Capítulo 23: Pelea

519 51 31
                                    

Elena.

Llegamos hace horas ha Rusia y Cristhian me mantiene encerrada como una prisionera en uno de sus tantos departamentos en el país.

Si el otro era todo lujo este es una mina de oro, literal. Sus muebles son finos, paredes blancas y muchos objetos de oro puro.

Le había preguntado de el porque de tanto lujo para un departamento y me respondió:

“El que puede puede, los demás que mendinguen”.

Que hijo de puta arrogante, pero es el arrogante que me vuelve loca.

Aún tenía presente lo que había hecho, la incertidumbre no me dejaba dormír, porque sabía que en algún momento descubrirían que había sido yo, y cuando ese momento llegará estaría realmente jodida.

En las mafias tarde o temprano la verdad sale a la luz, no importa cuanto intentes ocultarlo. Esa carga en mis hombros me hace peso desde el día uno y me estoy muriendo por no poder dormir por la estúpida imagen en mi mente que me despertaré con una cuchilla en mi cuello empuñada por el mismo Cristhian.

«En algún momento u otro moriré, pero de un paro cardíaco»

Lo había escuchado hablar por teléfono, hablando sobre uno de sus centros y como soy tan malditamente salía no pude evitar averigüar.

El centro más grande de toda la mafia rusa, dónde sus hombres se ocultan y entrenan.

Es su principal centro «uno de los más grandes» ocultos en la lejanía de Rusia, para poder llegar tienes que pasar un camino de 10 kilometros deciertos y unas montañas gemelas inmensas de ambos lados. El lugar se encuentra literalmente rodeado y nadie podría entrar sin que se encienda una alarma en el lugar. Te vuelan la cabeza antes de siquiera pestañar.

Para el mundo se hacen pasar por militares, pero no son más que la propia mafia, usando sus cartas para que el mundo no les joda. De esa manera es que controlan a Rusia.

Definitivamente cada día me sorprendo más de lo que este hombre hace, no es más que un jodido genio porque esto ni a mí en algún momento se me ha llegado ocurrir, y para que lo admita tiene que haberle echado un camión, y este hombre lo hizo y podría decir que en cierta parte lo respeto. Es el jodido Boss de la mafia rusa por una razón y él solo demuestra que nada le queda grande.

Me he pasado toda la vida en la mafia Italiana, sé cómo se maneja este mundo, después de todo, me han criado para un día tomar el puesto, pero sinceramente cada día lo veo más lejano.

Cristhian se ha largado como si nada y no puedo creer que me dejará sola y encerrada desde hace horas.

¡Yo también quiero un jodido respiró!

No he podido salir desde que hice… eso, y estoy realmente cansada hasta más no poder, aparte de el viaje aquí.

Salgo de la cocina con un vaso de jugo en la mano, mientras camino por el pasillo con una sudadera inmensa de color gris que me llega más abajo de la rodilla.

«Huele a él »

Doy la vuelta y el vaso se estrella contra el piso cuando me sobresalto dando un paso atrás por la sorpresa con quién tengo delante de mi.

—Roman —susurro.

—Hola Elena, tiempo sin verte.

—¿Qué estás haciendo aquí? —me mantengo firme.

—Vine a buscar al idiota de Cristhian, pero ya veo que no está aquí. Tranquila —menciona cuando ve mis cejas fruncidas—, a mí también me ha tomado desprevenido encontrarte, la verdad es que no esperaba verte.

Adicción Irresistible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora