—Me gusta Dream y yo... yo no quiero que sea mi hermanastro. Me gusta de verdad, mamá.
Su madre lo mira con una inmensa tristeza. Lo toma de las mejillas con suavidad viendo aquellos ojos cristalizados. Durante su vida varios hombres le habían roto el corazón, pero nada le rompía más que ver a su hijo así.
—Dream no lo va a ser. No me voy a casar con ese hombre, así que mientras eso no suceda, tú y Dream no serán hermanastros. Puedes amarlo y él puede amarte si así lo desea.
—¿Entonces no te vas a casar con él?
—Ya te lo he dicho, George. Si estoy con él ahora no es porque lo ame, es porque estoy esperando a que Dream esté bien y si algo llega a pasar pueda vivir bien sin su padre. Yo ya me he casado y mientras no venga alguien que sea igual o mejor que tu padre, yo nunca me voy a volver a casar.
George abraza a su madre con fuerza. La abraza tan fuerte para que no se vaya nunca, porque si conoce a una persona que va a estar con él hasta el final de los días, esa es su madre.
—Te amo, mamá —murmura con la voz temblorosa.
—Igualmente yo, mi pequeño grandote.
Ambos ríen genuinamente y terminan de alistar las maletas.
—¿De verdad tenemos que ir, mamá?
—Ese hombre ha estado jugando conmigo, es nuestro momento de aprovechar y jugar con él. Trátalo bien por estos días y trata de convencerlo de comprarte algo para ti o para Dream. Y si te comportas te ayudaré a tener una cita con Dream.
—Eres una manipuladora.
—Aquí quien no juega no gana.
...
Volver a estar a casa por un día completo se siente extraño. Ver a su madre y a Drista ahí le da una tranquilidad, ya que antes de que su padre se fuera con otra mujer, siempre habían sido tres.
A pesar de eso, las cosas han cambiado. Ahora su madre no solo se encarga de las tareas del hogar, sino que también sale a buscar trabajo. Drista se queda en casa haciendo sus tareas, mirando televisión o jugando con sus muñecos. Dream ya no sabe qué hacer. Su vida se había convertido en una rutina de ir al instituto y trabajar que ya no sabía que hacer en casa.
Una llamada entrante aparece en su celular, es Karl.
Mira la pantalla por unos segundos antes de contestar.
—¿Hola?
—Hola, Dream. ¿Estás trabajando?
—No, estoy en casa ahora.
—Ya veo. Justo estaba pasando cerca a la cafetería porque quería hablar contigo y vi que estaba cerrada. ¿Crees que pueda ir a tu casa un momento?
Se queda callado pensando. Lo menos que quería en ese momento era otra pelea, pero por el tono de voz de Karl podía entender que quería disculparse.
—Está bien. Puedes venir.
—Gracias.
Unos minutos más tarde llega Karl con una sonrisa tímida y casi forzada.
—Pasa —le dice Dream, guiándolo hacia la sala—. Siéntate si quieres.
—Gracias.
Karl toma asiento en uno de los sillones y Dream se sienta frente a él.
—Drista está haciendo su tarea, así que no hagas mucho ruido.
—Solo quería hablar contigo y disculparme si es que alguna vez te traté mal. Entiendo que estás pasando por una situación difícil y es que la verdad yo no entiendo cómo te sientes en realidad porque no he vivido lo que tú sí. Hay cosas que no entiendo y trato de comprender, pero nunca nos hablas del tema. Solo lo mencionaste una vez y nunca más lo volviste a hablar. Trato de ayudarte, pero a veces parece que no quieres ser ayudado.
—Intentas ayudar y lo haces peor.
—Lo siento.
—Ya déjalo así.
—No, no voy a dejarlo así. Quiero hablar contigo y dejar las cosas claras. Quiero que volvamos a tener la amistad que teníamos antes. No quiero discutir contigo cada vez que nos vemos la cara, quiero que veas en mí y en los chicos una fuente de apoyo incondicional. Solo queremos lo mejor para ti.
—¿Por qué querrían a alguien que solo está lleno de problemas? ¿No estarían mejor sin mí? —la voz de Dream se quiebra por unos instantes.
—No digas eso. Todos estamos llenos de problemas y no por eso nos debemos de apartar de otros. Los problemas se afrontan mejor con amigos que solos.
—¿Mi mamá te está pagando para que seas mi amigo?
Karl lanza la carcajada más sonora y larga de su vida.
—¿Tú crees que tu mamá tiene el dinero para pagarme para ser tu amigo?
El rostro de Dream se vuelve completamente serio.
—...Quiero decir que no estoy aquí porque tu madre me esté pagando. Estoy aquí por voluntad propia y porque no quiero perderte. Ni yo, ni los chicos.
—¿De verdad?
—De verdad, Dream.
Dream se levanta de su sitio y Karl lo imita. Se abrazan fuertemente hasta que respirar resulta difícil.
—Hay una sorpresa que tenemos para ti.
—¿Tenemos?
—Es de parte de Quackity, Sapnap y mía.
Karl le entrega un sobre. Tiene varios billetes dentro y una pequeña nota que dice "amigos por siempre" con sus firmas alrededor.
—Son todos nuestros ahorros. Creímos que los necesitas más que nosotros, así que pensamos en dártelo.
—No debieron... Es demasiado dinero.
—Por favor, acéptalo o nos vamos a poner triste.
Dream sonríe.
—Está bien. Gracias.
Un fuerte ruido se escucha proveniente de la cocina. Ambos se miran las caras.
—¿¡Drista!?
Corren hacia la cocina pensando en qué tal vez a Drista se le había caído algo y ven a Sapnap y Quackity tirados en la cocina con varias ollas encima.
—¡Hola! —los saluda Quackity—. Una ayudita, ¿no?
—¿Qué hacen aquí? —les pregunta Dream mientras los ayuda a levantarse.
—Karl nos dijo que iba a venir a disculparse —dice Sapnap—, así que creímos que debíamos hacer lo mismo. ¿Nos perdonas?
—Claro que los perdono, tontos. Pero me hubieran dicho que les abra la puerta.
—Le quita lo divertido a entrar a robar a una casa.
Todos voltean a ver a Quackity.
—Era broma. Tampoco se asusten. Yo no robo a todos menos mis amigos.
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cuando nadie está en casa [Dreamnotfound]
FanfictionDream siempre ha creído en el amor como una de las cosas más hermosas del universo. Sin embargo, aquello cambia cuando ve a su familia desmoronarse por culpa de su padre. George será el encargado de demostrarle que el amor es bello cuando encuentra...