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El Festival
"El León de la Roca Casterly"

"Estamos enamorados de la
imposibilidad de nosotros."

Tengo entendido que estos tres días serán los del Festival en Desembarco, ¿no?—preguntó Alana a su dama de compañía preferida, Ingrid.

—Si, su alteza.

—Yo creo que nos la pasaremos muy bien.

Ingrid era una de sus damas de compañía que más tiempo conocía, la tenía a su lado desde que estuvo en Antigua y ahora que se había mudado prácticamente a Desembarco del Rey. Podría decir que confiaba mucho en ella, era una buena persona que no se merecía nada malo del mundo.
La estaba ayudando a recoger su cabello en un peinado bonito para la ocasión mientras Alana se ponía los pendientes que eligió, eran unos que le regaló Daemon por su boda. Lo dejó ahí a su lado al amanecer y pues decidió usarlos hoy.

—¿Son preciosos, no?

—Efectivamente, son rubíes, ¿son un regalo del príncipe Daemon, su alteza?

—Así es, son los que me pondré hoy.

En aquel momento alguien tocó la puerta, Ingrid salió a ver de quién se trataba y me informó de que era Ser James Lannister de la Guardia Real. Quien debía hablar con ella sobre un asunto importante, respondí "Déjalo pasar y te puedes ir Ingrid. Puedas informar al príncipe Daemon de que enseguida iré al carruaje." Él entraba a mis aposentos con una sonrisa ladina cuando mi dama de compañía se fue y me abrazó por la espalda.

—¿Por qué estás tan sonriente, Jaime?—pregunté intrigada. Me estaba intentando poner los pendientes obsequiados por Daemon, aunque cierto guardia real en lo estaba impidiendo al hacerme cosquillas.—Jaime para por favor.

—Y esa es la sonrisa que tanto adoro, tengo grandes noticias que decirte.

—¿Oh, cuales podrían ser para que tú estés tan contento de buenas mañanas?

Fijé mi mirada y atención a él de inmediato, hice contacto visual con sus preciosos ojos de un color verdoso y café que tanto me acostumbré a admirar estos últimos años. Y a los que acostumbré tener a mi lado si necesitaba compañía. Que tristemente, era muy a menudo.

—Me han nombrado como tu espada juramentada  hace unos minutos y vine enseguida aquí.

—Es una gran noticia, podremos vernos más seguido y si Daemon se va a follar a alguna de las putas de la Calle de la Seda, eso significa que tenemos la habitación libre.—dije mientras ponía mis brazos alrededor de su cuello y el me acercaba más a él, robándome un beso en el proceso.—Jaime, para, Daemon me espera.

—Déjalo esperando un rato más, no he estado contigo en tantos días desde la boda y todo eso.

—Tiene que llegar al Festival, además no le gusta que le hagan esperar demasiado.—tome su rostro en mis manos, mirando con una pequeña súplica y él me dio un último beso antes de dejarme ir.

|•••|

—Hasta que has venido, Alana.

—Pues tengo que tomarme mi tiempo si quiero lucir así de hermosa, es un proceso que no puedo acelerar por mucho que quisiera.—respondí mientras me sentaba frente de él.

—¿Está dentro de ese tiempo James Lannister, tu espada juramentada, involucrado?—preguntó con un tono irritado, quizás celoso.

No pensé mucho de ello, ¿cómo le podría gustar a Daemon Targaryen? Él me odiaba hasta hace unos meses, era muy difícil que hubiera cambiado tanto en tan poco tiempo. Si no le gustaba, no era posible que tuviera celos contra mí. Y menos Jaime, no tenía el derecho de hacerlo por el acuerdo que hicimos antes de casarnos. A mí no me importaría ni me metería con todas sus frecuentes visitas a la Calle de la Seda a una cierta mujer, y a él no le importaría mi aventura con Ser James Lannister. Esa fue ulla única razón que no me opuse a casarme con él, no muchos hombres hubieran aceptado compartir a su mujer. Y Daemon Targaryen ciertamente se estaba arrepintiéndose de haberlo hecho.

El príncipe se quedó callado todo el trayecto hasta el Festival, o eso pensaba Alana Hightower. En cambio, fueron a Pozo Dragón. El lugar donde la mayoría de dragones habitaban en, exceptuando a Bruma Marina y los dragones salvajes que residían en Rocadragón mismo. El lugar del trono ancestral de la Casa Targaryen, donde se asentó la Casa Targaryen, últimos de los señores dragón, en tras la Maldición de Valyria.

—¿Qué estamos haciendo aquí?—preguntó ella, con cierto desconcierto.

—Vamos a pasar el día en Rocadragón, pensé que sería una buena oportunidad de que conocieras a Caraxes y llevarte de paseo sobre ella.—comentó, diciéndole en Alto Valyrio a uno de los Guardias de Dragones que la sacaran.—¿No tienes miedo?

—Siendo sincera, siempre quise montar un dragón. Aunque claro, mi padre estuvo en contra de eso muchas veces.

—Que bueno saber que a tu padre no le gustara esta idea, me ha alegrado el día.

Cuando sacaron al intimidante Anfipetero Sangriento, no había que decir que me eche un poco atrás sorprendida de gran tamaño. Esperaba que fuera grande, pero no tan grande. "¿Y Daemon vuela en esta bestia todo el rato? Es increíble." pensó la princesa consorte al ver por primera vez al dragón tan de cerca. Daemon le hizo una señal para que se acercara.

—Dame tu mano, necesita familiarizarse con tu olor, o sino no me dejará que te montes conmigo.—comentó tomando mi mano y poniéndola sobre la rugosa piel carmesí de la bestia frente mía, estaba algo caliente pero no me quemaba. Me asusté un poco cuando empezó a gruñir.—No tengas miedo, mientras esté aquí, no te hará daño.

Unos minutos después, nos montamos encima del dragón. Me aferraba fuertemente a Daemon cuando comenzó a volar hacia arriba. Fue una experiencia tan emocionante y con un montón de adrenalina, cuando vi el posarse que había a nuestro alrededor al estar tan alto. Ahora entendía porqué a los Targaryen les encantaban volar en dragones y lo hacían cada vez que podían. Y no llegaba a entender del todo el miedo total que le tenían todo el mundo, después de todo no era para tanto. Como unos veinte minutos después, ya estábamos en la orilla de la Playa dé Rocadragón.

—¿Cómo te pareció el viaje?—preguntó el príncipe.

—Fue una experiencia totalmente alucinante, entiendo ahora vuestro hábito de volar en dragones. Es casi mágico.—comentó algo entusiasmada.

—Y aquí enfrente tienes a la Fortaleza de Rocadragón, donde pasaremos un par de días y luego ríenos el último día del festival. Ahí es cuando ponen los fuegos artificiales y otras cosas.

—Me parece interesante, ¿pero qué estaremos haciendo todo el día?

—¿Qué mas podríamos estar haciendo todo el día?

(Algo cortito, que sufrí tremendo bloqueo de escritora con este fanfic. Prometo que en el siguiente ya se viene lo bueno, si sabéis a lo que me refiero 😉)

𝐇𝐀𝐓𝐄𝐑𝐒-daemon targaryen fanfiction Donde viven las historias. Descúbrelo ahora