Marcaderiva V
"La reina loca"everyone's perspective
Los rumores empezaron a correr como la pólvora, pronto en la boca de todos solo hablaban del incidente entre la reina consorte y la princesa consorte. Dos hermanas Hightower, y para la que era reina, no era precisamente positivos los comentarios que iban haciendo. La llamaban "La reina loca" porque obviamente ese ataque a la princesa consorte que estaba de nueve lunas, hizo que tuviera un doloroso parto que casi le quitaba la vida. Aunque los dioses fueron piadosos con ella, y tanto como la madre y el bebé salieron sanos y salvos del alumbramiento.
Por parte de la reina consorte, se retiró a sus aposentos después del incidente. Se sentía tan culpable y no a la vez, no sabía donde recaía su moral en esta situación. Había cometido un acto atroz contra su propia sangre, aunque no actuaran como tal. Una oleada de recuerdos de los tiempos en los que ella dos no estaban tan enfurruñadas se le vino a la mente, como la vez que ella le ayudó en el alumbramiento de Aegon; tras el funeral de su madre; cuando se convirtió en una mujer por primera vez y muchos más.
—Padre...—susurró Alicent al ver a su padre entrar a sus aposentos.—¿Cómo está Alana?
—Ha salido ilesa del parto, junto al bebé Viserys, así lo han nombrado.—respondió Otto a la menor de sus hijas, mientras caminaba hacia ella.—Creo que te alegrará saber eso.
—Estaba preocupada como una hermana menor lo estaría por su hermana mayor.
—Y aún así ella sigue sin reconocerte como una y delante de toda la Corte llama a la princesa Rhaenyra como su única hermana menor, así humillándote también.—recalcó Otto, justo la reina sintió una punzada de dolor al recordar los hechos.—Ella no es tu hermana, es una traidora.
—No es ninguna traidora.—protestó Alicent.
El silencio formados entre ese par de padre e hija era letal, se miraban ambos fijamente. Ella sabiendo que había dedicado toda su maldita para complacer a su padre y acatando cada una de sus ordenes, para que el resultado que le prometió no ocurriera y su vida quedará prácticamente arruinada. Para darse cuenta muchos años más tarde que tan solo fue un peón en el juego de manipulación de su padre, le frustraba tanto pero no tenía nadie más de su lado. Que la defendiera a ella o la apoyara. Para Alicent Hightower era mejor tener a alguien de su lado—aunque fuera un hombre malo.—a tener a nadie. La soledad era algo por lo que le pasó y no querría volver a pasar si ella lo podía evitar.
—Sé sobre los rumores que circulan ya sobre mi entre los murmullos, ellos dicen que me he vuelto loca y me apodan como 'La Reina Loca'.—dijo Alicent, rompiendo el silencio. Mientras jugaba con sus dedos ensangrentados, frente a la chimenea.
—Y ese es un lado tuyo, hija mía, que no he conocido hasta hoy.—comentó Otto.—Hasta ahora creía que no tenías la determinación necesaria para poner a Aegon en el Trono, veo que me equivoco con los sucesos de esta noche. Después de todo, eres mi única hija.
La reina consorte no se atrevió a hablar. Esas eran palabras de su padre, quien quería como muchos señores a su primogénito sentado en el Trono de Hierro y pasaba a nada para conseguirlo. Tal fue su insistencia que el rey lo destituyó una vez como Mano del Rey, pero para más tarde devolverle el puesto. Ella sabía sobre el complot que crearon, pero prefirió mantenerse al margen de eso o la harían una cómplice a todo esa conspiración. Si le preguntaran, legítimamente el Trono de Hierro debería de pasar al príncipe Daemon tras la muerte del rey. ¿Pero no tenía su hijo derecho también al Trono si nos basábamos en que era el primogénito del rey? Pues claro que si. Además de que seguro tendría muchos más apoyos. Pero había algo que no le gustaba del todo, ¿qué se haría con Alana y sus hijos? ¿cómo sobrevivirían sin un padre o esposo? Y seguro que el príncipe Daemon no pasará a la ligera que tratasen de robar lo que es suyo. Así el reino desembocaría en una guerra civil que derramaría mucha sangre.
