14. Un lascivo deseo nocturno

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𝙰𝚝𝚝𝚘𝚖

Es oficial: Hallen está tan borracho que ni siquiera puede sentarse en el taburete, sin tropezar o tirar algo durante el intento. 

Lo he atrapado un par de veces. No es que me importe tener una excusa para tocarlo, pero el barman ya me estuvo dando advertencias visuales para que nos alejáramos de la barra o el tipo terminaría bastante perjudicado. Irónico, porque sólo se ha bebido cuatro cócteles de tequila, y no tan de seguido como suelen hacer algunos. 

Después de haberse tomado su último, le sugiero a Hallen que demos un paseo para que le dé el aire y le baje un poco el alcohol, pero el tímido y torpe pelirrojo me pilla con la guardia baja cuando me toma de la barba en un agarre torpe y me susurra:

―Ten cuidado, lobo feroz... ―lo inicia en un tono lento y con aliento caliente―... este caperuzo rojo está hambriento, y puedo pasarte la lengua por todos tus tatuajes hasta saborear esa polla que lleva rato dura en tus pantalones.

J-O-D-E-R. 

Quiero que haga todas esas cosas, e incluso muchas otras más, pero no será esta noche. No con ese fuerte color a alcohol, palabras arrastradas y un pensamiento que no es del todo racional. Si voy a llevar a este hombre algún día a mi cama, quiero que esté completamente sobrio.

En lo que nos acercamos al grupo, me muevo hasta el grupo de mis amigos, pero obviamente todos están demasiado ocupados y dudo que me vayan a escuchar. Dante al percatarse hace una señal con la mano, diciéndome algo como "te lo encargo, pero si la cagas te voy a patear las pelotas".

Envuelvo el brazo alrededor de él, y el contacto con el pelirrojo se siente demasiado bien. Su olor, cuando se inclina hacia mí, entra por mi nariz y crea relámpagos por todo mi cuerpos hasta que mi polla me provoca una punzada por castigo. Me tienda a que entierra mi rostro en su cabello, respire entre los mechones, y mis manos contorneen el cuerpo menudo del chico.

Estos pensamientos me hacen tener miedo conmigo mismo. Eso no es lo que piensa un tipo que sólo quiere echar un polvo, sino el que busca algo un poco más "calmado". ¿Cuándo un polvo conmigo ha sido tan relajado y cursi?

Sacudo la cabeza y finalmente conseguimos salir hacia fuera. El aire fresco nos golpea en la cara, lo que me hace tomar una buena bocanada de aire que aleje todos los olores que tuve que tragarme ahí dentro. Hoy el club, como es obvio, está abarrotado de personas y no me ha gustado una mierda que cambiaran la música house bailable, a un terrible rap francés que me llenaba los oídos de mierda ruidosa.

Hallen se mueve como un cervatillo al que le cuesta caminar. En su lugar, da unos pocos tumbos torpes hacia delante, y después gira para mirarme y suelte una típica sonrisa enorme de borracho. Doy un par de pasos y él  pierde el equilibrio, en lo que yo me doy prisa y lo tomo del brazo para pegarlo contra mi cuerpo, en lo que él clava su nariz en mi cuello para inhalar los restos que quedaran de mi colonia mezclada con el sudor.

¿Sentirá que estoy duro como una piedra?

¿Le asustará el tamaño? No es que la tenga gigante como un actor porno, pero puedo hacer daño si no la meto con cuidado.

¿Qué clase de chicos habrán estado con él para que me halla soltado esa provocación dentro, al oído, como si en el fondo tuviera la necesidad de que yo fuera especial?

―No sabía yo que un lobo sexy como tú olería también... ¿También sabrás de la misma manera? ―Y sin esperármelo, pasa la lengua por una pequeña área del cuello, provocando que mi piel pase de estar caliente a arder como un volcán. E incluso mi polla se tuerce entre mis piernas, queriendo salir para sentir el músculo húmedo de su boca.

𝕸𝚊𝚛𝚌𝚊 (𝙸𝙼)𝓟𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora