El frío abraza mi cuerpo mientras me sujeto del barandal de la terraza, observando los autos pasar a las altas horas de la noche. Lo que pasó hace al menos una hora me mantiene en vela, me es imposible pegar un ojo por más que lo intento, porque todo lo que hago apenas mis párpados se juntan, es ver su mirada clavada en la mía, o, extrañamente, puedo sentir su corazón en la palma de mis manos, como si las tuviera aún contra su pecho.
La rosa roja sin espinas que me colocó en la oreja se encuentra apenas unos centímetros de mis manos. No puedo tocarla, es como si me quemara la piel apenas la acaricio, haciéndome remomerar todo desde el principio. La he puesto en el barandal esperando a que se caiga, no soy capaz de hacerlo por mi misma, no obstante, la rosa aún estando en la orilla no quiere irse, no quiere caer.
Exhalo profundo mientras siento en mi cuerpo entero el estrés y la tensión.
No es normal estar de este modo, no debería sentirme así, le estoy dando muchas vueltas en mi cabeza cuando lo único que tengo que pensar es en que me traicionó y me usó.
Vuelvo al recuerdo de hace unas pocos semanas, cuando apareció por la por la puerta del balcón y tuvimos nuestra discusión, terminandome de confesar todo.
“Que en esos tres años nunca supe que en vez de ser Johnson tu verdadero apellido era Capelletti”.
No hay nada más que se me haya clavado en mi mente que no fuera eso; es lo que me mantiene firme, lo que me hace no flaquear.
No obstante, por un momento pienso que aparecerá como aquella noche en el balcón, en qué su sombra me abarcó por completo y sentí miedo, luego emoción y exitación por el momento, porque lo tenía cerca, y es lo que siempre me provoca.
Vuelvo a observar la rosa cuando hace un suave viento, que hace que se mueva. Me veo tentada en tomarla y asegurarla conmigo, que no le pase nada.
Miro al cielo frustrada.
¡Esto está mal! No debería sentirme así, no quiero sentirme así, estoy en entre la espada y la pared con mis sentimientos entre lo que esta bien y lo que está mal. Esto es tóxico, nunca pensé que me vería envuelta en una situación como está, siempre pensé que las personas que no se alejaban de alguien, a pesar de qué les hagan daño, era porque... No tengo una manera de decirlo más bonito, pero era; idiotas, sí, que no sabían reconocer su verdadero valor y permitían que los lastimaron una y otra y otra vez.
Y aquí estoy yo ahora, sintiendo en carne propia lo que se siente no poder desprenderte de alguien, me la paso engañandome a mi misma que no siento nada, que no lo quiero, cuando mi corazón cada vez que lo vé se acelera y mi cuerpo quiere estar cerca del suyo, ¡No está bien! ¡No hay una razón para que yo deba quererlo! ¡No se construyó una base sólida para decir que esto sea amor!
Reacciono rápido sin darme cuenta cuando la rosa está apenas caer por el viento. La tomo del tallo y siseo del dolor cuando noto que le quedaba una espina, que se me ha incrustrado haciéndome soltar un poco de sangre.
Mi mente me repite que la tire, pero mi corazón me dicta otra cosa; me quito la espina y la mantengo en mis manos, mientras recuesto mis brazos del barandal inclinandome hacia adelante.
Está sería la perfecta definición de algo tóxico, no puedes desprenderte de él; es oscuro, perversamente hermoso, y terriblemente adictivo.
Hago una mueca mientras la detallo.
Tal vez, él no sea el único mal de la cabeza.
Porque él era mi acosador.
Pero eso no me fué impedimento para que me flechara y me volviera adicta a él.
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Adicción Irresistible
RandomLas mafias penden de un hilo. Un pacto de sangre olvidado resurge cuando el nuevo Boss de la mafia rusa busca lo que le pertenece por derecho, reavivando el fuego que había sido consumido en cenizas; pero las brasas siempre quedan, y solo bastó mira...