Una historia en la cual Harry Potter tiene una hermana melliza, Dahlia. Al cumplir ambos once años reciben su carta de Hogwarts enterándose por primera vez sobre el mundo mágico y todo lo relacionado a lo que fue la vida de sus padres.
Dahlia Potter...
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CAPITULO 6: HOGWARTS
Dahlia no estaba cómoda de estar en el mismo compartimiento que aquél pelirrojo.
Su incomodidad aumentó cuando un niño abrió la puerta con un semblante preocupado.
— Hola ¿Vieron un sapo? Es que se me perdió el mío.— preguntó algo apenado de perder a su mascota.
— No ¿Dónde fue la última vez que lo viste? — preguntó Sophie algo preocupada de que la mascota de aquél niño no estuviera.
— Lo tenía hace un rato que lo volví a encontrar. Siempre se me pierde...— murmuró antes de mirar a un lado por el pasillo.
— Lo siento, si encontramos a tu sapo te lo haremos saber ¿Cómo te llamas? — preguntó Dahlia con algo de pena por el niño.
— Neville, mi nombre es Neville Longbottom. Iré a buscar mi sapo...— Se fue dejando la puerta mal cerrada.
— No sé por qué está triste, si yo hubiera traído un sapo también lo hubiera perdido hace rato. — habló Ron.
Ambas niñas lo miraron con el ceño fruncido.
— ¿Qué mascota trajiste tú? — alzó una ceja la pelirroja.
Las mejillas de Ron se tiñeron de un rojo intenso. — Yo tengo una rata, se llama Scabbers justo la tengo aquí conmigo.
Levantó su chaqueta y de ahí sacó una rata gris, peluda y para nada linda. En el rostro de Dahlia se formó una mueca de desagrado.
Sophie parecía amar a todos los animales menos a ese.
Esa cosa era fea.
Odiaba las ratas.
— Está dormida, siempre duerme. — Continuó Ron sin muchos ánimos mirando al animal.
Antes de que alguno de los niños pudiera decir algo copito saltó en dirección a la mascota del pelirrojo con intención de hacerle más que un cariñito a esa rata.
— ¡Copito no! — Gritaron las dos niñas intentando detener al animal.
— ¡Aleja a tu bola de pelos de mi rata!— gritó Ron intentando cuidar a su mascota con sus brazos.
Entonces el caos se desató.
Copito intentó quitarle la rata a Ron lo que hizo que sin querer la rata saliera volando y chocara contra la pared del tren. Al intentar detener a su gato, Dahlia recibió un rasguño en la mano antes de que su gato, de muy mal humor, escapara por el espacio que había dejado el niño que buscaba su sapo.
