9. 𝙶𝚘𝚕𝚙𝚎 𝙸𝚗𝚘𝚙𝚘𝚛𝚝𝚞𝚗𝚘

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𝙷𝚊𝚕𝚕𝚎𝚗

Aunque él intente hacer un comentario divertido a cerca de esta manera de encontrarnos, la verdad es que no hace falta que insinúe que esto es culpa mía. Ser torpe y olvidadizo, a mi edad, es totalmente ridículo, y doy gracias de que no pueda perder mi propia cabeza porque la tengo pegada a mis hombros gracias al cuello. Quizás, incluso, pensará que soy un completo idiota que no es lo bastante responsable con sus propias cosas.

¿Se puede ser más patético que yo?

Meto mi teléfono en el bolsillo y le ofrezco mi mano, con intenciones de despedirme antes de que cometa alguna estupidez o hable puros temas que seguro a él ni le interesan. Además, Dante ya le ha dado un pitido al claxon de mi coche, posiblemente recordándome que él sigue ahí dentro.

—Eh... bu-bueno... gracias de nuevo por devolverme el móvil —me fuerzo a darle una sonrisa incómoda. No quiero que piense que lo hago a propósito—. De-debería volver al coche, ya que esta noche yo y mi amigo tenemos una sesión de cine.

¿Por qué has dicho eso? ¿Qué coño le importa a él lo que vayas a hacer con Dante, si no sabe nada de vosotros? ¿Cómo puedes ser tan estúpido?

Cuanto más lo veo, más nervioso me pone. Hay algo en él que lo hace caótico y adictivo pese a parecer hermético bajo una falsa apariencia de cercanía, aunque no considero que sea puramente asocial. Los chicos guapos como él deben de estar rodeado de personas constantemente. 

Él mira mi mano y arquea una ceja, pero antes de tomarla un auto-reflejo me obliga a llevar dicha mano a mi propio antebrazo como un mecanismo de defensa inconsciente. Le hace gracia, ya que su sonrisa se amplía un poco hasta soltar una risa baja.

Genial, ahora creerá que soy un rarito...

—Tómalo con calma.

Eso es lo que dice, pero yo tomo una ligera respiración y suelto mi mano para dejarla al lado de mi cadera. Darle la mano a alguien no puede ser tan complicado, y dudo que pueda empeorar al beso que intenté darle a Lander tiempo atrás. Claro que estoy alargando esto demasiado y no sé si debería de darme prisa o, simplemente, darme la vuelta y despedirme verbalmente para no cagarla.

Justo en el momento que acepto hacer el intento de darle la mano por segunda vez, Dante le da le nuevo a la bocina de mi coche que emite un "piii" que me asusta. Pero espera, porque esto puede empeorar, pues al mismo tiempo que él lo presiona y yo me asusto, Attom avanza hasta que ocurre un evento catastrófico... darle un manotazo justo en las pelotas, y no estoy seguro si tiene la polla dura o le golpeado a las llaves.

Me siento tan mortificado que mi cara se pone roja de inmediato, en lo que él retrocede por mera supervivencia masculina y yo también mientras me llamo imbécil.

—¡Lo... lo siento mucho!

—Creo que... es mejor omitir los apretones de mano —sonríe como mejor puede con una de sus muecas, aunque en esta ocasión hay cierto deje de dolor y tensión en su cara—. No me gustaría que me causarás lesiones graves en una zona tan importante para mí.

¿Cómo he podido superarme a mí mismo, después de cagarla con Lander de una manera cuasi irrealista? ¿Qué posibilidades había de subir la apuesta? ¡¿Y justo a un chico que me resulta demasiado ardiente!? ¿Por qué soy tan desgraciado?

Con mis mejillas ardiendo todavía, me llevo una mano a la cara para cubrirme parte de ella, e intento lanzar un pesado suspiro que me termina empañando las gafas. No tengo el valor de verlo a la cara ahora, seguramente mirándome con una mezcla de lástima y molestia, ya que encontrar a alguien tan torpe como yo sólo te dan ganas de mantenerte alejado.

𝕸𝚊𝚛𝚌𝚊 (𝙸𝙼)𝓟𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora