𝙷𝚊𝚕𝚕𝚎𝚗
No esperaba que Attom me llevara al minigolf, pero estoy contento de que lo haya hecho. Había olvidado cuánto disfruto esto.
Cuando menciona la barbacoa, no hay forma de que vaya a decir que no después de horas de empujar una pelota con un putter. La cena pasa de forma borrosa porque todo en lo que puedo concentrarme es en la forma en que sigue frotando mi muslo debajo de la mesa y cómo su mano se posa con posesividad en mi rodilla cuando el camarero se acerca con la cuenta; casi como si él creyera que el aspecto bello del trabajador puede superar la del hombre tatuado que tengo a mi lado.
Una vez de regreso en su vehículo, me pregunta si quiero volver a su casa, y la palabra "no" no está en mi vocabulario en este momento. En su lugar, le respondo presionando un beso en su boca, y él responde con ferocidad. No quiero que se detenga, y sé que él siente lo mismo porque no podemos alejarnos de nuestro beso. Cada vez que me toca, mi pulso se dispara y el latido de mi corazón se convierte en un ruido de fondo ensordecedor.
Bajar de su furgoneta, apresurarse a subir las escaleras hasta su departamento, y cruzar la puerta con su boca devorando la mía, es algo que pasa extremadamente rápido. Puedo percibir sus manos agarrarme del trasero con la fuerza de su dedos, y aunque la tela protege mi piel, tengo la sensación de que prácticamente estoy ardiendo y él no apaga la llama aunque sus manos estén frías. Me tocan, me acarician; recorren parte de la piel en aduras pena el borde de la prenda superior.
Siendo honesto, quiero sentirlo en todas partes.
Su boca se presiona más contra la mía, intensificando su beso, y los dedos de él se arrastran contra miel piel hacia bajo, del mismo modo que lo haría una serpiente en la arena, rozando perezosamente el agujero que me arranca un gemido.
Siento que me derrito, y mi piel no es mía, sino suya. Siento que, en esto momento, quiero pertenecerle, que esta marca que parecía imperfecta entre todos los ángulos, quizás no lo sea tanto y la perfección se halle en los pedacitos más deficientes.
Se traga cada gemido intentando escapar de mi boca, su respiración entrecortada se mezcla con la mía en un torbellino de deseo contenido. Sus labios, cálidos y hambrientos, se mueven hacia mi oído, enviando escalofríos de anticipación por mi espalda.
—Esto sería mucho mejor sin tu ropa interior —susurra con voz ronca, su aliento acariciando mi piel con cada palabra—. Quiero probarte, pero tendremos mucho tiempo para eso más tarde.
Sus palabras hacen que mi cuerpo se tense de anticipación. Nos dirigimos al sofá, y mientras me sube a su regazo, mi erección se presiona contra la suya, una danza ardiente de deseo compartido. Sus manos, firmes en mis caderas, guían mi cuerpo en un movimiento sensual contra el suyo. Mi ropa interior se frota con urgencia contra sus vaqueros en cuanto me baja los míos justo antes de caer al sofá y no puedo evitar estar de acuerdo en que estaríamos mucho mejor si ambos estuviéramos desnudos.
Mi cuerpo sigue sincronizado con el suyo, una danza de pasión sin restricciones mientras nos consumimos el uno al otro. Sus manos expertas, deslizándose con determinación por la cintura de mi ropa interior, se aventuran audaces entre mis nalgas, acariciando los contornos de mi deseo. La intensidad del contacto me hace gemir su nombre, y él responde con un apretón firme que me atrae aún más hacia él, empujando y arrastrando su lengua contra la mía para exponer así el deseo de tomarme en todas sus formas.
A duras penas tomamos más de cinco minutos cuando, sin avisar y conmigo todavía entre sus brazos, me levanta del sofá. Lo hace con poco esfuerzo, como si no pesara nada, y durante el trayecto no deja que nuestros labios se separen; lo cual es sorprendente que no se choque en nada conforme me lleva hacia su habitación. Nada más mi cuerpo se extiende sobre el colchón, muchos sentimientos se agolpan en mi estómago.
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𝕸𝚊𝚛𝚌𝚊 (𝙸𝙼)𝓟𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚊
Non-Fiction[LIBRO 1] Hallen es un profesor de ciencias en la secundaria, el cual intenta que su vida intente ser lo más correcta posible, y sin embargo parece que nunca encuentra el marcaje perfecto para que todo cobre sentido. Tanto su vida como él son un des...