34. Cuando te enamoras de una estrella

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𝙰𝚝𝚝𝚘𝚖

La película que elegí no consigue centrarme lo suficiente para que mi mano deje de acariciar la aterciopelada piel de la cadera de Hallen, trazando círculos perezosos con el filo de las uñas de un modo vago y poco centrado. Está apretado contra mí en el sofá, con mi cuerpo desnudo contra su calzoncillo, en lo que ambos absorbemos la caliente y placentera sensación de estar en una postura tan íntima. Ni siquiera he tardado en ponerme duro contra él, aunque no parece que le importe, lo cual me sorprende. 

Y como le pasa a mí, a él tampoco parece que le gusta la película. La sinopsis fue engañosa. Es por ello que se ha puesto a hablar desde hace un rato, dejándome que esconda mi nariz entre sus cabellos rojizos, pueda tocarlo a mi gusto, y demostrarle que mi cuerpo reacciona a él de inmediato porque el sexo de nuestra primera vez fue mejor de lo que pensaba. Me encanta sentirme cómodo, el cómo se siente él conmigo y lo a gusto que estamos no haciendo algo importante. 

Las palabras de él fluyen, a veces deteniéndose para tragar saliva, aunque su tono es más ligero en lo que sus sonrisa florece cuando lo aprieto contra mi polla.

—¿Estás escuchándome, Attom? —pregunta—. Porque creo que tu bonita polla te está descentrado.

Sonrío de inmediato.

—Soy bueno con la multitarea, Rojo —le aseguro, lo cual no es mentira—. Puedo repetirte ahora mismo todo lo que me has dicho, mientras me dejas disfrutar de tu cuerpo... —le digo la segunda parte en su oído, en medio de un susurro confidente, mientras mis manos rodean su cadera al igual que un cerrojo.

—Puede que tú lo seas, pero yo no puedo hacer lo mismo ni aunque me esfuerce —espeta con un mohín un poco ridículo, aunque eso le haga ver lindo—. Entre que estás desnudo, tu polla no deja de vibrar en mi trasero, y su boca no deja de lanzar a liento en tu cuello... pierdo parte de mis pensamientos. Contrólate, perro salido.

—¡Qué ofendido me siento! —exclamo en un tono exagerado y falsamente ofendido—. ¡Con lo que me has gemido en la cama, y ahora te haces el difícil! ¿Quieres que te castigue con cosquillas?

Él voltea para para verme con una ceja arqueada.

—No tengo cosquillas.

—Te apuesto cinco besos y una mordida en el culo a que sí las tienes.

—Te digo que no —insiste.

Tan pronto como se queja, mis dedos se mueven hacia la parte baja de sus costillas y él revienta entre carcajadas descontroladas conforme su cuerpo se contornea contra mi cuerpo. Escucharle reírse me anima mucho, sobre todo porque a veces parece un tipo demasiado serio cuando está haciendo algo que se aleja del ocio, aunque confieso que eso de que me frote el culo contra mi polla lo hace todo más placentero que alegre... siendo honesto.

—¡Attom! ¡Basta o me dejarás sin aire!

Intenta escaparse un par de veces, en vano, y no es hasta que le meto las manos dentro de la ropa interior para tocarlo, mientras me aprieto contra su culo redondo, para trasformar la risas frenéticas en una secuencia de jadeos y palabras breves. Hallen es ardiente como el sol, fugaz como una lluvia de estrellas, y atrayente como lo sería un agujero negro. Su voz droga mi cerebro del mismo modo que lo hace su risa, aunque su gemidos sólo consiguen que mi boca busque de inmediato sus labios para absorbe su oxígeno. Estoy caliente y él es muy cooperativo, lo cual lo hace perfecto para mí.

Tocarlo se siente demasiado bien, y probarlo más todavía. Es imposible que pueda soportar estar tan cerca de su boca y no conquistarla, al igual que acariciar cara parte de su cuerpo y trazar constelaciones inventadas entre sus cientas de pequeñas pecas repartidas por todo su ser, dándoles un nombre privado sólo en mi mente. Por su puesto que, entre el beso y mis manos, además de restregarme por detrás, su polla se está volviendo a poner dura; es ahí cuando sólo uso una de mis manos, y la otra se abre paso entre sus piernas para que su agujero vuelva a abrirse un poco. Desde que se la saqué en la cama, y me corrí, supe que no tardará nada en volver a estar listo para él.

𝕸𝚊𝚛𝚌𝚊 (𝙸𝙼)𝓟𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora