CAPÍTULO 30

438 28 10
                                    

Elena.

Termino de ajustar las últimas cosas que me llevaré en la mochila negra que tengo en la cama. La cierro y me la echo al hombro.

Cargo pantalones de cuero negro junto con la camisa del mismo color y botas estilo militar, me doy unas últimas ajustadas a las correas atadas a los muslos dónde irán mis armas y a las de mis hombros que están a la altura de mis costillas dónde también irán las armas.

Salgo al pasillo, mis pisadas se empiezan a dirigir a la sala principal pero me detengo de golpe, me devuelvo por dónde vine, pero en vez de entrar en mi habitación la paso de largo, llegando a la última de ellas.

Me quedo ahí frente a la puerta, me replanteo lo que voy a hacer pero es lo correcto.

Respiro profundo y toco. No espero una respuesta y entro.

Mis pasos son lentos y cautelosos mientras me voy acercando a la cama donde se encuentra Thalía acostada de lado, dándome la espalda.

—Ya sé que eres tú, Elena —habla.

—Solo he venido a hablar contigo.

—Ya dije lo que pensaba y no me voy a rectractar.

Respiro profundo tragando el nudo que se me empieza a formar en la garganta.

—Solo quería decirte que me iré.

Eso logra que mueva un poco su cabeza hacía un lado.

—¿Te… te escaparas?

—Si, bueno, no. Algo así.

—¿Irás con tu padre…

—Tengo muchas cosas que resolver. Saldré, pero es algo distinto.

—Entonces piensas envolverte más en este mundo —recrimina.

Suspiro.

—Aunque no quisiera, no tengo opción, está es la vida que tengo y tengo que enfrentar mis problemas.

«Tengo que acabar con los que quieren hacerle daños a mis seres queridos para joderme»

—Muy bien, haz lo que quieras —recuesta su cabeza nuevamente.

Me siento a su lado, veo como se tensa cuando la cama se hunde por mi peso pero aún así no se mueve.

—¿Por qué no vienes conmigo? —suelto de una y sin pensar.

—¿Hablas enserio?

—Hablo muy enserio.

Suelta un bufido burlesco. Sacude su cabeza de un lado a otro negando mientras con sus manos sobre la cama se impulsa hacía arriba para sentarse. Me da la cara y se me corta la respiración; sus ojos y mejillas están rojas por las lágrimas que ahora se encuentran secas en sus mofletes.

—Ahora repitelo mirándome a la cara.

Trago saliva.

—Thalía, sé que te encuentras mal… pero sé que puedes salir de esta, puedes avanzar, yo te ayudaré y estaré ahí para tí, ¿Recuerdas? Tu para mí y yo para tí, siempre.

Niega.

—No, Elena… —desvía su mirada de mí— Está vez no voy a poder estar para tí ni tú para mí, no te seguiré a dónde quiera que vayas, y sé que no es para estar tranquila y salir de esto, te seguirás envolviendo en este mundo. Sé que te dije que siempre para tí y que te entendía con respecto a este mundo, pero este mismo ya me ha roto demasiado. Necesito pensar, ver lo que es mejor para mí sola y que tú estés a mi lado solo interferiria.

Adicción Irresistible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora