Capítulo 44: Fragmentos de fuego

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🍋+18🐱

Despierto por las quejas de alguien. Vuelven a maldecir y ahora sí consigo abrir los ojos por completo.

—Jodidas llaves—masculla Yoongi intentando sacar a las susodichas del bolsillo trasero de su pantalón.

—Déjame en el suelo, tonto.

Una sonrisa avergonzada aparece en su rostro. Me suelto de él y puedo comprobar cómo se toca la espalda. Pobrecillo, cómo ha conseguido traerme hasta aquí en brazos. La puerta de la casa de los chicos se abre finalmente y termino de sacarme los incómodos tacones. Mi novio ha dejado de maldecir y no pierde tiempo para tomar mi mano y guiarme en la oscuridad de la planta baja.

Por lo visto somos los primeros en llegar. El pasillo superior se mantiene a media luz, como parece ser la costumbre. Él abre la puerta de la habitación y aun con algo de pereza alcanzo el interior, no pasa mucho tiempo para que un brazo me jale por la cintura. Su boca me encuentra en la oscuridad y no dudo en corresponderle.
Hemos tenido una noche demasiado pesada como para ponernos a pensar que es lo correcto y que no.

Mis manos le sacan la chaqueta y pronto mi vestido rojo se enrolla en mis pies. Salgo de ese charco de tela y nos volvemos a besar. Sus manos no tardan en apretarme las caderas mientras me muerde el labio inferior.

Ahora que lo pienso está más necesitado de lo normal. Me separo solo lo justo para encontrar su mirada. Solo el brillo de las lamparitas de la mesa de noche y algunas repisas de su armario iluminan su pálida tez.

—¿Qué anda mal?

Sé que es obvia la respuesta. Todo está de cabeza, pero…

—Quiero despedirme bien—no me deja replicar siquiera y vuelve a capturar mis labios.

Esta vez me es más difícil interrumpir el beso. Teniendo en cuenta de la forma en que sus dedos me tocan. Cuando lo logro ambos jadeamos.

—¿Despedida por qué? No estarás pensando terminarme por lo de Kook. Eso no cambia nada y aunque suene como la peor de las egoístas no puedo permitirte que te vayas. ¡No puedes irte cuando he dicho que te amo!

Y ahí lo tienes, las lágrimas regresan para complicarlo todo. Por qué diablos sonríe así. Sus pulgares recogen parte del salado líquido, pero al final son sus labios los que terminan en mi rostro, de forma que cuando me vuelve a besar he probado mi propia tristeza.

—No estamos terminando, nena ¿Crees que abandonaría después del trabajo que me ha tomado que dieras el sí? Solo estoy poniendo un espacio en blanco entre lo que pasó hoy y lo que será el futuro. Solo será una semana y…

— ¿Una semana? ¡Te estás oyendo! —lo empujo por el pecho y camino de un lado a otro. Debo verme ridícula contando el hecho de que solo llevo mi ropa interior. Pero cómo se atreve hacerme esto.

—Nena…

—¡Nena, un cuerno! ¿Se puede saber a dónde diablos te vas durante una semana? ¿Cómo puedes irte ahora? El problema con Kook se puede arreglar pero no puedo yo sola y además…que haré una semana sin ti. Eres el peor novio de la historia, un egoísta total, un idiota engreído, un…

La rabieta termina con él abrazándome y yo golpeándole el pecho una y otra vez. No llores idiota y por qué sigue sonriendo. Tarado insensible.

—Ya lo decidí y es lo mejor para los dos. No es lo mismo verlo en la universidad de un pasillo a otro que en la encimera de la cocina cada mañana, por no hablar de que prácticamente no nos despegamos unos de otros…

—Tu excusa es pobre y no contestaste a mi pregunta inicial…

Él resopla por mi cabezonería, pero termina besándome otra vez.

—Estaré en Daegu encontrándome con mi pasado. Algo muy aburrido y pesado que no puedes compartir aun, además tienes ese examen la semana próxima. Que mi mierda personal no interfiera con el futuro de mi chica.

