Elena.
Salgo del camerino con una maraña de emociones encontradas. Estoy confundida, extasiada y aún los resquicios de las cogidas con los resientes orgasmos me tienen dando vueltas.
Estoy sumamente arregla, cabello marrón oscuro callendo en ondas, vestido rojo sangre pegado a mi cuerpo con una abertura hasta mi muslo de la pierna derecha, abrigo de pelusa negra y la máscara que oculta mis facciones.
Intento caminar derecha por los pasillos pero la tarea se me complica ligeramente al sentir un pequeño dolorcillo en mi zona íntima y la simple razón hace que sienta como mis mejillas se van calentando.
No me voy a preguntar cómo ha llegado aquí, sabía que se tenía algo entre manos desde que se fué, pero aunque esté aquí, es algo que no debo tomarme a la ligera, como tampoco ninguna de sus advertencias
«Ese payaso vuelve a poner una mano sobre tí y no respondo. Matalo todo lo que quieras pero si vuelves a dejar que te toque yo haré algo mucho más placentero que matarlo. Le meteré una rata viva en el puto estómago y luego lo pondré en una olla hirviendo para que se coma todos sus malditos intestinos».
Recordar sus palabras solo hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo entero. La determinación en sus palabras, ese brillo perverso que me prometía y aseguraba que estaba dispuesto hacer eso y más me hizo sentir una avalancha de emociones. No voy a negar que la idea de que lo matará me parecía la más hermosa de todas, pero tenía el presentimiento que si lo dejaba hacerlo por su cuenta algo saldría mal, después de todo, él no sabía mis razones para querer matarlo. A él no le iba a importar que el idiota fuera un manipulador que tenía engatuzado a mi padre, y tampoco le importaría que en el proceso de esa guerra hubieran víctimas como Nicole.
Nicole…
La extraño demasiado, he tenido la cabeza en tantos asuntos, que no me he dado el tiempo de pensar en lo mucho que estar separada de ella me afecta, porque lo hace. La idea pasó por mi mente de si la encontraba por aquí. El amago de su voz cuando estaba con Brando llegó a mis oídos, pero fué tan imperceptible por la música que no estoy segura si fué real o no.
Algunas que otras personas pasan por mi lado mientras recorro el pasillo y un hombre uniformado por completo de negro con armas a las caderas y al pecho me hace detenerme cuando se para frente a mí.
Levanto mi rostro no permitiendo bajar mi cabeza por nada del mundo y lo único que logró percibir son sus ojos entre toda esa capucha negra que le cubre por completo.—Señorita, no debería rondar por este lugar. Le recomiendo que vaya al baile —Su tono de voz es firme y demante.
—Buscaba el baño —miento. Podría decir simplemente que era una de las bailarinas, pero ellas ya estaban por retirarse, cuando Cristhian se fué luego de unos minutos más y el aire volver a subir de tono, tuve que mentir con las chicas que había pasado con todos esos vidrios rotos por todo el camerino.
—Siga el pasillo y luego cruce a la derecha. No se tarde, en unos minutos se dará unos anuncios por parte del respectivo líder de la mafia Italiana.
—De acuerdo.
Sigo mi camino y mi mente empieza a maquinar. ¿Que anuncios tenía que dar mi padre?
No me da tiempo de pensar nada más, una mano me toma de la muñeca, me jala y pega mi espalda a su pecho que me hace saber que es una mujer por la proporción de sus pechos. Una mano a mi espalda sujeta y la otra me toma con fuerza de la boca para evitar emitir un sonido.
Se mueve rápido y antes de poder reaccionar ya estamos en una habitación en la que me empuja y la puerta siendo trancada en ese mismo instante me evita mirar de quién se trata por la oscuridad en la que nos sumergimos.
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Adicción Irresistible
RandomLas mafias penden de un hilo. Un pacto de sangre olvidado resurge cuando el nuevo Boss de la mafia rusa busca lo que le pertenece por derecho, reavivando el fuego que había sido consumido en cenizas; pero las brasas siempre quedan, y solo bastó mira...