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La Casa Hightower

Cuando Alana Hightower llegó a Desembarco del Rey. Lo primero que hizo no fue ir directamente a la Fortaleza para vera su querido padre, sino tomó el camino largo y se dirigió al orfanato de la Ciudad. Se apenaba de las condiciones en las que vivían toda esta gente, especialmente los más jóvenes y pequeños. Las calles eran de barro y cualquier otro tipo de residuos, los pobres edificios en malas condiciones y muchas más cosas que te podrías esperar de la ciudadela. La mayoría de adultos e incluso niños estaban desnutridos y descuidados, era realmente deplorable esas condiciones de vida.

Ella se compadecía especialmente de los niños del orfanato, al ser la mayoría huérfanos o simplemente sus padres los dejaron ahí. Sin tener una familia que los apoyase o guiase.

—Mi Lady, se arruinará su vestido si corre así descuidadamente.—le avisó una de sus damas de compañía.

—Tengo más vestidos.—respondió mientras entraba al pobre edificio, sus damas de compañía la seguían detrás.

Entró al edificio bien escondido en un estrecho callejón de las grandes calles de la Ciudad de Desembarco del Rey. La dueña del lugar, Farya, fue quien la recibió gustosamente. Era una mujer de mediana edad que dedicó su vida a todos estos niños con la esperanza dé encontrarles algún hogar algún día. Inclusive si era como el copero o escudero de algún Lord, eso sería lo mejor. Sino que viviera su vida como soldado los que tuvieran la fuerza. Y las niñas, la mayoría cuando sangraban, eran enviadas a burdeles o algún hombre las compraba. Habían otras que corrían más suerte y eran desposadas con algún buen hombre que le pudiera dar techo y comida. Esos eran sus destinos.

Alana desde hacía tiempo que mantenía una comunicación con esta mujer, ya que le entregaba lo que necesitara para mantenerlos. Sabía que cierto príncipe Targaryen y Comandante de la Guardia de la Ciudadela compartía sus ideales.

—Es un honor verla de nuevo, Lady Alana.

—El placer es mío, hace tiempo que no venía debido al fallecimiento de mi madre. Pero no olvidaría a los niños aquí.—comentó ella.

—Mi pésame, Lady Alana.

—Gracias, Farya.—agradeció las palabras de la señora, mientras guiaba a sus damas de compañía que entraban con cestas llenas de juguetes de madera.—Traje algunos presentes para ellos, espero que no sea un inconveniente.

—Oh, por supuesto que no. Esta es una muy generosa donación.

—Es mi placer, ¿podría pasar a verlos ahora?

—Claro.

|•••|

El príncipe Targaryen, que recientemente había sido "ascendido" al puesto de Comandante de la Guardia de la Ciudadela, que eran un grupo de soldados encargados de asentar las leyes del rey en la Capital e impartir justicia. Aunque esta cayó muy en declive por la poca autoridad y habilidad qué mostraban y tenían en sí. Sin embargo, desde que él fue nombrado el Comandante se encargó de entrenar a ese grupo de incompetentes y convertirlos en verdaderos soldados a los que se debería de tener miedo y respeto sobretodo.

Pasaba por el callejón en el que se encontraba el Orfanato de la Ciudad, ya que un carruaje se estacionó frente a este y bloqueaba el pasaje de la gente. Entró al lugar.

—Farya, ¿sabes de quién es ese carruaje aparcado frente al callejón?—preguntó Daemon al entrar.

—Lady Alana Hightower, acaba de regresar a Desembarco y está con los niños ahora mismo. Es que adoran a la mujer.—dijo murándola desde lejos, igual que Daemon Targaryen mismo.

Observaba a la primera hija de uno de los hombres que más odiaba, la Lord Mano de su hermano mayor. Otto Hightower, quién era nada más que un segundo hijo de Antigua, que no tenía poder más el que conseguía para sí mismo. Era un hombre manipulador, avaro y ambicioso. Siempre se aprovechaba con creces de su hermano y eso era lo que molestaba a Daemon, que le hicieran algo a su familia. Y en especial a su hermano, quien lo amaba mucho aunque no lo demostrase de la mejor manera.

Y Alana Hightower era conocida por ser una copia exacta de su padre, Daemon no dudaría si esa mujer tuviera algún motivo oculto tras tanta generosidad. La detestaba.

Odiaba su sonrisa.
Odiaba su actuación de inocencia.
Odiaba que fuera feliz.
Odiaba su rostro de ángel.
Odiaba su belleza.
Odiaba que fuera una Hightower.
Odiaba que fuera la primogénita de Otto Hightower.
Y odiaba sobretodo, que fuera un doble perfecto de su padre en mujer.

—¿Podrías decirle que venga a hablar conmigo a fuera del orfanato, un momento cuando termine?—le dijo el príncipe a Farya, ella asintió.

Él tan solo estuvo esperando un cuarto de hora a fuera del establecimiento hasta que esa mujer que tanto detestaba él vino a hablar con él. Lucía demasiado bien para haber perdido a su madre hace tan solo siete días. Su vestido decía otra cosa, estaba algo desaliñado por abajo a causa del barro de los callejones. Pero pronto, ella le mostró sus ojos azules hipnotizantes ante él.

—Su alteza, ¿deseaba hablar conmigo?—preguntó, fingiendo inocencia al asunto.
"Como odio eso" pensó él.

—Lady Alana Hightower.—hizo un énfasis en Hightower, haciendo su disgusto de su llegada claro.—Una visita un tanto inesperada en esta parte de la Ciudadela.

—Podría decir lo mismo.—"Él es del todo insoportable, un completo idiota." pensó internamente Alana, mientras sonreía sarcásticamente.—Los niños me traen tanta alegría, algo que necesito en estos momentos.

—Por supuesto.—respondió incrédulo.—Bueno, pues su carruaje está obstaculizando el paso del callejón a la calle secundaria, debería de marcharse lo antes posible a la Fortaleza Roja o simplemente moverlo a otro lugar. Lady Alana.

—Enseguida, lamento haber sido un inconveniente.—respondió.—Con su permiso.

Alana fue al carruaje, seguida de sus tres damas de compañía y se pusieron en marcha hacia la Fortaleza Roja. El príncipe Daemon solo la miró desaparecer entre la multitud. Quedándose en ese lugar durante un minutos. Para después despertar rápidamente y continuando sus labores.

"Daemon y Alana no se soportaban el uno al otro, se odiaban mutuamente y nada en el mundo los haría cambiar de opinión."

𝐇𝐀𝐓𝐄𝐑𝐒-daemon targaryen fanfiction Donde viven las historias. Descúbrelo ahora