Capítulo 25

1.1K 187 148
                                    

La respiración de Dream se vuelve agitada. No podía ser posible. Su padre no podía llevarse a su hermana. Eso no podía ser cierto, ¿verdad?

—¿Estás segura?

—No está en casa, su maestra dice que no ha ido a clases hoy y me acabas de decir que la última vez que la viste estaba con tu padre.

Dream pasa una mano por su cabello dominado por el pánico.

—Pero ella está bien, ¿no? No creo que le haga algo, ¿verdad?

—Ya no sé ni qué esperar de tu padre, hijo. Ese hombre es capaz de tantas cosas.

—¡Hay que llamar a la policía o algo! No podemos simplemente quedarnos a esperar a que aparezca.

—Yo me encargo de eso, cariño. Tú tranquilo. Encontraremos a tu hermana.

Su madre cuelga la llamada y las lágrimas por la culpa no tardan de brotar por sus ojos.

—Fui muy tonto —se lamenta.

—No digas eso —intenta consolarlo George.

—No debí dejar que mi padre se la llevara.

—Tú no sabías, Dream.

—Debí suponerlo. Sabía que no podía confiar en ese hombre y aún así dejé que mi hermana se fuera con él.

—No vale la pena lamentarse por cosas del pasado. Mejor vayamos a descansar. Tu mamá ya dijo que se encargará de todo.

—¿¡Y yo qué!? ¿¡Me voy a quedar aquí esperando a que mi hermana aparezca!?

—No puedes hacer más.

—¡Yo también puedo buscarla!

—¿Dónde? Ni siquiera sabes dónde está tu padre.

—¡Lo voy a averiguar!

—Dream —George lo toma de la mano—. Sé que te preocupas por tu hermana y que quieres ayudar, lastimosamente no podemos hacer más. Seguro tu madre ya avisó a la policía. Ellos se encargarán de todo.

—Como si la policía alguna vez hubiera sido eficiente.

—Ya es tarde. Vayamos a dormir y si quieres mañana vamos a buscarla. ¿Qué te parece?

Dream suspira derrotado. Sabe que George tiene razón en cierta parte, pero no sabe si será capaz de descansar sin saber que su hermanita está bien.

Ambos suben a la habitación de George. Aquel lugar ya era casi su segundo hogar por todas las noches que se había quedado a dormir ahí.

La madre de George toca la puerta y lo llama para hablar con él un momento.

—George, voy a viajar mañana temprano.

—¿A dónde vas?

—A Londres. El innombrable me dijo que fuera.

—¿Y piensas ir sola? No sé si recuerdas, pero estás embarazada y no sé qué tan seguro es que viajes al otro lado del mundo así.

—Si quieres puedes acompañarme, ¿pero Dream?

—¿Puede venir con nosotros?

—No creo que sea buena idea. Mejor quédate con él.

—No, no. Iré contigo. Le avisaré a Dream de todas formas.

George regresa a su habitación y se encuentra con Dream buscando una película en la televisión.

—¿Está todo bien?

—Tengo que viajar mañana con mi mamá. Es un viaje de último minuto. Lo siento.

—No te preocupes. La buscaré yo solo. ¿A dónde irás?

—A Londres. Mi padrastro nos invitó.

—Ya veo... ¿Qué quieres ver?

—Elige lo que quieras. Creo que me voy a dormir antes de que empiece. Buenas noches, Dream —dice, metiéndose bajo las sábanas.

—Buenas noches, George.

...

Cuando despierta a la mañana siguiente George ya no está ahí. Ha dejado las llaves sobre la mesita de noche con una nota debajo.

"Tienes el día libre. Si sales no olvides de cerrar la cafetería".

Se fija en la hora y es casi la una de la tarde. No puede creer que sea tan tarde hasta que recuerda que tardó varias horas en dormirse.

Cuando está por levantarse escucha un celular sonando y se da cuenta que es el suyo. Un número desconocido lo está llamando. No solía contestar llamadas de desconocidos, pero tenía un presentimiento.

—¿Hola? —dice apenas contesta.

—Hola, Clay. Soy Drista.

—Drista... e-estás bien.

—Sí, estoy bien. Perdón por no contarte, pero el vuelo ya iba a partir y no tuve tiempo de contarte. Este es mi nuevo celular. Papá me lo acaba de comprar.

—No entiendo. ¿Dónde estás?

—En Londres. Me voy a quedar a vivir aquí con papá.

—¿Él te obligó?

—No. Ayer me preguntó si quería vivir con él y le dije que sí. Su departamento es enorme y tiene un perrito.

—¿Y qué hay de mí?

—Dijo que podías vivir con nosotros si querías.

—No, Drista. No me refiero a eso. ¿Por qué lo preferiste a él antes que a mí? —su voz denota dolor— Sabes lo que le ha hecho a mamá, lo que le ha hecho a nuestra familia. Ese hombre no es bueno y aún así quisiste irte con él teniéndonos a mí y a mamá.

—¿De verdad los tenía a ustedes? Mamá trabaja en la tarde, tú igual y a veces ni siquiera vas a casa. Yo si no estaba en la escuela estaba todo el día sola en casa. Sé que ustedes tienen razones importantes para trabajar, por eso no quiero ser una carga. Aquí no estaré sola. Papá dijo que tengo un hermano mayor y uno que va a nacer pronto.

—¿Y si son malos contigo? ¿Y si papá es malo contigo? ¿Y si también estás sola ahí en Londres?

—Al menos no seré una carga para ti y para mamá.

—No eres una carga, Drista.

—Lo siento. Tengo que colgar. Cualquier cosa me escribes.

Drista cuelga la llamada antes de que pueda decirle algo.

Quiere llorar y golpear a todos. Está más tranquilo al saber que su hermana está bien, pero como puede estar tranquilo sabiendo que probablemente no la vea nunca más.

Quiere a George. Quiere que esté con él y le diga que todo estará bien. Hubiera querido que George le dijera para ir a Londres y tal vez así ver a su hermana, pero lo dejó solo allí.

De repente le llega un mensaje de Drista.

Drista

¡Papá dijo que hoy voy a conocer a nuestro hermanastro!

Tiene ganas de tirar por el celular por la ventana, que vuele hasta Londres y le caiga en la cabeza a quien sea que fuera su hermanastro. No quiere ni siquiera imaginarse como es. ¿Y si era mejor hermano que él? ¿Y si Drista también terminaba prefiriéndolo a él? Ni siquiera lo conocía y ya lo odiaba.

Si algún día veía a ese estúpido chico británico lo iba a matar sin importar quien fuera, al igual que a la mujer que arruinó a su familia.

cuando nadie está en casa [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora