Capítulo 36: No me va el romanticismo

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Termino de cepillarme los dientes en el baño de mi mejor amiga. Son solo las siete de la mañana y sin embargo estoy de los nervios. Él dijo que soñara con los ángeles y que le incluyera también.

No he podido pegar un ojo desde que finalizó esa llamada y cada vez miro más la pantalla de mi celular como si mi vida dependiera de ello. Hice mal con citarle en casa de Lenie. No porque a ella le vaya a molestar ser un puente entre los dos. La verdad si no fuera por ella nunca le habría conocido. Pero qué estoy pensando. Solo será un desayuno con una persona agradable, muy agradable que por poco te lo termina en el baño de esa heladería.

—¡Tonta, tonta, Issabelle! —me cacheteo frente al espejo del lavamanos.

—¿Todo bien?

Es Mei y su insaciable curiosidad. Si llegara a sospechar lo que está punto de suceder no me dejaría piel hasta que no le diera cada detalle. De hecho, ella es la culpable de todo este lío. La miro con indiferencia y termina rodando los ojos antes de volver a la habitación.

Vale, yo puedo con esto. Me refresco la cara y no he terminado de secarme cuando la pantalla de mi celular parpadea dos veces. ¿En qué estaba pensando cuando lo registré como “guapo”?

«Llego en veinte. Yoon me dijo que hay una cafetería dos cuadras más abajo ¿Está bien si nos vemos allí?»

Y ahora mismo podría besarte. Acabas de evitarme muchas explicaciones. Enseguida tecleo un “Vale” y en la euforia del momento le mando un corazón. Ya basta. Mejor termino de arreglarme antes de que yo misma meta la pata.

***

Me ha enviado un corazón y otra vez siento esa pesadez en el pecho ¿Estaré medio enfermo por el estrés? Bah, solo espero no haberme excedido demasiado. Le echo un ojo a la caja plateada que hay en el asiento del copiloto. Después de esa llamada más allá de la medianoche no pude contenerme y terminé marcándole a una de las noonas.

Es la primera vez que compro un vestido para una chica así que tuve que inventarme la historia del siglo incluso utilizar a mi hermana para que al final Noona me mandara la dirección de la tienda. No sé cómo las mujeres no se cansan de escoger ropa cuando van de compras.

Yo fui obligado a ver medio catálogo de vestidos de noche y ya me dolía la cabeza. Al final, la personal styler que me atendió fue la que dio en el clavo. Gracias a Dios no podía verme por el chat o hubiera notado como me convertía en un tomate mientras le hablaba que la chica que usaría el vestido tenía unas curvas de infarto.

Tomo una respiración profunda y aparco frente al lugar que Yoon me señaló en su mensaje. Bajo del coche y voy abrir la puerta del copiloto para sacar la caja con el vestido cuando la descubro caminando en la calzada. Me quedo paralizado y siento el impulso de correr para rodearla con mis brazos.

Lleva un vestido azul cielo con la falda suelta. Issabelle podría estar en el catálogo de Misses de cualquier país y ni siquiera parece notarlo. Guardo mis manos en los bolsillos del pantalón y le sonrió cuando llega junto a mí. Sigue oliendo a fresca primavera y entonces recuerdo cómo saben esos labios carnosos que tiene.

—¿Esperaste mucho? —pregunta apretando las correas de la mochila que cuelga de su espalda.

Quiero besarte otra vez, hermosa. Oculto el pensamiento con otra sonrisa, pero no puedo evitar la tentación de tomarla de la mano.

—Vamos, me muero de hambre.

***

«“Hoy es un gran día para perseguir estrellas. Me encantaría verlas brillar sobre tu pelo esta noche”»

Sonrío como una idiota, mi “Admirador secreto” lo ha vuelto hacer. Me muero por ponerle una cara a esas frases bonitas. Tecleo un par de emoticones enamorados. Qué importa si me textea un asesino en serie. Nadie que quiera matarte te conquistaría primero ¿O quizás sí?

