13. 𝚁𝚘𝚓𝚘

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𝙷𝚊𝚕𝚕𝚎𝚗

Dante pasa por mi casa alrededor de las nueve de la noche, ya que Jakie se ha presentado antes de tiempo. Al principio me quiso presionar a que eligiera ropa "no-nerd" para que no hiciera un "efecto pavo real", hasta que me puse firme y le dije que yo era un adulto para saber elegir mi propia ropa. Después de ello me preguntó si tenía algo de alcohol para ir un poco "a tono", por lo que le señalé la botella de Martini de mi nevera para que hiciera lo que quisiera con ella. No va a emborracharse, ya que ella quiere tener cierto grado de lucidez antes de caer en una montaña rusa.

Estuve a nada de caer en la tentación, pero me negué. No soy un buen bebedor y me sube enseguida, por lo que prefiero no encontrarme con Attom haciendo eses. Ya tengo bastante con sentir que mi cerebro está anestesiado para encontrarme con él, concentrarme en no cagarla hablando y mentalizarme de antemano por si recibo mi rechazo número trece.

Jakie dice que es el número de la buena suerte, pero yo no creo mucho en esas cosas.

Subo a la parte trasera del coche, ya que una alegre Jakie ha reclamado el delantera antes de darme un manotazo en el hombro para decidir parte del control de la radio del coche. Siendo honesto, dudo muchísimo que Dan le permita que ella acapare la música de la radio por una razón: ODIA que la gente toque sus cosas, incluso más más pequeñas, y le hagan sentir que no tiene el control de lo que le pertenece.

Mi hipótesis es que hubo algo en su pasado que lo volvió de ese modo, pero Dante tiene demasiados secretos y no siempre está dispuesto a compartirlos con los demás. 

Ya todos con el cinturón de seguridad, Dan termina saliendo de donde aparcó y hace un gesto con la cabeza para hablarme.

—¿Ya le contaste a nuestra Bella, la razón de por qué quieres tomar una gran rosa colorida?

Detesto que Dante suelte referencias de la cultura pop como si fueran chascarrillos pasados de moda, pero que al mismo tiempo desea que vuelvan.

Como es obvio, ella voltea para lanzarme una mirada de párpados caídos e inquisitiva. Obviamente no le he explicado las razones de por que hemos cambiado de plan.

—¡Sabía que había una razón! —exclama, como si fuera una detective que acaba de descubrir un misterio—. Y más que una rosa, será atrapar a la bestia. Porque... es una bestia y no un princeso, ¿verdad?

Tierra trágame.

—No sé, ¿qué es Hal?

—¿Cuál es su nombre? ¿Es Lander que se ha arrastrado a tus pies como un gusano? —dramatiza Jakie.

Sólo de pensar en Lander mi cuerpo se estremece en desagradado, ya que no me gusta la idea de toparme todavía con él. No estoy preparado para darle la cara.

—Jakie, lo de Lander ya ha pasado y no volverá a caer esa breva —le digo muy serio porque es la verdad—. Me reuniré con el tatuador sexy de la tienda en la que te tatuaste. De hecho, lo volvimos a ver cuando a Dan le dio una neura para perforarse y tatuarse, y por ello tenemos este plan.

—¡OH, DIOS MÍO, ERES UNA PERRA CON SUERTE!

—No seas tan exagerada, y tampoco des nada por sentado.

Sacude la cabeza varias veces.

—¡Calla, cabrón! ¡¿Cuándo pasó eso!? ¿Dónde estaba yo?

—En tu casa posiblemente, masturbándote con el Sr. Darcy o un clásico que estéis leyendo en tu clase —aporta Dan con una risita provocadora—. Eso, o siendo Miss Bibliotecaria en tu instagram para hablar de libros románticos y un poco guarros.

𝕸𝚊𝚛𝚌𝚊 (𝙸𝙼)𝓟𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora