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Capítulo 28: ¿Fresa o chocolate?

📌 Disclaimer: Hola, aclaro que a partir de aquí existirá mayor número de escenas +18 años, así que de tener una edad inferior te sugiero abandones la lectura o saltes dicho contenido. De hecho este libro fue diseñado para público +18. Marcaré los capítulos con lemon para evitar confusiones.  🍋🐱
Recuerden que es ficción, así que cuidado con los comentarios. Este libro sólo tiene el fin de entretener.

(...)

Eran cerca de las siete menos cuarto cuando la tienda cerró. Yo me quedé un rato más para arreglarme. Un poco de sombra en los ojos y delineador no le venían mal a nadie. El claxon de un coche me hizo dar un brinco frente al espejo del baño.

Tomé una respiración profunda antes de acomodarme el cabello y lanzarle un beso al espejo. Soy mayorcita ya para caer en las trampas de un chico.

Sí, hoy solo vamos a jugar. Me dije a mí misma mientras cerraba la parte de atrás de la tienda y el claxon volvía a pitar. Me giré en busca del señor insistente consciente de que con mis armas lo tenía todo controlado. El corazón se me fue a los pies cuando lo encontré sentado sobre esa moto.

Madre Mía, acaba de subir en la escala de puntos personales. Es la personificación del chico malo en versión Asia. Nam Joon me mira de arriba abajo mientras se aproxima a mí. Yo debo estar haciendo lo mismo. Los pantalones vaqueros negros se adhieren en los lugares correctos y yo me humedezco los labios solo por deporte.

—¿Estás lista? —dice él tendiéndome un casco.

Se puede ser más sexy con esa voz. Me limito a asentir. Él esboza media sonrisa y sin pedir permiso me quita un mechón de pelo que me caía sobre el ojo derecho.

El aire se atasca en mis pulmones y me quedo mirando esos ojos color café sin saber qué hacer. Dios mío, esos hoyuelos. Él se acerca un poco más y ahora estoy en medio de su aroma que grita perfume caro.

Debería criticarle pero estoy atrapada. Le miro los labios y entreabro los míos por acto reflejo. Algo cambia en esos ojos. Se oscurecen al punto de saltarme el pulso aún más. Unos dedos largos con anillos de plata incluida me ponen el casco finalmente.

—Hoy ha hecho mucho calor ¿Te apetece un helado?

Me apetece uno que tenga tu sabor impreso y un extra de tu perfume, es lo que pienso pero no digo nada. Vuelvo asentir. Reacciona tonta, que pensará que eres muda. Él sonríe complacido antes de tomarme de la mano. Por qué me tiembla todo el cuerpo. Durante esos dos o tres pasos que nos separan de la moto me quedo en blanco. Al punto de no escuchar lo que acaba de decir.

—¿Qué? —pregunto aturdida y Nam me suelta para subirse a la moto. Joder, por qué se ve tan sexy en esa posición.

—Te acabo de preguntar que si es tu primera vez en moto. Algunas chicas no les gustan.

Esas son unas idiotas. Yo prefiero el peligro de vez en cuando. Me aparto el cabello detrás del hombro y le sonrío coquetamente.

—Yo no soy como las demás.

Él sonríe y se muerde el labio inferior. Punto para Issabelle. Ha comenzado el juego.

—Sí, por eso estás aquí ¿Vamos?

No me lo pienso mucho para sentarme detrás y abrazarlo por la cintura. Lleva la cazadora abierta así que estoy tocando su firme abdomen por encima de la tela de la playera. Trago saliva y recargo mi barbilla en su hombro. El motor ruge y antes de lo que puedo calcular estamos corriendo junto al resto del tráfico.

El aire me hecha el pelo hacia atrás pero lo único que puedo respirar es su aroma, me pego aún más a su espalda. El ruido de fondo no me deja saber si ha suspirado, pero siento como los músculos de su abdomen se tensan contra mis dedos. La fachada de una heladería aparece envuelta en luces de neón.