—Soy una de tus dos hijas.
/•••/
—Venid a conocer a vuestro hermano, el príncipe Viserys Targaryen.—dijo la princesa consorte a sus hijos, mientras ella sostenía al recién nacido.
Todos sus hijos rodearon su cama, observando al recién nacido entre sus brazos. Este era un niño con un preciado singular, su cabello era una mezcla entre rubio y platino y seguramente sus ojos serían de color púrpura. O eso era lo que la pareja pensaba. La mujer que había dado a luz hace tan solo unas horas, dejó sostener al bebé a sus hijos. Desde el más mayor, el príncipe Aenar, hasta la menor de todos, la princesa Alyssane. Todos ellos eran la prueba del amor entre Daemon y Alana, la prueba de que el amor lo podía todo.
Era algo tan trágico y bonito a la vez, este sentimiento de formar una familia grande junto aquel que amas o saber que lo amas tanto que tu vida no importaba al lado de la suya. Que tu mera existencia revolvía a su alrededor. Después de este breve encuentro entre una madre y sus hijos antes de que volvieran a Desembarco del Rey junto a su padre, vino justamente el padre a despedirse.—No quiero irme.—susurró el hombre mientras estaba tumbado al lado de su esposa, siendo abrazado por sus brazos.—No quiero dejarte sola Alana, nunca más.
—Tienes deberes reales a los que atender, también asuntos pendientes Daemon. Si te descuidas, todo lo que hemos trabajado en todos estos años será en vano.—respondió Alana.—Así que volverás con nuestros hijos a Desembarco del Rey, y yo os seguiré una semana después. No te preocupes tanto por mi.
—Es inevitable si no puedo protegerte yo mismo.
—Pues será inevitable.
—¿Qué tipo de esposo soy si dejo el lado de mi mujer que acaba de alumbrar a nuestro décimo hijo en un difícil parto? Dime.
—Estas buscando toda excusa, solo vete antes de hacer lo contrario. Sabemos que es lo correcto.
Ella estaba en lo correcto, siempre lo estaba. El príncipe heredero con quien había pasado estos últimos once años de vida casados, podría decir con seguridad que era la persona que mejor lo conocía a él. Tras superar las dificultades iniciales que tuvieron, lo demás fue tarea fácil, aunque solo en el principio. Solían decir que con el santo matrimonio conocías mejor a una persona, que conocías la verdadera persona tras la faceta.
No siempre era bueno, pero no siempre tenía que ser malo tampoco.Con Alana Hightower a su lado, fue capaz de redimirse y convertirse en un mejor hombre. En un digno heredero y contendiente al Trono de Hierro, el cual muchos consideraban el asiento más peligroso de todos los Siete Reinos. Ella era su compañera de vida, esposa, madre de sus hijos y gran amor de su vida. No fue tan solo su físico que jugó un papel en eso, sino su forma de ser y el sentido de justicia que tenía. Cuando era requerido de ella, no dudaba ni un poco en destruir completamente a aquellos quienes la han dañado an ella o sus hijos. Especialmente ellos.
Ya que no había nada en este mundo que la pareja de futuros reyes no fuera a hacer por sus hijos."Ellos eran el fruto del amor,
el fruto prohibido."
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𝐇𝐀𝐓𝐄𝐑𝐒-daemon targaryen fanfiction
Fanfic𝐀𝐋𝐀𝐍𝐀 𝐇𝐈𝐆𝐇𝐓𝐎𝐖𝐄𝐑 ||| ʜᴏᴛᴅ ғᴀɴғɪᴄ ❝ La vida de Lady Alana Hightower y el Príncipe Daemon Targaryen cambió completamente cuando fueron obligados a casarse por órdenes del rey.❞ 𝐝𝐚𝐞𝐦𝐨𝐧 𝐭𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧 𝐱 𝐨𝐜 ᴇɴᴇᴍɪᴇs ᴛᴏ ʟᴏᴠᴇʀs ᴛʀᴏ...