Capítulo 40: Princesa de Media Noche

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4/7- Maratón

🐱

Sorbo por la nariz. Aún puedo revivir el momento en que Yoongi le pegó en medio de la cara. Me culpo tanto de haber entrado en la vida de ambos. Todo es un desastre y soy la única responsable. Moni da otra vuelta con el teléfono en la mano. Su gesto negativo con la cabeza termina de cerrar el nudo en mi garganta.

—Necesita espacio y no me arrepiento de haberle pegado. Tiene que crecer de una jodida vez.

No estoy del todo de acuerdo pero no lo contradigo. Si no fuera por sus brazos ya habría terminado de derrumbarme. Me escondo en el hueco de su cuello. Él continúa impartiendo un masaje en mi espalda a fin de que deje de llorar.

—Iré a buscarlo, le puede pasar algo—dice Hobi poniéndose en pie. Jin se encarga de que vuelva a ocupar la silla en la que estaba sentado.

—Llueve a cántaros, no voy a permitir que otro se pierda en esta tormenta.

—Vaya metáfora, pero Jin tiene razón. Jungkook ya no es un bebé—apunta Taehyung y hasta ese momento no había pensado en Mei ¿Se habrían visto ya?

—Sea como sea, nadie se puede enterar de este escándalo. Sí, Yoongi, deja de refunfuñar. Tenemos que hacer acto de presencia y en cuanto amaine la lluvia nos dividiremos para buscar a ese idiota.

Nadie replica la orden de Rap Monster y poco a poco la sala que ocupamos se va despejando. El líder es el último en salir. Miro a mi chico y descubro que la fachada de fortaleza comienza a resquebrajarse.

Ha estado aguantándose las lágrimas delante de los demás. Le peino el flequillo y me encuentro con esos ojos que ahora lucen casi negros.

—Soy un monstruo…no debí…

No dejo que termine y lo abrazo como si yo fuera un náufrago y él la última tabla del barco a la que asirme.

No te culpes, él único monstruo aquí soy yo.

Nos sostenemos mutuamente. Solo pido que nada más le pase a Jungkook. Por favor, no podría soportarlo.

***

Comienzo a preocuparme. Hace como media hora que Lena desapareció camino al escenario y no ha dado más señales de vida. No conozco a nadie y por lo visto Mei Lin también está perdida en la multitud enmascarada. Fue una pésima idea dejarme llevar por mis sueños de infancia.

Nunca seré más que Issabelle la que no encaja en ninguna parte. Piénsalo bien, mi mundo es un oscuro agujero en comparación con lo que él tiene aquí. Qué futuro podríamos tener más allá de una aventura. Nada, con el tiempo se avergonzaría de mí y yo no lo culpo.

El abismo entre nosotros es enorme.
Termino acercándome a la escultura de hielo que hay en medio del salón, tiene la forma de un cisne con las alas abiertas saliendo de un claro de Luna. Es tan hermosa como diferente. La pieza rutilante que no encaja, yo vengo siendo lo mismo pero al revés.

Decido mandarle un mensaje a mis chicas diciendo que me iré a casa. Mañana es sábado y me espera hacer la colada por no decir cuidar del diablillo de Miguel. Termino de teclear mi pobre excusa cuando él aparece.

Estoy rodeada de gente y ni siquiera el ruido de la música de fondo parece afectarme. Solo puedo verlo a él y la fantasía vuelve a difuminar mi realidad. No me ha encontrado y por la forma en que su mirada vaga por el salón pareciera estar en esa tarea.

Por fin la máscara blanca al estilo Fantasma de la Ópera se detiene sobre mí. El corazón me palpita descontrolado. No tarda mucho en llegar junto a mí y ofrecerme su brazo. Me siento parte de una de las novelas de Jane Austen.

Ninguno de los dos dice nada mientras avanzamos al fondo del improvisado salón. La lluvia cae sobre Seúl desde que llegamos, pero el espectáculo que se filtra contra los amplios ventanales de la sala es sobrecogedor.

Estratégicamente, aquí no hay tanto ruido y podemos escucharnos unos a otros. Ambas máscaras caen y descubro una arruga en su entrecejo.

—¿Qué anda mal? —no me contengo y le toco la mejilla con la palma de la mano para ganarme toda su atención. Él solo coloca sus hermosos dedos sobre los míos.

