Una historia en la cual Harry Potter tiene una hermana melliza, Dahlia. Al cumplir ambos once años reciben su carta de Hogwarts enterándose por primera vez sobre el mundo mágico y todo lo relacionado a lo que fue la vida de sus padres.
Dahlia Potter...
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CAPITULO 11: LA NIMBUS 2000
Dahlia apenas había podido dormir en la noche, aún con los recuerdos y la sensación de correr por los pasillos de la mano de Draco hacían que su corazón se acelerara sin razón alguna.
A lo mejor se debía al miedo a ser atrapados fuera de su sala común y la adrenalina de evitarlo.
Debía ser por eso.
— ¿A dónde vas? — murmuró Celine evitando soltar un bostezo mientras la miraba con un ojo abierto apenas.
Dahlia arrugó la nariz, no había sido su intención levantar a su amiga mientras se alistaba.
— Iré a la prueba para el equipo, sigue durmiendo, Cici. — murmuró Dahlia mientras tapaba a su amiga con las sábanas.
Celine se arropó sintiendo el calor envolverla y asintió moviendo su cabeza antes de volver a dormir.
Había guardado el abrigo de Malfoy, luego debía devolverlo y no pensaba usarlo otra vez sin su permiso como si fuera suyo.
Se abrazó a si misma mientras agradecía traer esta vez su propio abrigo en lugar de salir sin el, como la noche anterior. Llevó sus manos a sus labios para darles calor y sentarse frente a la chimenea que llenaba de un agradable calor el lugar.
— Buenos días, Dahlia. — Saludó Marcus llegando a su lado con una sonrisa de oreja a oreja. — ¿Lista para demostrar lo buena que eres con la escoba como escuché?
— Buen día, Marcus. No sé, supongo que tú mismo debes comprobar eso. — se levantó del sofá con algo de pereza.
Ambos salieron de su sala común en silencio y caminaron por los largos pasillos de la escuela, Marcus llevaba su escoba en la mano.
Cuando llegaron al campo de quidditch pudo notar el pasto húmedo debajo suyo, entrecerró sus ojos y tuvo que amarrar su cabello en una cola alta para que no le molestara en el rostro.
— Por ahora vas a practicar con la escoba de la clase de la profesora Hooch, no es tan rápida ni buena como otros tipos de escoba pero no tienes una por el momento. — hizo una mueca mientras le entregaba la escoba y él agarraba la suya. — Ya luego veo como hacemos con tu escoba si no conseguimos una.
Dahlia asintió tomando la escoba vieja en sus manos mientras la observaba.
— Espérame aquí, iré por algo y regreso. — le informó antes de irse corriendo.
