Capítulo 40

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Cuando llega a casa de Dream empieza a pensarlo dos veces si de verdad quiere hablar con él. ¿Qué se supone que le iba a decir? Ni siquiera había pensado en eso. Al final no le da tantas vueltas y da dos golpes suaves a la puerta.

Escucha pasos cerca y por fin se abre la puerta. Es Dream quien le abre, tiene los ojos hinchados como si hubiera llorado y eso le preocupa.

-Uhm... George... No tenía idea que ibas a venir.

-Lo siento, debí avisarte... ¿Estás bien?

-Sí, estoy mucho mejor -dice, volteando a ver a otro lado para evitar el contacto visual.

-Genial... ¿Puedo pasar o prefieres hablar aquí afuera?

-¿Depende de qué quieras hablar? Si me vas a mandar a la mierda otra vez, prefiero que no lo escuche mi familia.

-No te preocupes. Vengo con buenas intenciones.

Dream se hace a un costado para hacerlo pasar, luego cierra la puerta y lo lleva a su habitación.

Ambos se quedan en silencio y la incomodidad parece estar en el aire. George se queda lo más cerca a la puerta, mientras que Dream toma asiento en la silla de su escritorio.

-¿Cómo has estado? -pregunta George, rompiendo el silencio.

-Bien creo. Estos días me he estado quedando en casa cuidando de mi hermanita.

-¿Ya no estás trabajando?

-No. Lo dejé hace un tiempo por suerte. Era un ambiente muy tóxico y... ese trabajo no es lo mío. No sé ni cómo se me ocurrió por la cabeza. Yo creía en el amor como algo hermoso, un sueño del que no deseas despertar... pero cuando me acostaba con ellos había de todo menos amor, ni siquiera yo me amaba...

-Pero te diste cuenta de eso y lo dejaste. Eso es lo importante.

-Supongo. ¿Y qué hay de ti, estás bien?

-Estoy mejor de lo que pensaba -pero su expresión demuestra lo contrario.

-¿Y qué hay del chico que te gusta?

-Uhm... digamos que le gusta otra persona. Es lo de menos. Ahora estamos solo como amigos y supongo que es lo mejor.

-¿Y por qué estás triste?

George ve hacia la ventana y luego al suelo.

-No estoy triste. Tal vez solo un poco. El amor a veces duele, más cuando no es correspondido.

-Tú mereces más que nadie ser amado, George.

Dream se levanta de su asiento y se acerca a George tanto que incluso George se sorprende.

-Dream, creo que me estás malentendiendo. No he venido porque me gustas o algo parecido, vine aquí como un amigo. Lo siento si te di las señales equivocadas.

-Oh... lo siento. Eso debió ser demasiado incómodo -Dream se rasca la nuca-. Gracias por venir, pero creo que ya debes de irte.

-¿Estás seguro? Lo siento si no te gusta la idea de ser amigos.

-Estoy bien siendo amigos, solo vete.

-Dream... te amo, ¿sí? -George lo abraza, acercándolo a sí lo más que puede- Entiendo completamente cómo te sientes. A veces amamos tanto a alguien que no queremos perderlo y no nos damos cuenta de que no estamos listos para amar a alguien más que a nosotros mismos. No lo digo tanto por mí, sino por ti. ¿De verdad crees estar listo para una relación?

-Yo te amo, George.

-El amor no es suficiente para una relación. Muchas veces las relaciones fallan por eso. ¿Acaso no te has dado cuenta de cuántas parejas terminan o se divorcian? No sé cómo tú pienses, pero yo no quiero una relación de meses o de unos años, quiero una relación que dure toda mi vida o la de mi pareja. Pero si tú quieres una relación solo por el placer de ser amado un tiempo, entonces creo que no soy lo que estás buscando.

-Tienes razón. Yo no me conformaría en amarte toda mi vida, te amaría hasta la eternidad, en cada vida y en cada universo.

¿Por qué Dream siempre se lo hacía tan difícil? Apenas podía soportar la idea de aún amarlo a pesar de todo y ahora le susurraba palabras que lo hacían querer estar a su lado hasta el final de los tiempos.

Le hubiera dicho sí.

Le hubiera dicho sí, si tan solo supiera que Dream estaba completamente estable para una relación. Le hubiera dicho sí, si no lo amara, porque sabe que si le dice sí su relación no tardará en romperse y nuevamente lo perdería.

-Tengo que volver a la cafetería. Me alegra saber que estás mejor.

George se suelta del abrazo y camina hasta salir por la puerta principal. No sabe si volver a la cafetería. Se siente tan confundido y tiene tantas cosas mezcladas en su cabeza que se siente incapaz de trabajar en lo que resta del día.

Se queda al final de la calle parado justo en la esquina. Ve a la gente pasar frente suyo. Algunos están con sus amigos, otros con su familia o sus parejas. Es tan lindo ver como todos tienen a alguien, pero luego estaba él... solo y sin nadie. Toda su vida había estado solo prácticamente. No es que su madre no estuviera presente, pero no se sentía completo. No tenía tantos amigos, ni siquiera tenía otro amigo a parte de Karl y la verdad es que poco se conocían.

Todos tenían un amigo cercano, un mejor amigo al que le podían confiar sus secretos más profundos. Sin embargo, George nunca había experimentado ese tipo de amistad. Su madre era quien más lo conocía y quizás a eso se debía su excesiva confianza con ella, aunque a veces solo quería hablar con alguien de su edad que lo entienda mejor.

Y como si fuera arte de magia o de un ser divino, apareció una persona frente suyo que se acercó a hablarle.

-¿Cuánto cobras? -le preguntó en voz baja.

-¿¡Qué!? ¡Yo no hago esas cosas!

George sale corriendo hasta que pierde de vista al tipo. Tal vez había sido una larga noche y debía volver a casa.

cuando nadie está en casa [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora