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Capítulo 15: Sin etiquetas

Eran las mejores horas de mi vida. Sé que sonaba patético pero ya eso quedaba de más tratándose de ella. Estábamos en uno de esos pequeños restaurantes de comida rápida.

Increíblemente esa chica escuálida como yo solía llamarla comía por tres y no engordaba una onza ¿Tendría los mismos genes de Taehyung y Jimin?

—¿Qué? —terminó de limpiarse con la servilleta.

Come como un bebé. Le di otro trago a mi Coca-Cola antes de responder.

—Podrías ser la hermana perdida de Jiminie y Tae ¿Siempre has comido así?

Un leve rubor le pinta las mejillas. Yo apoyo mi cara en la mano tratando que no se me note la sonrisa.

—Tengo un hermano mayor. Algunas cosas vienen juntas en el mismo paquete.

—¿Cuántos años te lleva?

Sé que comenzaba a sonar indiscreto, pero realmente mi objetivo era saber cuánto pudiera de ella. Era mi enigma personal y si quería llegar a lugares más profundos tenía que empezar ya.

—Tiene tu edad, pesado. Me lleva cuatro años.

—¿Tienes veintidós?

—¿Parezco más vieja?

—¡No, no, no! Yo no iba a decir…no, pero es que como mínimo veintitrés o veinticuatro…

—Ahora la edad te preocupa…Eres increíble, Sugie…

¿Sugie? ¿Debería protestar por ese apodo tan soso? Ya que importa. La edad me vale un cuerno. Tú me gustas demasiado.

—De lejos pareces más madura, aunque solo falta que abras la boca para pensar lo contrario.

—Gracias por la parte que me toca—sonríe y otra vez esos hoyuelos se dejan ver. Qué me estás haciendo pequeña mocosa.

Seguimos hablando de todo y de nada serio a la vez. Por qué no podía quitarme del rostro la patética expresión de felicidad. Lena también sonreía antes que el tono de su teléfono nos interrumpiera.

—Lo siento, tengo que contestar esta.

La castaña se levanta en busca de privacidad. Yo asiento haciendo el mismo recorrido con la vista. Me encantan sus piernas.

***

—Hola tú.

—Dónde estás desaparecida, llevo media hora dándole vueltas al comedor y nada.

Oh, diablos, se me había olvidado Kookie y el almuerzo. Bueno eso no, estaba comiendo con... Cuándo aprendería a ponerle identificador a las llamadas.

—¿Lenie? ¿Sigues ahí?

—Claro, solo... Ya sabes como soy de entretenida. No te preocupes. La verdad es que terminé quedándome a comer con Mei... Sí fue eso. Creo que ya no volveré esta tarde. Lo siento Kook. Te debo una compensación.

—No me debes nada, soy tu... amigo, nos vemos después.

—Vale.

Kookie corta y no hace falta estar a su lado para saber que en su cara se pinta la decepción. Qué clase de mejor amiga soy si no puedo parar de mentirle. Vuelvo a la mesa que ocupamos Yoongi y yo en el restaurante.

Él se ha quitado la gorra y desde este ángulo tengo pleno acceso a su perfil. Tiene una pequeña vueltecita en su nariz que me da ganas de besarla. El cabello gris comienza a perderse y me pregunto cómo le quedará de negro. Hermoso como todo en él.