𝐇𝐀𝐓𝐄𝐑𝐒-daemon targaryen fanfiction

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Los mellizos de la Torre

alana's perspective

Hace tanto tiempo, quizás años, que no veía a Gwayne en persona. Aunque sí que solíamos comunicarnos mediante cartas, pero al pasar el tiempo se hacían cada vez menos frecuentes mutuamente. Realmente no llegué a entender cómo me distancie de Gwayne cuando éramos inseparables antes, pero él siendo el primogénito de nuestro padre, lo correcto era que creciera y se criara en Antigua. Además de que nuestro 'padre' decidió llevarme a la Corte desde una temprana edad, así que organizaba mi tiempo de ahí y aquí. Sin embargo la última decisión siempre la tenía Otto Hightower, y esa también era una de las razones por las que no estuve tan presente en la infancia de Alicent como me hubiera gustado.
Tal vez así todo hubiera sido diferente.

Se tomaba un par de semanas llegar hasta Antigua si tenías suerte y el tiempo estaba de tu lado, lo que sucedió conmigo.

Me encontraba preguntándome si Gwayne estaría más inclinado apoyar a Alicent antes que a mí, ya que tiene bajo su protección al hijo menor de Alicent, el príncipe Daeron. "Podrían haberse acercado más de lo que pensé, esto es simplemente de tontos. ¿Quién soy yo hablarle tras años sin mirarle a la cara?" pensé. No fueron hasta un cuarto de hora después que finalmente se veía a lo lejos el Faro de Antigua, mi antigua casa y familia.
Mentiría si dijera que no extrañaba todo eso, pero tampoco miento cuando digo que sé que eso solo está basado en las memorias felices que albergaba en este lugar. Ahora mismo ya no compartíamos los mismos objetivos; no desde que aprendí que ellos solo se basaban en la utilidad que tenía una persona y como no les importaba matar a alguien por el 'bien común'.

Fui uno de esos alguien, cada vez que quedaba encinta, tenía un miedo en mi de, ¿y si muero durante el parto o me sucede algo durante el embarazo? Nadie sospecharía demasiado, no era algo común pero tampoco raro. Sería la excusa perfecta para ellos para liberarse de mí. Aunque ser muy consciente de que Daemon quemaría todo el mundo, si eso llegara a sucederme. Eso me tranquilizaba un poco más.

El carruaje frenó tan repentinamente que casi me caí para adelante de un tirón, justo James abrió la puerta del carruaje.

—¿Estás bien Alana?—me preguntó.

—Si, ¿qué ha sucedido Ser James?

—Parece ser que una de las ruedas del carruaje se ha roto al chocar con una roca, esta completamente rota y los hombres dicen que será unas horas hasta que puedan arreglarlo.—explicó James.—Sin embargo había una posada cerca de aquí, y tenemos un caballo de sobra. A la mañana siguiente lo tendrán listo.

—Entonces deberíamos de ponernos en marcha.

Me ayudó a bajarme del carruaje, pude ver el desastre que dejó esa rueda rota y a los hombres intentar arreglarlo. "Es un mal augurio que sucediese esto de camino a Antigua, ¿les habrá pasado algo a ellos?" pensé mientras seguía a James hasta donde había dejado atado su caballo.
Se subió él primero, tomando las riendas del caballo, y luego yo, sujetando con fuerza a él para no caerme del caballo o algo similar.

—Agárrate fuerte.—dijo él.

—Tengo experiencia en esto, Ser James, ¿recuerda acaso nuestra infancia?—contesté.—No querría que me subestimara aquí por no haber montado un caballo en años.