Una historia en la cual Harry Potter tiene una hermana melliza, Dahlia. Al cumplir ambos once años reciben su carta de Hogwarts enterándose por primera vez sobre el mundo mágico y todo lo relacionado a lo que fue la vida de sus padres.
Dahlia Potter...
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CAPITULO 10: EL DUELO DE MEDIANOCHE
Dahlia salió del salón en silencio mientras seguía al profesor Snape que estaba con semblante serio.
No estaba segura a dónde iban, pero lo más probable era que estuvieran camino a su dormitorio a que empacara sus cosas porque iba a expulsarla.
Su corazón le dolía, enojado ante aquella injusticia.
¿Ella recibía un castigo y su hermano un premio?
— Profesor.— habló mientras se detenía unos cuántos pasos más atrás que Snape. Por más que quería alcanzarlo no lo lograba, sus piernas eran más cortas y terminaba algo lejos.
El profesor Snape se giró a verla sin expresión alguna. Dahlia apretó sus manos en puños, clavando sus pequeñas uñas en las palmas de sus manos mientras tomaba valor.
— Si me va a expulsar solo dígame ahora. — soltó de repente.— Estoy segura que estará más que contento de que eso pase.— continuó sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos nublado su vista.
Dahlia pensaba que el profesor no soportaba a su hermano y suponía que era lo mismo con ella.
—Le prohíbo llorar en mi delante, señorita Potter.— dijo Snape parpadeando un par de veces sin saber que hacer al notar las lágrimas de la niña.
Lágrimas en aquellos ojos casi iguales a los que alguna vez lo miraron con alegría.
—¡Es que no es justo! — estalló la menor de los Potter.
Una mueca se formó en el rostro del profesor Snape mientras la niña lloraba de amargura por todo lo que le pasaba.
Su vida había cambiado y nada de eso le estaba gustando.
Lo único bueno eran los nuevos amigos que había conseguido, pero sin ellos su vida sería horrible.
—Cálmese... por favor. Hablaremos sobre eso en unos minutos. Solo le diré que si sigue llorando sí haré que la expulsen.— comentó tajante antes de girar para seguir caminando.
La diferencia fue que esta vez caminó más lento, dejando que la pelirroja caminara a su lado con la mirada en el suelo mientras contenía las lágrimas en sus ojos.
Entraron a la oficina del profesor Snape y con un movimiento de su varita se logró ver unas copas junto a jugo frío de calabaza.
— Supongo que debe tener sed.— dijo el profesor mientras le alcanzaba una copa con jugo que ella recibió pero no lo bebió.
