Elena
Los dos días más largos de mi vida, encerrada en la torre más alta sin poder escapar.
«En el penthouse»
Por lo menos, han sido más sobre llevaderos con la señora Mercedes aquí, desde la noche en la que el estúpido ser con aires de superioridad me amarró al asiento y me mandó aquí, ella ya se encontraba en el lugar.
Estaba molesta, o mejor dicho aún lo estoy, no puedo recordarlo sin pensar en la idea de estrangularlo, y eso ya dice mucho.
—¡Dios, necesito aire! —Imploro recostada del sofá mirando hacía el alto techo.
—Si no tuvieras aire ya estarías muerta —responde Mercedes como si fuera obvio.
—Si, pero yo quiero aire de afuera.
—Es aire de afuera —apunta con su dedo a la puerta del balcón abierta.
—¡Si, pero yo quiero más aire!
—Vale, entonces déjame encender el aire acondicionado.
Se levanta.
—¡Ay, por favor Sra. Mercedes! Sabes de lo que hablo.
—Uno: no me digas señora. Y dos: Ni lo sueñes, no saldrás.
—¡Ay, vamos! Podríamos hacerlo como la otra vez. Anda, ¿Si? —sonrio inocentemente intentando convencerla.
—Eso no funciona conmigo —me apunta.
Bufo.
—De acuerdo, pero salgamos por favor. Estar aquí adentro durante dos días me está matando; es más, necesito saber si está…
Mierda.
—¿Qué? ¿Qué necesitas?
—Olvida eso, necesito es salir de este encierro, ya me siento como Rapunzel.
—¡Ay, si! Y yo soy la madrastra malvada, ¿No?
—¡Claro que no! Tu eres pazcal, Cristhian es la madrastra malvada.
Se ríe. Se ríe libremente, he intentado que ría durante estos dos días y por fin lo he logrado.
Me levanto negando con la cabeza. Me acercó a ella y la tomó de las manos.
—¡Vamos, pazcal! ¿No te interesa ver el mundo?
—No, odio a la gente.
Ahora es mi momento de reír.
—Eres como Cristhian pero en versión mujer.
Se encoge de hombros.
—Pasar tantos años con un Adonis como él termina contagiandote un poco.
—Bueno, Pazcal, puedo hacerte cambiar de opinión referente a salir.
—Lo dudo —se volteo y se aleja.
—¡Por lo menos ayúdame a salir a mi de nuevo! —la sigo.
—Esta vez no, Elena. Tu guardia se ha triplicado, aquí no es Inglaterra, estamos en Rusia, y aunque esté sea territorio de Cristhian ese simple hecho da más razones para que sus enemigos estén dispersados por la ciudad.
Gruño frustrada.
—Pero…
Se para de golpe y choco contra su espalda. Retrocedo con una disculpa por lo bajo.
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Adicción Irresistible
AcakLas mafias penden de un hilo. Un pacto de sangre olvidado resurge cuando el nuevo Boss de la mafia rusa busca lo que le pertenece por derecho, reavivando el fuego que había sido consumido en cenizas; pero las brasas siempre quedan, y solo bastó mira...