Capítulo 37

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Después de estar días sin trabajo, Dream se había dedicado a cuidar de Drista y tal vez un poco de sí mismo también.

Preparó el desayuno para ambos y se quedaron comiendo en silencio. La realidad es que Drista casi no hablaba desde que regresó. Se la pasaba en su celular nuevo todo el día y ni siquiera usaba sus juguetes.

De repente a Dream le llega una llamada y al ver de que era George de quien se trataba, duda un poco en contestar, aunque termina haciéndolo.

—Hola, Dream. ¿Cómo estás?

—Estoy bien. Creí que ya no querías hablar conmigo.

—Es cierto. Te llamé porque Karl me dijo que lo hiciera, aunque bueno... también me preocupas un poco. ¿Has encontrado trabajo?

—Ahora estoy sin trabajo.

—¿Y antes tenías?

—¿Te importa?

—Quería ser paciente contigo, pero parece que quieres que te diga las cosas claras. Karl me ha dicho que uno de tus amigos ha encontrado un video tuyo acostándote con un cualquiera. No me importa qué hagas con tu vida, ¿pero de verdad quieres estar en ese mundo?

—Es dinero fácil.

—No porque sea fácil significa que sea bueno. Ni siquiera estás en edad para trabajar en ese ámbito. No te odies tanto a ti mismo y valórate un poco. A veces creo que no te conozco.

—... Yo tampoco me conozco. No sé ni porqué me metí a eso —Dream se levanta de la mesa y se encierra en el baño, porque no quería que Drista lo viera llorar—. No estoy listo para asumir tantas responsabilidades. Amo a Drista y amo a mi mamá. Quiero darles la vida que se merecen y no solo una vida en la que apenas tengan para sus necesidades básicas... pero solo soy un niño fingiendo ser un adulto.

—A veces el soporte emocional es mejor que el económico. Demuéstrale a tu madre y a tu hermanita que estás para ella. Diles que las amas todos los días. Cuida de ellas y de ti mismo. Las necesitas tanto como ellas te necesitan a ti. Así funciona una familia, y te lo dice alguien que sabe cómo es estar en tu lugar.

—George... lo siento. He sido demasiado desagradecido contigo, te he insultado a ti y a tu madre, después de haber sido mi mejor soporte. Espero que puedas perdonarme algún día.

—Cuídate, Dream.

—George... aún te amo.

—Me gusta alguien más. Adiós.

Dream quiere decirle algo más, pero George ya ha colgado la llamada. Había confundido su amabilidad con interés. Había perdido a la única persona que le había dado todo a cambio de nada y fue recién ahí cuando se dio cuenta.

...

Al final de la jornada en la cafetería, George y Karl se quedan limpiando. Wilbur había llamado horas antes que se iba a quedar haciendo horas extras, por lo que volvería más tarde. Así que estaban solo ellos dos, además de su madre que estaba en el segundo piso.

—Hablaste con Dream.

—Sí... Al comienzo ha actuado muy a la defensiva, pero después se escuchaba como si estuviera llorando y me ha dado un poco de pena. Me siento mal por él.

—¿Aún lo amas?

—Le guardo un aprecio por lo que fuimos alguna vez. No puedo perdonarlo por completo, así que tampoco le daré ilusiones. Ambos estamos mejor sin saber sobre el otro.

—Gracias por hablar con él. Espero que pueda entrar en razón pronto... Extraño al Dream de antes. Y hablando de otro tema ahora que estamos solos, ¿te puedo preguntar algo?

—Claro. Adelante, dime.

—Quiero que seas sincero. ¿Te gusta Wilbur?

George se queda un rato quieto y mueve su cabeza lentamente de un lado a otro como si estuviera discutiendo consigo mismo.

—No lo sé. Me pongo nervioso cada vez que lo tengo cerca. Es hermoso y muy atento. Si me dijera justo ahora para casarnos, le diría que sí inmediatamente. ¿Eso significa que te gusta?

—Creo que es más que obvio.

—No pareces muy feliz con eso —dice George, al ver a Karl con su cara completamente seria.

—Creo que a Wilbur le gusta alguien más.

La sonrisa de George desaparece.

—¿De qué hablas?

—El restaurante donde trabaja Wilbur es el de un amigo. Mi amigo ha mencionado que coquetea con él y acaba de escribir un mensaje de que está en su casa —Karl le muestra su celular con el chat de Quackity abierto—. Lo siento.

George se sienta en una de las sillas para procesar todo de nuevo.

—Pero no son novios. Wilbur ni lleva ni dos semanas aquí. No se puede enamorar de cualquiera.

—Tal vez solo se gusten por ahora.

—¿Y yo qué? Yo le gustaba. Antes nos besábamos todo el tiempo.

—Eso fue hace dos años, George.

George apoya su cabeza sobre la mesa. ¿Por qué dolía tanto? Él y Wilbur no eran nada. Nunca habían sido novios, y aún así le dolía que no lo hubiera vuelto a elegir.

—¿Quieres que te dé un abrazo?

—Por favor.

Karl lo envuelve entre sus brazos. Se siente mal por George, aunque también le alegraba que Quackity encontrara a alguien más.

—Si quieres me puedo quedar a dormir contigo.

—No quiero que tu novio malinterprete las cosas. No te preocupes, estoy bien. Gracias por decirme igualmente.

—Estoy seguro que encontrarás a alguien, George.

George solo esperaba que eso fuera cierto.

cuando nadie está en casa [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora