Capítulo 28

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George regresa a Florida y revisa los mensajes que le mandó a Dream solo para darse cuenta que este ni los ha leído. Llama a Karl y por suerte al menos alguien le contesta.

—¿Está Dream contigo?

—Me olvidé decirte, pero Dream se marchó ayer en la tarde y la verdad es que no tengo ni idea a dónde ha ido, pero puedes probar yendo a su casa.

—¿Y cómo estaba él?

—No muy feliz que digamos. Si tienes suerte tal vez solo te va a mirar feo el resto de tu vida.

—¿Tan mal está?

—Se nota que no quiere hablar contigo y estoy seguro que te odia ahora mismo.

—¿Puedes intentar comunicarte con él? Lo iré a buscar a su casa.

—Bien. Haré lo posible.

—Gracias.

George corta la llamada y se sienta al borde de su cama. Había pasado mucho tiempo desde que se sentía así de frustrado. Empieza a llorar y siente que nunca va a detenerse porque cada vez que intenta limpiarse las lágrimas salen muchas más. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? ¿Por qué su madre tenía que haberse metido con ese hombre?

Estaba cansado de fingir que tenía todo bajo su control, que podía calcular hasta la más mínima cosa. Estaba cansado de ser quien consolaba a todos, el que estaba dispuesto a ayudar siempre, a ser el chico se la cafetería que saluda con una sonrisa a todos. Estaba cansado de tener las responsabilidades de un adulto cuando solo quería vivir su adolescencia perdida por querer ayudar al resto, por querer ayudar a su madre en vez de ser una carga. Y tal vez es por eso que es tan comprensivo con Dream y no puede dejar de reflejarse en él. Porque él también fue así, él también dejó de estudiar para ayudar a su madre, él también se escapaba de casa cuando su madre traía una pareja nueva. Él puede entenderlo y él quiere ayudarlo, pero por una vez en su vida quiere que alguien lo ayude también.

Limpia sus lágrimas y lavó su rostro para mandarle un último mensaje a Dream diciéndole que iría a su casa, aunque probablemente tampoco lo leyera.

—¿A dónde vas? —preguntó su madre que justo salía del baño.

—Iré a buscar a Dream.

—Puedes pedirle disculpas de mi parte.

—No es tu culpa, mamá.

Y antes de que su madre pueda agregar algo más baja por las escaleras cruza la cafetería y por fin sale de ahí para enfrentarse con el mundo real.

Toma un taxi y va a casa de Dream. Toca la puerta y espera un largo rato. Probablemente la madre de Dream esté en el trabajo, entonces si alguien decide abrirle no tendría que ser nadie más que él.

Vuelve a tocar la puerta y se acerca a las ventanas para intentar ver algo, pero no logra ver nada.

No es hasta que siente unos pasos atrás suyos cuando se encuentra con Dream que parece haber llegado de hacer las compras.

—¿Qué haces aquí? —pregunta con tono tosco, mientras deja las bolsas a un lado para sacar sus llaves.

—Necesito hablar contigo y aclarar todo.

—Ya lo sé todo, George. Drista ya me lo ha contado.

—Trataba protegerte, Clay. No puedes enojarte conmigo.

—¿Protegerme de qué? No soy un niño. Soy solo dos años menor que tú. Puedo soportarlo.

—Llevabas mucha carga. Y aunque pudieras soportarlo, no era saludable. Somos jóvenes, Clay. ¿Por qué alguien de tu edad debería preocuparse de que el dinero de casa alcance o de poder mantener a su familia? ¿Te parece justo que hayan chicos allá afuera que se gasten su dinero en fiestas y en salidas, mientras que tú tengas que gastar tu dinero en la educación de tu hermana o en la comida de la casa?

—Es mi deber. Soy el único hombre en esta casa.

—¿Dónde dice que es tu deber?

—Si no lo hago yo, ¿entonces quién? Tengo manos, George. Puedo trabajar.

—¡Pero no es justo! ¡Tú deberías poder estudiar tranquilo, salir con tus amigos, ir a fiestas, enamorarte y hacer todas las cosas que los adolescentes hacen!

—¿No es eso lo que tú quieres? ¿No te estás reflejando en mí?

George baja su mirada. ¿Era muy obvio?

—Yo...

—¿Tú qué? ¿Quieres salvar tu versión más joven que no pudiste salvar?

—Sí, eso quiero.

—¿Dónde está Drista? —cambia de tema y por fin abre la puerta.

—Sigue en Londres, pero- —Dream lo corta.

—¿Y por qué no la salvaste a ella?

—No puedo sacarla del país, Clay. No puedo solucionar todo.

—Entonces deja de querer arreglar mis problemas. Vete con mi padre y con la puta de tu madre.

George no duda ni un segundo en tomarlo del cuello y empujarlo contra la puerta con todas sus fuerzas.

—¡Puedes hablar toda la mierda que quieras de mí, pero con mi madre no te atrevas a meterte!

—¡Tu madre es una maldita zorra!

—¡¡Cállate!!

—¿Por qué me tengo que callar si es la verdad?

—No hables si no sabes nada. Tu padre fue el cobarde que no le contó que tenía familia. Tu padre fue el que me amenazó para no decirte nada. Tu padre es la razón por la que tu vida es una mierda. Así que no vengas a insultar a mi familia por cosas que la única culpa tiene tu padre. ¿Entendiste?

Dream solo asiente con la cabeza mientras intenta reincorporarse.

—No vuelvas a la cafetería. Búscate un trabajo en otro lado si quieres, pero ya no quiero verte. He tratado de comprenderte, pero si algo aprendí es que no es bueno quedarte en lugares donde te lastiman. Fue un gusto ayudar a tu familia, mas ya no quiero jugar a ser el héroe.

cuando nadie está en casa [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora