Cristian
Cazar, ser jurado, juez, verdugo y ejecutor, son cosas que corren por mi sangre. No me importa quién tenga que pasar por encima, sólo son pequeños obstáculos en el camino para poder llegar a mi objetivo.
El cigarro entre mis dedos su humo baila en el aire, arremolineandose en espirales que chocan contra mi rostro. Doy una pequeña calada más para luego apagarlo en el cenicero.
En cenizas, es como dejaré a mis enemigos.
Empezando por Pedro Cappelletti y quién se atreva a interponerse en mi camino.
Quería a Elena. La tengo.
Sin embargo, no pensé que ese pequeño ángel me daría frente. Pequeño ángel, ¡Ja! Con un alma negra y oscura que la hace ser un demonio con curvas de infarto, su sensualidad me seduce y me engatuza de una manera inrrevocable, que tengo que hacer de todo para controlar mis más impuros instintos.
Me doy la vuelta en la silla alconchonada de cuero negro y mi mirada se dirige hacía la ciudad, mi ciudad.
El humo pega contra la gran pared de vidrio reforzado que me permite ver desde la altura en que estoy y me vanaglorio en saber que tengo la ciudad en la palma de mi mano.
Tengo a Elena bajo mi poder, pero no me cansaré hasta que la tenga comiendo en la palma de mi mano. Que me dejo de llama Cristian Petrov si no es así.
Me dió un golpe bajo que no estoy dispuesto a tolerar jamás, me tomó con la guarda baja, yo lo quise así, pero ella realmente no ha conocido quién es Cristian Petrov y sólo ha ocasionado que le demuestre que no puede jugar con el diablo en su propio juego.
Elena Cappelletti me conocerá en verdad.
Unos golpes en mi puerta se hacen presentes y me hacen salir de mis pensamientos.
—Entre.
La puerta se abre y se cierra dándole paso a la voz de uno de mis voyevikis.
—La reunión se llevará a cabo en unos instantes. Todos están esperando por usted, Boss.
Mi mirada recorre la ciudad y mis dedos tamborilean sobre el posa brazos.
—Pues que me sigan esperando.
—Mi señor…
—Que sigan esperando —corto.
—Como usted diga.
Escucho las pisadas del hombre para luego abrir la puerta y marcharse.
Bien.
Deben aprender a qué nada es cuando ellos dicen, es cuando yo lo quiero y como yo lo quiero.
Simple.
Mis órdenes se acatan al pie de la letra, y el que no lo quiera que me avise para meterle un tiro entre ceja y ceja.
La estancia de mi oficina se funde en el silencio, sin embargo, eso sólo le da rienda suelta a qué mi mente recorra unas piernas enrollandose en mi cintura. Unos labios carnosos y rosados sobre los míos, y aún peor, esa boca llena de veneno, todo dirigido hacía mí, chupando mi polla como solo ella lo sabe hacer.
Mi longitud se tensa en mis pantalones y gruño. No la he visto dentro de dos semanas. Ha sabido ser muy escurridiza. Ella sabe que no estaba jugando, las amenazas que yo impongo no son sólo eso, lo que yo digo se cumple al pie de la letra, tarde o temprano, pero se cumple, y con ella no seré la excepción.
Cuando la tenga nuevamente frente a mí haré que se trague todo su veneno y mentiras hacía mí con mi polla en su boca. Para eso es que la quiero ahora, y pagará con creces por hacerme ver cómo un tonto.
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Adicción Irresistible
DiversosLas mafias penden de un hilo. Un pacto de sangre olvidado resurge cuando el nuevo Boss de la mafia rusa busca lo que le pertenece por derecho, reavivando el fuego que había sido consumido en cenizas; pero las brasas siempre quedan, y solo bastó mira...