Una historia en la cual Harry Potter tiene una hermana melliza, Dahlia. Al cumplir ambos once años reciben su carta de Hogwarts enterándose por primera vez sobre el mundo mágico y todo lo relacionado a lo que fue la vida de sus padres.
Dahlia Potter...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPITULO 16: EL ESPEJO DE OESED
Harry no había podido dormir aquella noche de Navidad, algo daba vueltas en un rincón de su mente. Apenas se había metido a la cama, pudo pensar con libertad en ello: la capa invisible y quién se la había enviado.
Ron, repleto de pavo y sin nada que lo preocupara, se había quedado dormido en cuánto corrió las cortinas de su cama. Harry se inclinó a un lado de su cama y sacó la capa.
De su padre... aquello le había sido de su padre.
Dejó que la capa recorriera sus manos, más suave que la seda, ligero como el aire.
Tenía que probarla. Se deslizó fuera de la cama y se envolvió en la capa, miró hacia abajo y vio solo la luz de la luna y las sombras. Era una sensación curiosa.
"Utilízalo bien"
De pronto Harry se sintió despierto, todo el sueño y la pesadez había desaparecido como por arte de magia. Con aquella capa, todo Hogwarts estaba abierto para él.
Podía ir a cualquier lado con la capa, a cualquier lado y Filch no se enteraría.
Escuchó a Ron gruñir entre sueños y pensó si debía despertarlo, pero algo lo detuvo. Era la capa de su padre y sintió que aquella vez, siendo la primera, quería utilizarla solo.
Salió con cuidado del dormitorio, bajó las escaleras, cruzó la sala común y pasó por el agujero del retrato.
— ¿Quién está ahí? — chilló la dama gorda. Harry no dijo nada y caminó rápidamente por el pasillo.
¿A dónde iría? De pronto recordó la sección prohibida de la biblioteca.
Con el corazón palpitante se ajustó la capa y se dirigió hacia allí, iba a poder leer todo lo que quisiera para descubrir quién era Flamel.
Aquél que habían estado buscando todos estos días junto a Ron y Hermione.
La biblioteca estaba oscura y fantasmal. Encendió una lámpara para ver la fila de libros, la lámpara parecía flotar sola en el aire y hasta el mismo Harry, que sentía su brazo llevándola, tenía miedo.
La sección prohibida estaba justo al fondo de la biblioteca. Pasando con cuidado sobre la soga que separaban aquellos libros de los demás, Harry levantó la lámpara para leer los títulos.
No decían mucho, las letras doradas formaban palabras en lenguajes que él no conocía. Algunos no tenían títulos. Un libro tenía una mancha negra que parecía sangre.
