con algo de pesar, Ser James era como un segundo padre para ella y sabía que podía confiar completamente en él. Era uno de los pocos hombres buenos que quedaban en este mundo.

—Su alteza, su madre no está triste por su culpa, eres la última persona que tendría la culpa en este asunto de adultos.—le dice mientras ve la culpa reflejada por todo su rostro.—Ella quisiera que usted fuera feliz.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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