𝕸𝚊𝚛𝚌𝚊 (𝙸𝙼)𝓟𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚊

33. Crea la primera marca de muchas

𝙷𝚊𝚕𝚕𝚎𝚗

Nunca pensé que un vibrador pudiera usarse de todas esas maneras en las que Attom me terminó enseñando por la noche, dejándome al borde del colapso mental; aunque, por supuesto, él no me lo permitió sino que no dejaba de tirar de mi mente para que no abandonara el plano y me perdiera en el cosmos de mi cabeza. Supongo que fue su manera de decirme que, si no podíamos follar pegados piel con piel, entonces él haría cualquier cosa para dejar una buena marca entre mis memorias para no olvidarlo en muchísimo tiempo.

Ahora por la mañana, estar entre sus brazos después de que él fue bastante suave según sus palabras, además de limpio porque la ducha fue súper relajante para nosotros dos, sólo acrecienta la pequeña sonrisa que inicia al despertar por saber que hoy es la primera vez que no despierto solo. Se siente bien estar envuelto en la calidez y el aroma de Attom, siendo almizclado y algo intenso, pero no desagradable. ¿Es así como huele un hombre al despertar? ¿Es esto lo que sienten los amantes de las novelas románticas? 

Volteo mi cuerpo para enterrar mi rostro en su pecho, mientras su cara se camufla entre mis cabellos rojizos. La luz de la mañana me resulta demasiado brillante cuando entra por la ventana, y tener a Attom totalmente desnudo en mi cama es algo que vale la pena observar cuando las franjas lumínicas iluminan varios tatuajes al azar. Los hace parecer especiales, brillante y obras de artes bendecidas por alguna entidad cósmica.

Todo en él es arte. 

En cuanto suspiro, la erección matutina que pasa a muchísimos hombres hace acto de presencia pegándose a mi estómago, por lo que me deslizo hacia bajo perezosamente para así deslizarla hasta mi boca. Siendo sinceros, nunca he despertado a nadie con una mamada, y he escuchado que a muchos hombres les encanta si se lo hace la persona correcta, por lo que necesitaremos tocar este tema para saber qué otras cosas le gustan y cuales son un "no, no, no". La punta oscura la lamo con delicadeza, mezclando la saliva con un ligero rastro de líquido preseminal salado, entrando y saliendo con lentitud para que el cuerpo de él me advierta que Attom se acaba de despertar. Lo sé cuando sus piernas se abren un poco más, dejándome más espacio, y sus manos se aferran a mis cabellos con un tacto algo dominante pero sin ser rudo; el movimiento de mi cabeza, guiado por sus manos, está acompañado de "Rojo" entre gemidos adormecidos que le hacen ver condenadamente sexy desde donde estoy. 

No hay corrida por mamada, pues aunque él sabe tan bien cuando lo tengo en mi boca, parece que él quiere que me lo cama por otras partes de su cuerpo.

El agarre se transforma en caricia, y mi cabeza sale de entre sus piernas algo tensas por el festival breve de ahí abajo. Todo su cabello oscuro está revuelto, los ojos le brillan tanto como lo harían las piedras preciosas bajo el sol y su lengua humedece los labios que se ha estado mordido por un corto tiempo.

—Buenos días, lobo feroz —bromea él, sonriendo con un deje bobo.

—¿No se supone que yo soy el caperuzo rojo?

—Eso es porque me comes mucho mejor que cualquier caperuzo de la literatura gay.

Rio sin poderlo evitar, ascendiendo lentamente para quedarme sobre su cuerpo, teniendo los rostros lo bastante cerca para que no nos perdamos ningún detalle. Y más yo, que sin gafas ando un poco ciego y no veo bien de lejos.

—Entonces... ¿quieres crear la primera marca de muchas en mi piel? —pregunto, dejándolo interesado con lo que acabo de ofrecerle—. Por ejemplo... ¿qué me dirías si te digo que, dada nuestra situación, me siento preparado para que podamos follar como toca?

Sus cejar marrones se arquean.

—¿E-enserio? —Balbucea, todavía sorprendido—. No te sientas obligado a hacerlo si en realidad si no te sientes preparado, porque me estoy acostumbrado un poco a este tipo de juegos.