Una historia en la cual Harry Potter tiene una hermana melliza, Dahlia. Al cumplir ambos once años reciben su carta de Hogwarts enterándose por primera vez sobre el mundo mágico y todo lo relacionado a lo que fue la vida de sus padres.
Dahlia Potter...
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CAPITULO 62: LAS GARRAS DEL HIPÓGRIFO
Dahlia se despertó al día siguiente sintiéndose cansada. No había dormido bien luego de haberse quedado gran parte de la noche pensando en lo que había sucedido con Harry.
Por más que él se había disculpado y le había prometido cambiar a como era antes de entrar a Hogwarts, ella no podía creerle. Incluso solo había logrado enojarla más con aquella promesa al pensar que sería otra de sus mentiras.
No le creería a su hermano hasta que demostrara con hechos sus palabras, pero mientras eso sucedía, su enojo era muy grande. Estaba enojada por haberla dejado, por no cumplir su promesa que se habían hecho.
Y solo por eso, le haría sentir lo que ella había sentido durante sus dos años en Hogwarts en los que él no le había prestado la atención debida, así como había dejado que Ron le hablara como quisiera.
—Buenos días — saludó Celine con una pequeña sonrisa mientras salía del baño.
—Buenos días — respondió Dahlia en medio de un pequeño bostezo.
—¿Has visto a mi gato? — preguntó Celine con curiosidad buscando a su gato con la mirada.
Dahlia observó a su alrededor, pero solo vio a Copito durmiendo muy cómodo en los pies de su cama.
—Ni idea, a lo mejor está planeando como eliminarme — murmuró Dahlia alzando ambas cejas y Celine soltó una risita mientras sacaba su uniforme para alistarse para ir a las clases.
Cuando todas las chicas se despertaron y se alistaron, Dahlia se acercó a Celine para que le hiciera el nudo de la corbata. Era algo que no le salía del todo bien hasta el momento y prefería que su amiga lo hiciera por ella.
Aunque venía haciéndolo desde primer año, pero si Celine no se quejaba entonces Dahlia seguiría buscando a la rubia para que le hiciera el nudo de la corbata hasta que terminaran sus estudios.
Cuando bajaron las escaleras para encontrarse con los chicos en la sala común, los encontraron a todos con caras de sueño, mal humor y cansancio.
Al comienzo ninguna entendió que había sucedido hasta que vieron bajar a Antoine con una sonrisa enorme en su rostro y el cabello húmedo de recién bañarse.
—¿Siguen con esas caras? — preguntó Antoine frunciendo el ceño — No sean flojos, deben ejercitarse.
—Dibin ijircitirsi — murmuró Blaise mientras se levantaba del sofá con un puchero en dirección a Pansy — ¡Me hizo correr a las cuatro de la mañana!
Dahlia miró a todos sorprendida y notó como Crabbe lucía derrotado en uno de los sofás. Al parecer ni Theo había logrado salvarse porque tenía una cara de sueño tremenda.