—¿Por qué suspiras? —es Lena que acaba de regresar a su habitación con una caja de color rojo en las manos.

—¿Y eso? —aprovecho la ocasión para salirme por la tangente. Ya sé que la respuesta tiene el sello de Min Yoon Gi impreso por la patética sonrisa que ha esbozado.

—Habrá un baile de máscaras después del FanMeeting. Ya sabes en plan after party privado y Yoongi me invitó.

—¡Awww! —ambas chillamos como dos niñas pequeñas. Aaron asoma su cabeza por la puerta de la habitación.

—Que molestas son ustedes ¿Issabelle ya se fue?

Ambas miramos al castaño y luego entre nosotras. A decir verdad, dónde se metió esa loca.

—Bueno, se les va a enfriar el desayuno. Y tú vas a llegar tarde—dijo Aaron señalando a su hermana menor—Además tenemos una plática pendiente. Quiero saber quién es el que estaba comiéndose a mi hermanita a besos en la esquina.

Lena enrojece más que la caja que ahora está sobre la cama, yo miro hacia otra parte. Ufff, el hermano metiche ataca otra vez.

***

Le doy otra vuelta a la cuchara en mi taza de café y ahora el color castaño está en medio de los ojos almendrados de él.

—No sé. Nunca he estado en ese tipo de ambiente.

Por qué tiene que tener una sonrisa tan hermosa. Sus dedos se posan sobre la mano que le da vueltas a la cuchara. Tiemblo como una hoja pero no aparto la vista de él.

—Creo que tu espejo no funciona bien. Eres la chica más hermosa que he visto en mi vida, Issabelle.

Y ahí lo tienes cuando crees que no puede haber más nada después de esa caja plateada viene y te hace sentir como una princesa.

—¿Tú crees? —murmuro más para mí que para él. Siempre he sabido el efecto que causo en los tíos. La palabra hasta ahora había sido la misma. Issabelle está cañón, la morena de las curvas, pero hermosa en ese tono…eso nunca había pasado, no hasta ahora.

—Por supuesto, y para mí mayor tranquilidad te prometo que cada palabra que salga de mi boca en el escenario será para ti.

Ahora si logro una sonrisa mientras él me acaricia los nudillos con el pulgar.

—De acuerdo, ahí estaré.

***

El momento grita tensión. Aaron me mira detrás de su taza de té. Resoplo frustrada, ya le he contado todo sobre Suga y yo, bueno no todo. Ya bufa porque nos vio frente a la casa si supiera lo que hice en las primeras horas de mi noviazgo me internaría en un convento para que espiara todos mis pecados.

—Tiene que dar la cara. Puede ser el mismo rey de Inglaterra que no se lo dejaré pasar.

—Pero…

—Nada de peros, señorita. Serás mayor de edad pero sigo siendo tu hermano mayor. No dejaré que cualquier tipo venga aprovecharse de ti sin al menos conocerle y estoy seguro que padre también querrá saber.

—¡No le vas a contar! Aaron aún es muy pronto…No te rías Mei.

—Sí, le voy a contar en cuanto volvamos a conectarnos y tú me has decepcionado Wang. Se supone que debías cuidarla, no empujarla a los brazos de ese mequetrefe.

—Protesto, ella se empujó solita. Yo solo me callé la boca.

Con amigas como Mei mejor tener enemigos. La fulminé con la mirada antes de contratacar los argumentos de Aaron.

—No es un mequetrefe y como bien decías soy mayor de edad. Deja que sea yo quien le hable a papá sobre esto.

Aaron termina su desayuno y se limpia con la servilleta. Compartimos la misma manía de enarcar las cejas antes de protestar.

—Después que tengamos la plática seria con él, pensaré en tu caso.

Mi hermano se levanta en dirección a la cocina. Mei y yo compartimos un suspiro. Por lo visto ahora tendré otros ojos más encima.


•INCO13PLETE •© MYG#1BSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora