𝕸𝚊𝚛𝚌𝚊 (𝙸𝙼)𝓟𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚊

20. Érase una fiesta

𝙰𝚝𝚝𝚘𝚖

Durante toda la semana, Rojo ha ocupado un lugar destacado en mis pensamientos. A menudo, me resulta difícil deshacerme del recuerdo de cómo me miró la última vez en mi coche antes de dar el portazo. Una parte de mí anhela enderezar las cosas y contactarlo, pero otra parte de mí lucha con lo que creo que es mi propio orgullo. Si alguien pudiera romper estas barreras, sería alguien como él, y eso es lo que más me preocupa.

Grizzley me llama y me pregunta si quiero acompañarlo a una fiesta esta noche. Honestamente, no me apetece salir en este momento, pero dado que es viernes, podría beneficiarme de alguna distracción de última hora. No estoy seguro de cómo puedo anclarme, para así dejar de volverme tan errático en mis distracciones: ¿Lo quiero en mi vida o lo quiero fuera? No lo sé.

Termino de ayudar a Mosbie a cerrar la tienda y me dirijo a la dirección que me envió Grizz. No tengo intención de beber esta noche, y debo mantenerme sobrio en caso de que Grzz y Zack se embriaguen demasiado para conducir de regreso a casa. Eso sería lo más normal en ellos, cuando nada ni nadie está rondando en sus cabezas y creen que cualquier noche aleatoria se le terminará acabando; en cierto modo eso es un pensamiento algo cínico, pero no hablará demasiado sobre ello. 

En cuanto llego, estaciono en la calle frente a una casa de ladrillo blanco y gris aperlado, decorada con globos de colores azul y blanco, ondeando en el buzón de la entrada. Por mucho que intente pensar si he venido aquí en otro momento, la respuesta es no, lo que significa que probablemente es alguien con el que no pasamos el tiempo necesario para recordarlo o es alguien de última hora. 

Entro, y todas las personas con las que me cruzo no me resultan familiares. Siendo honesto, esto se asemeja mucho a un ambiente propio de una fraternidad universitaria, en lugar de un entorno muy parecido al del bar de mi hermano. Me detengo un momento y observo algo increíble e icónico: ¿Desde cuándo es normal hallar en una fiesta de este estilo strippers bailando en el vestíbulo, y provocando a todos para que les presten atención? 

Creo que es mejor que dé la vuelta y m quede afuera, ya que a lo mejor me he equivocado de lugar.

Giro, y por desgracia mi hermano grita mi nombre desde lejos. Reconozco a la persona frente a la que está parado, diciéndome inmediatamente con una mirada enfadada que debería de marcharme inmediatamente de esta fiesta por algo que he hecho. No huyo. A medida que me acerco, Dante intenta esconderse en una sonrisa atrevida para cazar a mi hermano, aprovechando que su rostro es angelical y anguloso; pero nada más estar yo demasiado cerca, el tipo se enseria de golpe.

―Parece que tienes los huevos y el descaro de venir aquí, a sabiendas de lo que eso significa, Attom.

Yo me mantengo estoico y quieto, permitiendo que este chiquillo se dirija directamente hacia a mí me me plante cara. Tanto física como metafóricamente. Lo tengo a escasos centímetros del rostro, observando su mirada enfadada, lo que significa que a lo mejor Rojo le ha dicho la cagada de la otra vez.

―No pensé que la fiesta tuviera que ver contigo, Dan.

―¿Y quién te ha invitado? ―exige saber.

Grizz, sabiendo que aunque mi tolerancia y paciencia es alta, soy capaz de dar un tortazo si se pasan de la raya, se mete en medio para separarnos y evitar empeorarla situación.

―Yo lo invité ―responde él―. Jackie le dijo a Zack que trajera a algunos amigos, por lo que él me invitó a mí y yo pensé que Attom necesitaría despejarse un poco también. Es mi hermano, velo por su bienestar también, Dan.

Dan parece menos enfadado, aunque conserva una gesto molesto en la cara conforme acepta el vaso de uno de las strippers que están de descanso.

―No lo quiero en mi casa, y tampoco en mi fiesta de cumpleaños ―gruñe él de mala gana―. Ha sido un completo gilipollas que no merece disfrutar de MI fiesta.