—Se suponía que esta noche no debía ser así…Todo se ha torcido y al final le hemos fallado a Jungkook. Me siento culpable.

Algo pesado también cae sobre mi pecho y tengo tantas ganas de abrazarlo y decirle que él no tiene la culpa de nada. Que era inevitable que algo como eso pasara. Pero no digo nada.

En su lugar, decido apartarme y mirar la ventana. No sé cuánto tiempo estoy así hasta que siento sus manos en mi cintura y su respiración contra mi nuca. Dios Mío, cómo puedo sentir este maremoto en mi cuerpo.

—Disculpa, bae, he arruinado nuestra noche. Te ves tan hermosa…

Un beso húmedo cubre mi cuello y no puedo evitar estremecerme. Su voz sigue endulzándome al oído.

—Eres la fantasía de cualquier hombre, mejor dicho, mi mejor y única fantasía. Déjame bailar con la princesa de media noche, aunque solo sea una vez…

Me arden las mejillas y se me ha cerrado la garganta. Debo tener los ojos vidriosos. Me doy la vuelta solo para quedar más presa de sus brazos.

—Aquí no hay música Nam—digo lo mejor que puedo, porque a fin de cuentas estoy a punto de llorar como una idiota. Él sonríe casi con condescendencia antes de aproximarse a mis labios.

—Nosotros tenemos nuestro propio ritmo. Solo déjate llevar…

Asiento tragándome las ganas de llorar. Él toma mi mano y comenzamos a girar. Mi sueño vuelve hacerse realidad mientras el murmullo de la lluvia y la gente nos sirve como pentagrama. Quizás sea cierto y no haga daño soñar.

***

Ella se ha quedado dormida sobre mi regazo. Diablos, qué demonios he hecho. No tenía que golpear al maknae. Quien se merecía un buen puñetazo era yo. Todo lo que él dijo era cierto, aun cuando tocó mi punto más débil, fui muy cruel, y lo sigo siendo.

La verdad es que tengo terror de volverlo a encontrar. Sus palabras no han dejado de martillear en mi cabeza.

«No eres nada, ni tu familia te apoya. Tu padre»…él no lo completó pero sé que iba a decir no te quiere. Supongo que no importa cuánto nos esforcemos por ocultar nuestro pasado, el muy gilipollas siempre aparece disfrazado del rostro que menos queremos defraudar, y los chicos, culpables sin razón en una historia que no les pertenecía.

No quise decirle todas esas cosas, solo me dejé llevar por el momento, pero sí me dolió la forma en que trató a todos, en que la trató a ella y dije la verdad. He pasado por mucho conmigo mismo, desde odiarme a esconderme de los demás.

He estado entre luces y sombras por más tiempo del que puedo contar, pero al final he salido adelante. Todos tienen una canción triste que entonar, la mía tiene de todo un poco.

Lo que no te mata te fortalece y en serio confío en ti Jeon Jungkook aunque me odies con toda tu alma como dijiste hace minutos. Seguiré siendo tu hyung, uno no muy bueno que digamos, pero sí con quien puedas contar, aun cuando no quieras perdonarme. Nadie manda en el corazón y el mío es del tipo masoquista y traicionero.

Tomo a mi mocosa en brazos. Esta noche sobrepasó todas mis expectativas. Ahora que lo pienso, admitió que me amaba en la situación más extraña que hasta ahora he vivido. Sonrío mientras alcanzo el elevador. Increíble, hasta cuando todo está torcido esta niña me hace sonreír aun sin saberlo.

—Yoon ¿Qué estás haciendo?

—Shh, sé buena y abre la puerta para nosotros.

Ella obedece sin soltarse de mi cuello. Después tendré un horroroso dolor de espalda por llevarla en brazos. Aunque no pese mucho no estoy acostumbrado, pero ya no me importa. Las puertas se abren finalmente y con un poco de suerte no hay nadie para estorbar. Ella balbucea algo antes de acomodarse en mi hombro.

—No te duermas mucho, que tengo las manos ocupadas—digo contra su pelo y solo asiente. Su perfumado aroma a canela logra calmarme y me recuesto de la fría pared.

Sí, tengo fe en que todo se arregle. Me encargaré de ello.




•INCO13PLETE •© MYG#1BSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora