𝙷𝚊𝚕𝚕𝚎𝚗
La última frase que me suelta es:
―Ya estamos aquí, así que ten cuidado al bajar.
Suena tan frío y distante, como si de repente sintiera repulsión por mí. Ni siquiera se ha dignado a dirigirme una mirada durante todo el viaje, y tampoco ha ofrecido ninguna explicación. Peor aún, escuchar esa frase tan condescendiente en lugar de una despedida adecuada. No estoy esperando un beso en la boca y un paseo hasta la puerta, pero al menos un amable: "Me lo pasé genial, Rojo. Buenas noches, y espero repetir en otro momento" sería lo mínimo que esperaría.
Pero no, eso no sucede, sino que me suelta esa mierda.
¿Cuál es su puto problema? ¿Cómo hemos pasado de él a satisfacerme tanto física como emocionalmente, proporcionándome un placer inolvidable, a prácticamente deshacerse de mí en su coche como si fuera un desconocido cualquiera? Mi parte más emocional está a punto de soltarle un torrente de insultos y desprecio, pero mi lado racional me insta a mantener la boca cerrada. Expresarme quizás le daría una excusa para justificar su comportamiento y volverse aún más desconsiderado al despedirme.
¿Qué ha ocurrido realmente para pasar de un estado de pasión ardiente a un distante desapego? Cada detalle, desde la canasta con la manta hasta la noche estrellada y aquel momento de pasión, parecía genuino en todos los sentidos. De hecho, cualquiera diría que lo extrajo de las páginas de una novela romántica en línea. Pero aquí estoy, enfrentando una realidad que no se parece en nada a esas historias de ensueño. Después de todo, las citas románticas en las novelas no terminan como lo que estoy experimentando ahora, y eso se debe a que lo que sucede en las páginas escritas no siempre se traduce en la vida real. Supongo que, en última instancia, la química que sentí quizás también es ficticia, o tal vez solo me permití creer en algo que no era real.
Abro la puerta, tratando de controlar mi frustración... pero no me sale demasiado bien, ya que cierro la puerta de golpe y me alejo de la furgoneta. Si corro, seguramente me veré patético, y si me giro pareceré un tanto desesperado.
La furia corre por mis venas justo en el momento que cierro la puerta de la entrada de mi edificio. El camino que hago hasta mi planta está plagada de pisotones molesto, un ceño fruncido y un dolor en el pecho que me hace sentir abochornado. Creo que incluso un vecino ha gritado algo, pero no lo he escuchado, ya que directamente me he ido hasta mi casa y la ropa me la he quitado justo en la entrada. Paso de ducharme ahora mismo.
El enfado que usé como combustible para subir las escaleras comienza a bajar, cambiándolo por una sensación pesada de decepción. Así que voy directo hacia mi habitación, quedándome únicamente en ropa interior para ingresar directamente debajo de las sábanas con la cabeza hecha un lío.
Al principio me mantengo en el pensamiento de que a lo mejor él estará esperando el momento para mandarme algo, algún tipo de explicación sobre lo que ocurrió anoche. Espero por diez minutos, sin siquiera conectarse en todo ese rato, por lo que me llamo imbécil la esperar una disculpa como mínimo. ¿Se asustó por que dijo que yo le gustaba? ¿Quizá esperaba que no fuera algo recíproco? No, eso es estúpido. Si no me gustara, para empezar, no había aceptado la cita ni hubiera permitido que las cosas entre nosotros hubieran alcanzado ese nivel de proximidad.
Hal, basta. Deja de pensar en ello. No es la primera vez que te hacen esta mierda.
Expreso una maldición, me doy la vuelto en la cama, y siento que dejo de pensar en él en aproximadamente una hora después.
Para cuando despierto al día siguiente, la luz que entra en mi ventana se vuelve molesta, por lo que uso el brazo como un escudo para proteger mis ojos. La noche que terminó todo fatal ha terminado, pero no me siento mejor.

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𝕸𝚊𝚛𝚌𝚊 (𝙸𝙼)𝓟𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚊
Non-Fiction[LIBRO 1] Hallen es un profesor de ciencias en la secundaria, el cual intenta que su vida intente ser lo más correcta posible, y sin embargo parece que nunca encuentra el marcaje perfecto para que todo cobre sentido. Tanto su vida como él son un des...