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Rocadragón

Aunque pocas fueran a creer esto, el príncipe Daemon Targaryen, el mismo hombre que era el hombre más temido de todo Westeros y el que desobedecía cada ley que su hermanos el rey le ponía, era realmente alguien que poseía un corazón tierno y cariñoso en el fondo de su corazón. Pero en lo más fondo de su corazón, existía esa faceta del príncipe canalla. Sin embargo, solamente se lo mostraba a su querida esposa y futura reina consorte.

—¿Sabias que eres la mujer más bella del mundo? Es increíble que me pasé todos esos años odiándote y no tomando iniciativa.—dijo Daemon mientras la acercaba más a él.

—Ahora sabes de lo que te perdiste todos estos años.—contestó ella.

Estaban dentro de la habitación reservada para el príncipe heredero y su esposa desde que llegaron a la Fortaleza de la Isla de Rocadragón. Si le hubieras dicho a Alana o Daemon, que ellos se casarían por su voluntad y caerían enamorados del uno al otro, te lo negarían rotundamente y se reirían en tu cara. Pero al parecer el destino tuvo otros planes para el príncipe de Rocadragón y próximo rey de los Siete Reinos. Amado por muchos y odiados por otros muchos también. Aunque su esposa, Lady Alana Hightower, era amada por todos. Nobleza y pueblo llano la adoraba. Era perfecta en sus ojos y el hecho de que sería su próxima reina consorte, no se opondrían.

Al principio de su compromiso, ambos pospusieron todo lo que pudieron el hecho de verse y hablar con él otro debido a la fase de negación por la que pasaron antes de aceptarlo finalmente. Ya que nadie podría cambiarlo. Otro Hightower había conseguido lo que querría, tener su sangre en el Trono de Hierro pero eso no le sirvió de mucho. Cuando Alana se enteró de lo que le hizo a la Reina Aemma Arryn, y renegó de su familia y la Casa Hightower. Lo único que compartían era un apellido. Pero no contó que con eso, también sus hermanos estaban dentro.

Alicent había dejado de hablar con ella hace días, la saludaba cuando se la encontraba pero ya no venía por las noches contándole de su día y problemas como solía. Ella siempre pensó que era porque Otro se lo prohibía. Sin embargo, cuando se enteró que era para que Alicent sedujera al rey Viserys. Eso hizo hervir la sangre a Alana y juró que destruiría a su padre, aún eso le costara su familia. Ya que nadie dañaría a sus hermanos, sobre su propio cadáver que dejaría que eso pasase. Alicent y Gwayne eran lo único bueno que ella tenía en su vida, sus preciados hermanos de sangre y que ella vio crecer.

—¿En qué estás pensando, Alana?—le preguntó Daemon cuando la notó algo extraña.

—No es nada, no quisiera aburrirte con mis problemas.—contestó ella. El príncipe la sentó frente de él, para que pudiera mirarle directamente a sus ojos. Jamás pensó que esos ojos azules serían su perdición. Ahora entendía a James Lannister, porque la amaba tanto.

—Nunca podrías aburrirme, eres mi esposa ahora, ¿no Alana?—ella asintió.—Tus problemas son mis problemas, yo te ayudaré como tú lo harás conmigo cuando tenga la cabeza de tu padre.

Lo decía con tanta naturalidad y honestidad. La parte de querer la cabeza de su padre, algo que ella también quería después de todo lo que había hecho. Era maldad en su forma más pura que había y caminaba libremente por este mundo. Sin consecuencias tras cometer atrocidades prácticamente, tenía todo tan minuciosamente planeado desde hace tantos años. Que alababa su habilidad de actuación y manipulación de la gente a su alrededor, pero eso iba a terminar con ella. Lo haría pagar por las vidas que arruinó, fuera el coste que fuera, ella lo mataría.

—Lo digo enserio.—tomó su mano y la besó.

—Estoy preocupada por mis hermanos, ahora que yo no estoy con ellos para protegerlos de mi padre. No sé cómo acabarán, en especial Alicent, será la más probable a ser manipulada y dañada en el proceso. Creyendo que mi padre la amará por hacer algo, sueña tan tinto con solo decirlo pero Alicent es ingenua, cree que la gente cambia.
Sucederá, pero con Otto Hightower no.

—Mientras mi hermano sea rey, nunca destituirá o ejecutará a Otto Hightower. Hombre en el que confía más que su propio hermano.—comentó con una pizca de molestia en su tono.

—El problema es que está siendo manipulada por mi padre ahora mismo, la ha estado obligando prácticamente a visitar los aposentos del rey.—hizo una pequeña pausa.—por la noche.

—Ese maldito bastardo.

Daemon no tenía simpatía alguna por Otto Hightower pero cumplir su sueño de matarlo, no sería algo muy fácil si quería ser el Rey de los Siete Reinos. Reservaba algo, pero muy poco, por Lady Alicent Hightower. Solo era una niña que se volvió un peón en los planes de su padre, influenciada claramente por él. Y al tener esa personalidad reservada, tímida y religiosa digamos, no ayudaba mucho a su caso también.
Además solamente la toleraba.

—Deberíamos de tener una lista de todos los traidores dentro de la Corte, no hay manera de que mi padre esté realizando todas estas cosas por sí solo.—dijo Alana.—Alguien debe de estar ayudándolo.

—He pensado lo mismo, nuestro querido "amigo íntimo" James Lannister nos ayudará con eso. Será nuestro espía en la Corte.

—¿Que hiciste para que aceptara eso? Por todo lo que sabemos, su padre o tío podrían ser traidores que planean quitarte el Trono.

—James es leal a ti, tiene esa mirada que reconozco en cualquier hombre. Siente un amor puro por ti, Alana, y lo más importante, es leal a ti. Quizás no le caiga bien yo, pero tú eres otra historia completamente diferente.

—Cierto.

—No luces convencida, ¿no confías en James?

El problema no es que no confiara en Jaime, pero esta idea de involucrarlo en todo esto, no le sentaba muy bien del todo. Él era su lugar seguro, alguien a quien podría ir y saber que nunca le negaría nada, quien la ayudó pasar por muchos momentos difíciles de su vida. Y a quien le confiaría mi vida si fuera necesario. Igualmente, tenía un simple presentimiento que esto tal vez no sería muy buena idea.

—Confío plenamente en él, lo amé mucho antes de que te amara a ti ahora.

—¿Me amas?—repitió algo sorprendido Daemon.
Él no esperaba que esas palabras salieran de su boca.

—Claro que te amo, eres mi esposo y una gran persona ahora que te conozco mucho más. Si hubiera tenido que casarme con un hombre de todos los Siete Reinos, sinceramente, me alegro que hayas sido tú. Daemon Targaryen.

𝐇𝐀𝐓𝐄𝐑𝐒-daemon targaryen fanfiction Donde viven las historias. Descúbrelo ahora