Capítulo 1: Hombre misterioso

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El sol radiante es sofocante a la una de la tarde que toca mi primera clase.

Mis pasos son apresurados y mi boca jadea por la rapidez.

Perlas de sudor bajan por mi sien y las limpió con mi dorso para seguir mi camino.

El campus queda a la vista y me sumergo atravesando el césped y las personas que se encuentran bajo los árboles disfrutando de la sombra que crean.

Entro por la infinidad de pasillos y cuando voy cruzando en uno choco con alguien sin haberlo notado y mi cara impacta contra su gran pecho.

—¡Lo siento! —lo esquivo sin reparar mucho en la persona y sigo por mi camino, aunque puedo sentir como ni nuca arde por su mirada.

Encuentro el salón y maldigo por lo bajo al notar que ya iniciaron la clase.

Me debato si entrar o no y.... A la mierda, voy a entrar.

Doy unos pequeños toques en la puerta y procedo a abrirla con un chirriante sonido.

—Disculpe, yo...

—La clase ya inició. Le sugiero que se retire ya que no tuvo la descencia de llegar temprano.

¡Mierda!

—No es mi culpa —repongo firme—. Es la primera clase y no encontraba el salón —miento en qué no encontraba el salón, pero no en que es la primera clase.

El hombre me mira entre sus anteojos con su ceño reprobatorio para luego soltar un suspiro de resignación.

—Entre, y que sea la primera y la última.

—Así será —repongo entrando en el salón sin mirar a su dirección y tomo asiento en uno de los últimos bancos pegados a la ventana.

El profesor revisa su lista cuidadosamente con su ceño fruncido.

—Elena Johnson, ¿No?

Se dirige hacía mi y puedo sentir las miradas fijas de todos a mi alrededor.

—Sí —respondo automático.

—Bien.

Inicia de nuevo la clase explicando temas de matemáticas y puedo decir que odio está materia, pero necesito aprobarla.

Los minutos transcurren rápido sin ningún inconveniente, anotando todo lo que escribe en la pizarra y de repente...

Mi nuca arde del lado izquierdo, puedo sentir una mirada clavada directo hacía mi por la ventana. Observó de reojo y no veo a nadie por fuera

«Debo estar loca».

Me pasó una mano por mi cuello intentando relajarme, de repente me e puesto tensa. Aprieto ligeramente mi cuello masajeandolo para luego sin ser consciente, bajar mi mano pasando por mis pechos y caer en mi regazo.

Mis mejillas se calientan y e entrado en calor, vuelvo a sentir la mirada en mi observandome, mis piernas se cierran en un impulso inconsciente y tengo que tomar una bocanada de aire.

Volteó hacía la ventana y observo a un hombre entre los árboles de afuera. Alto, corpulento con un gran porte, su piel parece besada por el sol ligeramente. Su mirada penetrante me pone nerviosa y no duda de apartar la mirada y observarme por completo, apesar de que lo e descubierto.

Su sonrisa de lado juguetona me hace soltar un jadeo involuntario, y yo tampoco dudo de apartar la mirada, levantando ligeramente la barbilla retandolo.

—Señorita Elena...

El desconocido mete una mano en su bolsillo y...

—¡Señorita Elena!

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