No sé si golpearlo por ser tan ciego o besarlo por ese gesto. En su lugar le acaricio el cabello hasta que mis manos se quedan sobre su nuca. No sé qué pensar así que digo lo primero que se viene a la cabeza.

—No te vayas, por favor.

Él no protesta esta vez. En su lugar me enmarca el rostro con sus manos y nos volvemos a besar. Cada caricia es una promesa y pronto termino sobre el cobertor de su cama. Ya no lleva la camisa y no puedo hacer más que abrazarlo mientras me besa el cuello y repite que me ama una y otra vez.

Arqueo la espalda para recibir el beso que deja en mi vientre y pronto no hay nada que quitar de ambas partes. Va a suceder y no puedo evitar estar nerviosa. Las posiciones se invierten y ahora me toca besarle el torso y un poco más allá cuando sus manos se hunden en mi pelo.

No tengo miedo ni remordimientos esta vez. Sea como sea ya admití que le pertenezco tanto como él me pertenece. Lo escucho gemir una versión estrangulada de mi nombre y nuestras pesadas respiraciones son los únicos sonidos de fondo.

Ahora vuelvo a estar debajo y él no tarda en devolverme ese anhelado beso. Pronto toco ese lugar al que suele llevarme cuando estoy entre sus brazos y entonces sucede. Cuando creía que no podía estar más alto, la estrella explota sobre nuestros cuerpos mientras nos fundimos en uno.

Nos miramos admirados de la velocidad con que laten nuestros corazones. Al unísono, como una verdadera plegaria llena de fuego, ambos decimos “te amo” y un beso es la excusa perfecta para terminar de explotar en medio del éxtasis.

Aún quedan fragmentos de fuego cuando vuelvo abrir los ojos. Él me está mirando en espera de alguna clase de respuesta. No puedo evitarlo y vuelvo a llorar, esta vez de alegría por haberlo encontrado, por hacerme sentir tantas cosas con esa mirada, por ser solo él y nadie más…

—Te amo—susurro contra su boca y él sonríe otra vez.

—Lo sé, pero no está mal que lo digas cuando lo volvamos hacer.

Enarco una ceja pues no entiendo a qué se refiere. No pasa mucho para descubrir que el traicionero beso que me está dando es la estrategia para sentarme sobre su regazo y empujarme hacia uno de los postes que sostienen el dosel de la cama.

—Yoon…—me callo de golpe cuando lo vuelco a sentir dentro de mí.

Oh Dios Mío, porque se siente tan bien así. Estoy de espaldas a él. Prácticamente abrazando el poste. Vuelve a suceder y echo la cabeza hacia atrás junto con otro gemido.

La mano sobre mi vientre describe un nuevo círculo hasta que me toca caprichosamente. Me aprieto contra su erección pero eso solo consigue que llegue más dentro de mí.

—Muévete para mí, nena y dime que me amas. Lo necesito.

Eso ha sido muy cruel, por no hablar de sexy pero obedezco. No deja de sostenerme mientras siento la lluvia de relámpagos otra vez. Mi cuerpo rodea el de él y pronto alcanzo la cima de mi país de nubes de azúcar.

Entonces recuerdo uno de los momentos de esta noche interminable, cuando Kook mencionó algo sobre su familia y ahora comprendo por qué quiere ir a Daegu. Cumplo mi promesa.

—Te amo, Min Yoon Gi, eres todo lo que quisiera y pudiera desear. La perfecta nota de imperfección que necesitaba y ni siquiera lo sabía. La pieza particular de mi rompecabezas, la partícula que necesitan mis fibras para seguir juntas. No lo dudes nunca, porque desde hace mucho te he entregado mi corazón.

Me separo solo para que me abrace nuevamente. La sonrisa que tiene en su rostro me pone a temblar. Nos besamos otra vez y mientras continúe ardiendo en mí un fragmento de él, sé que todo estará bien.




•INCO13PLETE •© MYG#1BSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora