Capítulo 13: ¿Rescate?

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Son como flashes, pequeñas imágenes que vienen a mi mente.

Sus manos subiendo por mis muslos, cuando relame su labio inferior y suelta esa sonrisa de suficiencia que me desarma. Su olor que me embriaga y me pone a fantasíar mientras su boca recorre con besos húmedos mi cuello, y… Luego todo eso se quiebra cuando recuerdo todo lo que él representa, somos tan iguales, y a la vez, tan distintos, polos opuestos.

Gruño por su recuerdo y por el hecho de que hace seis días estaba besándome con fiereza luego de haber caído a una piscina y a los segundos estaba ignorandome, así sin más, como si fuera una peste de la cuál tenía que evitar.

Por eso había estado tan enojada cuando se me acercó, mucho más al hablarme de tal manera. Se acercó imponiendo, como suele hacerlo con todos los demás, con su gran porte y dominio. Cuando sentí su presencia mi cuerpo se congeló y mi piel se erizó, lo único que pude hacer fue voltear a su dirección justo cuando él ya estaba a mi lado cerrando el piano de golpe.

¿Qué se creía? Su arrogancia y signos de altivez me tenían la cabeza con delirios, sin embargo, no podía evitar desearlo, y eso sí que me mantenía mal. Y no, no puedo permitirme caer de nuevo por este hombre, a pesar de todo, a pesar de qué cada vez que lo tengo cerca siento que el corazón me va a explotar. Se atrevió a evitarme por días, y esa no se la voy a perdonar así porqué sí.

«Aveces en la vida hay que decir: odio a los hombres, y seguir besandolos»

¡Ash! ¡maldita adicción que me hace pensar esas estupideces!

Cierro el gran expediente de golpe que es como un puto libro gigantesco y paso una mano por mi cabello. No puedo concentrarme preparando cómo será el rescate si tengo la cabeza metida de lleno en Cristhian. Tengo que dejar de pensar en él, por mi bien.

Cuando ví a la estirada suplicando con su rostro enrojecido, empapado en lágrimas, sin ser consciente de mis labios habían salido esas palabras.

«Él lo hará»

¡Ja! Claro, él lo hará. ¡Lo estoy haciendo todo yo!

Estaba recio a no ayudarla, yo sola me metí en este problema. Lo más estúpido fué que llegué a pensar que gustaba de Cristhian, a pesar que es su prima, que por eso me atacaba tanto, pero cuando escuché la palabra esposo no pude evitar sorprenderme, y cuando dije que la ayudaría a recuperar a su esposo, marqué mucho la palabra (esposo) para que le quedará claro de lo que tenía.

¡Ash! Bendita estirada, por abrir mi gran bocota ahora estoy metida en este gran problema.

¡¿Qué no podías permanecer en silencio?! ¡Pero ahhh noo, claro! Tuve que salir yo a sumergirme en algo que no me interesa.

Maldito Cristhian que me mete en estos problemas.

Lo sé, lo sé, es culpa mía, pero se suponía que lo haría él, ¡No yo!

Suspiro con fuerza mientras recuesto mi espalda en la silla.

—¡Ash!, tengo que dejar de abrir mi bocota.

Miro hacía los grandes estantes que me rodean llenos de múltiples expedientes y si tuvieras la más mínima intención de averiguar algo lo haría, ¿pero qué podría encontrar? ¿Múltiples expedientes de hombres que fueron asesinados por sus manos o a todos los que buscan y aún no han encontrado? Ya tengo suficiente con el esposo de la rubia como para ahora sumergirme a mirar otros más.

Escucho como la puerta se abre inundando el lugar de risas junto con varios pasos.

Al estar a lo último de los estantes se les hace difícil poder verme así que me ocultó detrás de ellos mientras intento echar miradas para lograr ver de quiénes se tratan.

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